El tiempo, tan complejo, a veces quisiera conocerlo, tener el poder de controlarlo o ser el dueño. Desde niño he visto que éste es el escritor del destino, que su pluma crea vidas, las destruye, las elimina. El tiempo no es efímero, como pensamos, solo que lo desperdiciamos, al menos, eso creo que he hecho yo.
Aquel Domingo en la mañana salí a trotar, como es de costumbre, pero esta vez tomé un trayecto diferente, me dirigía a casa de Noah. Él estaba por marcharse de vacaciones, se iría por unas semanas, pero no quería que se fuera sin antes yo despedirme de él. Mientras recorría la distancia de mi casa a la de él, observaba las diferentes tiendas de comida y repostería, pensaba en que llevar al día de campo con Jessie, estaba tan entusiasmado que no quería arruinar la cita con ella, aunque sabía que debía encontrarme con Olivia después. Aproveché el trayecto para llamar a Olivia, debía avisarle que iría al hotel.
—¿Hola?
—Hola Olivia, soy Michael.
—¡Ah! Hola Michael, ¿Cómo estás?
—Bien. Te llamaba para preguntar si aun querías reunirte esta noche conmigo.
—¿Estas agitado? —Preguntó, se oía un poco curiosa.
—Estoy trotando. —En ese momento me detuve, había visto el postre perfecto.
—¡vaya! Por un momento pensé que me estabas presumiendo que lo hacías.
No entendí mucho lo que dijo Olivia, estaba tan sumergido en mis pensamientos, mientras veía la dulzura que estaba por comprar, que apenas pude escucharla.
—¿Michael?
—¡Oh! Lo siento, ¿Qué decías?
—Que nos vemos esta noche.
—Si, nos vemos Olivia.
—Cuídate.
Al Colgar con ella, entré a la pastelería, hice mi pedido y esperé a que estuviera listo. Luego de un rato, me entregaron un paquete y continué mi trayecto a casa de Noah.
Al llegar a mi destino y tocar la puerta, me abrió su madre, ella era muy alegre y carismática, me encantaba ver como sus hoyuelos se marcaban al sonreír y ver su cabello lleno de rizos bastante bien definidos.
—Michael, que gusto verte —saludó la madre de Noah—, felicidades por tu victoria ayer.
—Gracias —respondí a sus palabras que sonaban casi como un alago—, Tome. —Saqué de la bolsa un par de Muffins—. Traje esto para usted y Noah.
—Muchas gracias Michael, eres muy considerado.
—¿Se encuentra Noah? —pregunté
—Si, se encuentra en su habitación. Entra.
Al entrar a su casa, deje mis cosas en una mesa. Al subir las escaleras y tocar la puerta de su habitación, al abrirme, pude notar que se encontraba arreglando su maleta.
—Que tal amigo, apestas a sudor —dijo, Noah.
—¿Muy ocupado? —observaba el desorden que tenía en su cuarto.
—Mas o menos, no sé qué llevar para mi viaje.
—Llévame a mí —dije, riendo.
—Sí no midieras 1,90mts y fuera legal, te llevaría como mascota. —Noah continuaba doblando ropa y acomodándola en su maleta.
—Que gracioso, deberías participar en algún Stand Up en Colombia durante tus vacaciones —replique sarcásticamente.
—No llores amigo —dijo Noah.
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Latido-frecuencias
Ficção AdolescenteEvitando desvelar su pasado, Michael, un seductor bailarín con un talento peculiar, conocerá diversos corazones rotos mientras construye su futuro. Capaz de entender el lenguaje corporal, estará dispuesto a curar todo corazón dañado por aquel pasad...