Capítulo XI. Sentimientos.

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Por el bosque de la nación del fuego se encontraban dos figuras caminando a paso lento y despreocupado, uno de ellos era más alto que el otro y llevaba una gran espada que parecía estar envuelta en vendas. El otro dejaba visible su largo cabello negro amarrado en una coleta baja dejando unos cuantos mechones que caían sobre sus mejillas.

Se detuvieron en un pequeño claro en medio del bosque, en el centro había un gran roble; ambos se acercaron.

- ¡Vaya! ¿Pero que tenemos aquí? - una voy femenina se escuchó en lo alto del árbol, ambos hombres alzaron la vista y vieron una sombra sentada en una de las ramas. - ¡Itachi-kun y Kisame-kun!

- Imagino que lo último que te encargué salió con éxito - hablo el pelinegro

- ¿Con quién crees que estás hablando? Obvio que salió todo bien - Bajo de un gran salto dejando ver sus cuerpo por completo. Era delgada, pero con curvas pronunciadas, su busto no era demasiado grande, sin embargo tenía las caderas anchas, iba vestida con una malla ninja simulando un pequeño top de un enganche, una pequeña falda blanca y debajo de esta un short de licra que cubría poco más de sus glúteos. Para no estar demasiado descubierta llevaba a su alrededor una gran bata negra de la cual la manga izquierda mantenía su forma original mientras que la derecha estaba cortada a la altura del hombro. De calzado Lucía unas sandalias ninja con calcetas largas que llegaban arriba de la rodilla. Tenía un largo y sedoso cabello negro azabache, su rostro estaba cubierto por una máscara de madera, la cual cubría la parte superior de su cara, ocultando sus ojos y frente, dejando a la vista solo una pequeña porción donde se encontraba su nariz y su boca. Ensanchó una gran sonrisa siniestra. - me duele que desconfíes de mi, Itachi-kun - hizo un puchero, en los labios llevaba un palillo.

- Es por eso que acudí a ti - hablo despreocupado

- Imagino que traes la parte del trato - soltó una pequeña risita - acabo de utilizar lo poco que me quedaba de dinero para comprar dango, fue un antojo - sonrió y se acercó a Itachi - pero también creo que vienes por algo más

- vengo a pedirte otra cosa - dijo con tono neutro -

- ¿Haa? ¿Más trabajo? Bien, solo por qué estoy de humor y además lo necesito - la mujer se dejó caer en la base del árbol - entonces, ¿A donde quieres que vaya ahora? ¿Suna de nuevo? ¿Iwa? Oh, es cierto, hace unas semanas estuve recorriendo cerca de la frontera del país del fuego y me crucé con un pequeño grupo criminal - llevo sus brazos detrás de la cabeza - me estaba dando un gran baño en el río y esos tipos comenzaron a espiarme, ¡Que asquerosos!

-  imagino que no los dejaste ir - río Kisame - conociéndote acabaste con ellos

- ¡Por supuesto! Una dama siempre debe ser respetada - contesto mientras se señalaba así misma - como mujer solo les di su merecido

- Aún no entiendo cómo Itachi-kun confía en ti - la miró despectivo - eres demasiado habladora, eres más mi tipo - rió de nuevo

- ¡Que cruel! Solo por eso mi último dango será para Itachi-kun - dijo mientras fingía dolor y sacaba el último dango de su bolsillo entregándoselo al pelinegro que ya comenzaba a desesperarse - además, yo nunca suelto información importante si no es necesario - una sonrisa de autosuficiencia se mostró en sus labios carmesí. Itachi tomó el dango.

- ¿De que hablas? - contesto Kisame confundido

- el líder de los tipos que me espiaron estaba en el libro bingo, era un criminal clase S y su cabeza valia mucho - ambos la miraban, Itachi sin una sola expresión y Kisame con su típica risa torcida - fui a hacer el intercambio y antes de irme ví dos Akatsuki - se llevó un dedo al mentón simulando pensar - ¿kidan y Hakuzu? -

El Camino Del Equipo 7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora