Capítulo 24. Eterno resplandor de una mente sin recuerdos [fase 4]

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En las largas platicas nocturnas con mis dos amigos, cabezas de globo, Niko terminó contándome acerca de una "lista" que Joaquín tiene sobre las cosas que no le gustan de mí, entre las que se encuentran "manejar a exceso de velocidad"

"Puedes comenzar puliendo esos pequeños detalles" me dijo el sabiondo.

Entonces eso haré.

Todas las mañanas nos reunimos en el estacionamiento de la universidad, según esto, debo aprender a ser más cuidadoso y serio cuando conduzco, por eso hoy, trato de mantener una velocidad adecuada; pero al llegar al lugar habitual, encuentro a mis dos amigos, y al amor de mi vida, mirándome enojados.

—¿Te fuiste a Acapulco otra vez? Tenemos más de una hora esperándote como pendejos— Niko sale a mi encuentro fúrico.

—Déjame adivinar, recién te levantas, ¿no? — Diego se une al ataque.

—Me desperté temprano y salí de mi casa igual que siempre— les contesto amablemente, su rostro sigue cuestionante, así que agrego —es que ahora manejo más despacio, porque, ya saben, es peligroso manejar motocicleta a una gran velocidad— mis ojos están puestos en el pequeño hombrecito, que ni siquiera se ha levantado de la banca.

—Querido amigo, ¿qué tan "despacio" manejas? Llegaste una hora tarde— me reclama Diego.

—Cuarenta— respondo y todos se miran entre sí, Diego y Nikolas comienzan a reírse, Joaco solo menea la cabeza avergonzado —¿qué es tan gracioso?

—¿Acaso tu gran motocicleta ya tiene cuarenta años?, o mejor aún, ¿se convirtió en un gran caracol? — vete a la chingada, si estos dos no hubieran accedido a ayudarme con Joaco ya los hubiera golpeado hasta morir.

Ahora estoy avergonzado.

—Bueno, ya basta, ya llegó y vamos tarde. Hay que apurarnos— casi pude verme en una escena de anime, de esas donde el personaje enamorado se llena de pequeños corazones junto a un fondo de colores pasteles y luces. Joaco abogó por mí, logrando que Niko y Diego cierren la boca.

Hoy nos toca clases en la sala audiovisual, los cholos acostumbramos sentarnos en la última fila. No nos gusta estar adelante, aunque, pensándolo bien, somos hasta pendejos; el profe nos puede ver aún mejor aquí que abajo, pero, ¿quiénes somos nosotros para juzgar?

Me emociono al imaginarme a Joaco en el asiento de a lado, pero él mismo, se encarga de destrozar mi hermosa imagen mental, cuando decide sentarse en la penúltima fila en lugar de la última. Mi sonrisa titubea en mis labios, viro a mirar a mis otros dos amigos, quiénes me sonríen sarcásticamente mientras toman asiento al lado contrario del pasillo. Finjo tener la atención puesta en la proyección en la pared, pero mis pensamientos están con Joaquín al frente mío.

—Niko, préstame corrector— inmediatamente escucho la vocecita, abro mi estuche sacando el tubo blanco.

—¡Yo tengo! — escucho un "shh" general, y el regaño del profesor, Joaco me mira sacado de pedo, pero acepta el corrector.

—Eh, gracias.

Vuelvo a intentar entender lo que está diciendo el maestro desde el podio, luego de unos minutos él habla de nuevo —Oye chino, ¿qué dijo el profe en la segunda diapositiva?

Cuando veo al chino abrir la boca tomo mi libreta empujándome al frente —yo lo escribí, puedes copiarme— me mira extraño por algunos segundos en silencio, luego toma la libreta, mirando las notas trata de no reírse.

—Mejor copio el de Diego, no sé descifrar jeroglíficos— me devuelve el cuaderno sonriente, Diego se cubre la boca para no soltar la risa, uy perdón morra de los plumones. Me hundo en mi asiento avergonzado y haciendo pucheros, ya sé que no tengo la mejor caligrafía del mundo, pero no es para hacer tanto pedo... ¿o sí?

𝗧𝗵𝗲𝗼𝗿𝘆 𝗼𝗳 𝗟𝗼𝘃𝗲 (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora