Capítulo 2: un corazón que quiere amar

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Es normal cometer errores cuando se trata de conseguir pareja, porque no sabremos que pasara al conseguirla, que tan fiel sea, como afecte en nuestras vidas, e incluso, cual sea la fecha de caducidad, pero lo más importante es sí realmente amamos a esa persona, o solo es un gusto temporal y sí será extenso o corto. Gianela desde el primer día que la conocí, me dio la impresión de ser el tipo de persona que busca el amor, y no diré que sea malo, pero pienso que no tiene ningún sentido; en fin, es complicado.

A la mañana siguiente, mientras trotaba, vi como una persona a la distancia se grababa así misma, y al acercarme, me percate que era alguien conocido, me acerque aún más, y sin interrumpirlo, me quedé de pie observando como narraba un hecho histórico que ocurrió en la ciudad de una manera tan fluida y segura que era casi envidiable, parecía que las palabras salían por sí solas mientras sujetaba una cámara semiprofesional con su mano derecha sin que la cámara temblara. No tardó mucho en percatarse de mi presencia y se acercó a saludar:

—¿Michael, eres tú? —dijo asombrado.

—¿Qué tal Amit? —respondí, estrechando su mano—, es bueno saber que no olvidas mi rostro.

—No podría olvidar un rostro que apoyó mis locuras por unos años —aclaró sonriendo—. Has cambiado mucho estos casi tres años, antes estabas gordo.

—Gracias por notarlo, supongo —contesté, un poco incómodo—. Y, ¿Qué haces tan temprano grabándote?

—Estoy haciendo un videoblog sobre historia básica de Italia acerca de "¿Qué tanto sabe la gente acerca de su país?" —expresó Amit con mucha emoción.

—Genial, ahora eres Youtuber —manifesté con una sonrisa en mi rostro, jamás lo imaginé en un proyecto así.

—Prefiero ser llamado "productor audiovisual de contenido para redes sociales" —replicó un poco serio.

—¿Y cuál es la diferencia? —pregunté, con un poro de intriga.

—Aclararía tu duda, pero ahora estoy algo ocupado, debo continuar grabando. —Agarró su cámara y apuntó el lente hacia mí—. ¿Me ayudarías?

—Lo siento amigo, pero debo volver a casa —dije, evitando querer ayudarle—, pronto debo ir a trabajar. ¿Te parece sí nos reunimos un día de estos?

—Claro, eso estaría bien. Nos vemos —contestó Amit, aceptando mi propuesta.

—Adiós amigo —me despedí, mientras me alejaba.

Siendo las 18:50hrs, me encontraba en el café de las 10 esperando a Gianela, confiando en que sus mensajes fuesen ciertos y que, sí no contestaba sus mensajes, de igual manera iba a venir. Mientras esperaba, tomaba un café negro y observada el sitio, era un lugar rustico, pareciera que las paredes fueran de madera, como lo eran las mesas y asientos, tras la ventana se podía apreciar la vista de los grandes edificios y personas caminando de un lado a otro. Eran casi las 19:30hrs y Gianela aún no llegaba, parecía que me dejaría plantado, hasta que la puerta del lugar se abrió; era ella quien entro con una sonrisa pícara, despreocupada de lo que ocurría, tanto parecía que su hora de llegada era a propósito, levanto parte de su brazo derecho mientras agitaba suavemente los dedos de su mano, queriendo saludarme mientras se acercaba y se sentaba en la mesa en la que estaba de manera paralela a mí:

—Hola, ¿me extrañaste? —preguntó, manteniendo su sonrisa pícara.

—No me digas, "lo bueno siempre se hace esperar". —Sonreí, cruzando mis brazos.

—Tienes buena memoria. —Sacó un espejo de su bolso y comenzó a mirarse en él.

—Eso me han dicho —le dije, aun con los brazos cruzados.

Latido-frecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora