Capítulo 6: Corazón en alquiler

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Hace mucho tiempo, escuché la historia de un hombre que sufría de Alzheimer. Este señor, de unos 70 años, durante el día no podía recordar nada ni a nadie, debía ser auxiliado para todo, incluso, ir al baño. Dicha historia cuenta que, durante las noches, el inocente anciano, era capaz de narrar hechos de su pasado, en los que recordaba sin ningún tipo de problema a su hija y su difunta esposa. Recordaba su boda, momentos icónicos con su familia, incluso, era capaz de narrar conversaciones del pasado; todo esto y mucho más, lo hacía mientras dormía. Una noche, mientras su hija cuidaba de él, comenzó a llamarla. Ella, con mucha fe, respondió "papi, aquí estoy, ¿puedes recordarme?", en lo que el señor, con esfuerzo para hablar por la medicación que tomaba para poder conciliar el sueño, dijo "jamás podría olvidarte" antes de entrar en un estado de profundo sueño, hasta el siguiente día. Aunque esto no volvió a ocurrir, la hija guardo ese recuerdo como un tesoro, hasta el día que sus ojos no vieron de nuevo la luz y que ahora podría recordar en silencio, como su padre. Ojalá, al yo cerrar los ojos cada noche, pudiera tener cálidos recuerdos.

Mi corazón se detuvo por un par de segundos, ¿había escuchado una voz femenina?, sentía mi cuerpo pesado y no tenía el valor de levantar la mirada para ver quién era que llamaba. No parpadeaba, deje mi cuerpo estático para tener la mayor concentración posible y para escuchar y reconocer de nuevo quien llamaba, si llegase a ocurrir. Pasado unos segundos, sentí como agarraron mi brazo derecho, y con gran fuerza, manipularon mi cuerpo para que éste diera un giro de ciento ochenta grados. Entonces, pude ver el rostro de aquella persona que llamaba, era Noah.

—Michael, amigo... —Noah agitó suavemente de los hombros, mi cuerpo—. ¿Qué ocurre?

Rápidamente, volví en sí.

—Estoy bien —respondí, con la voz un poco quebrada—, tuve un ataque de ansiedad.

—Pero... ¿Por qué? —preguntó Noah, extrañado—. Hace mucho no tenías uno.

—No lo sé, pero necesito calmarme.

—Amigo... —Noah, inmediatamente me abrazó, él sabía siempre lo que necesitaba—. No te preocupes, todo estará bien. Estoy aquí y no me iré.

Un poco más calmado, también lo abracé, el vínculo de amistad que ambos tenemos es tan fuerte, que solo me basta con leer sus expresiones corporales, para saber que sus intenciones son totalmente sinceras. Nunca he necesitado de sus palabras, no sé qué haría sin él.

—Gracias amigo, me siento mucho mejor gracias a ti. —Entonces, nos dejamos de abrazar.

—Ya va siendo hora de que te prepares, pronto subirás de nuevo al escenario —dijo Noah.

—De hecho, es momento que lo haga —Añadió una voz que se escuchaba en la puerta del baño, era Louis—. Comenzabas la ronda final, pero como no apareciste, decidieron dejar tu participación para el final.

—Muchas gracias, Louis. —Sin pensarlo dos veces, Louis, Noah y yo, corrimos directo al escenario.

Pasados unos minutos, la actuación de la pareja finalista terminó. Mientras Los calificaban los jurados, observaba en el público a Jessie y Gianela, quien parecía estar mucho más calmada, también observé a Amit, quien se encontraba entrevistando a una joven chica. Segundos después, fui llamado al escenario, y Louis llamó mi atención tocando mi hombro izquierdo antes de proceder a subir.

—Oye Michael, será mejor que ganes.

—Lo haré, no te preocupes —dije, estando muy confiado y decidido a ganar, mientras me alejaba.

—Mucha suerte, amigo —Gritó Noah.

Al subir al escenario y ver a todo el público, pude sentir la vibra de ánimos que todos expelían en cada grito de apoyo. Comenzó la rutina de baile, había dejado mi mejor actuación para el final, en la que los pasos de baile requerían mucho esfuerzo y equilibrio. Todo iba perfecto, el silencio del publico me transmitía mucha seguridad, tenía cautivado a todos, no necesitaba mucho esfuerzo para poner atención a la música gracias a eso. Finalice la rutina con una pose de fotografía, mirando fijamente al jurado, leyendo sus rostros, viendo como los había dejado impresionados. Momento después, los aplausos invadieron el lugar, los silbidos y gritos, que eran poco, destacaban. Al finalizar mí calificación, bajé del escenario y me reuní de nuevo con Noah y Louis.

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