Capítulo 21. Eterno resplandor de una mente sin recuerdos [fase 1]

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"Hablar constantemente no necesariamente significa comunicarse"
— Joel Barish

Cuando quieres ver una película, ¿cómo haces tu elección? ¿trama? ¿director? ¿calificación? ¿crítica? ¿cast?... ¿o según tus preferencias personales?

En mi caso, según mis preferencias. 

Si hay una nueva película del género que frecuento, puedo verla sin fijarme en las criticas, el cast, o el equipo que hay detrás; en temas de cine tengo muy claro lo que me gusta y lo que no: ciencia ficción y terror las amo, por otro lado, las infantiles animadas e ingenuas son detestables para mí. 

Una amiga una vez me dijo que elegir una película es como elegir una pareja. Pocos escogerían algo que no les guste porque, cuando definimos lo que nos gusta y lo que no, hemos establecido un límite. Ese límite nos impide abrirnos a la posibilidad de aceptar otras cosas, aunque estas también puedan ser buenas y hermosas. Y nos estaremos perdiendo una, maravillosa, oportunidad de descubrir nuevos mundos, mundos donde quizás esté nuestro lugar... hasta que estemos dispuestos a intentar.

Me esfuerzo en buscar el origen de la situación pero no tengo recuerdos de cuándo, ni cómo pasó, sólo tenía clara una cosa: mi relación con Joaquín empeoraba cada día. Todo estaba siendo como una bomba a punto de explotar, que vio su cometido esa noche en casa de Diego. Él me dijo que tanto Nikolas como Joaquín estaban ahí, que fuera para poder tomar una cerveza los cuatro... como en los viejos tiempos, pero nada era como entonces. Nunca me pasó por la cabeza que, desde esa noche, todo iría de mal en peor...

—Emilio...— el chico frente a mí suelta mi nombre, se queda pegado tras la puerta y debo ser yo quién hable primero para romper la tensión.

—Diego me llamó a venir, me dijo que había cerveza— ni siquiera se molesta en responder, como siempre desde esa noche que me dejó en el bar, se queda callado mirando al piso.

Tengo claro que, desde esa vez, la situación entre nosotros se sigue rompiendo y aunque he tratado de arreglarlo, él nunca está dispuesto a decirme que le molesta, no quiere hablar conmigo y no entiendo por qué.

¿Qué más se supone qué puedo hacer? Niko y Diego moverán sus huecas cabezas en negación si trato de preguntarles.

—Bueno, después de usted señorita— me obligo a desviar mi atención del pequeño hombre frente a mí para tomar la mano de la niña pegada a mi brazo y adentrarnos al lugar.

En realidad, yo no quería traerla, culpo a Diego. Cuando me llamó estaba a punto de llevarla a una bonita suite, hacer lo mío y regresar a casa pero, cuando escuchó la invitación, insistió en acompañarme; al parecer se le hizo atractiva la idea de ir al departamento de unos universitarios, fue imposible deshacerme de ella.

—Emilio, cabrón, debes avisar que vienes acompañado, por favor pasa y disculpa el desorden—  mis amigos son la misma bestia cavernícola que yo. Si vemos a una chica guapa inmediatamente nos volvemos todo atención y halagos.

—Si, eh, ellos son mis amigos. Niko, Diego y...

—Joaco.— Ana, la niña, me interrumpe antes de que termine mis presentaciones. Volteo a mirarla cauteloso ¿Cómo sabe quién es? ella es de preparatoria (de ultimo año, ya es todo legal) y nosotros universitarios. 

Me incomoda que lo llame de esa forma, sólo los más cercanos le decimos así. Tratando de no sonar tan mamón la corrijo —Joaquín, sí.

𝗧𝗵𝗲𝗼𝗿𝘆 𝗼𝗳 𝗟𝗼𝘃𝗲 (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora