quatre

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Harry regresa a casa con un par de bolsas de supermercado agrupadas en una sola mano mientras la otra sostiene una pequeña bolsa de una tienda de ropa de segunda mano por la que ha pasado antes de volver a su departamento. Se ha comprado un suéter, uno idéntico al que le ha dejado al omega de ojos azules, Louis. Sin embargo, existe la posibilidad de que este sea un poco más grande, y ligeramente grueso, porque opina que debe abrigarse ahora que ya sabe que los estornudos no han sido a causa de una congestión, sino de un resfriado.

Sube las escaleras del edificio sin muchos escándalos y en silencio, y se encuentra a su vecino, Ed, luchando contra la cerradura de la puerta.

—Hola, Ed— Saluda con cierta amabilidad, porque nunca le ha abrazado la sensación que le causa el ser grosero o descuidado con los demás. —¿Problemas otra vez?

Ed le mira y sonríe suavemente, casi con alivio de verlo y suelta una risita sin mucha gracia.

—Hola, Harry— Saluda devuelta, con un suspiro de por medio. —Sí, algo así. Esta cosa está peor cada día, le he dicho a mi esposa que le cambiemos la cerradura, pero ya sabes, ahora que tenemos al bebé quiere gastar todo en él.

Ed se ríe sin mucho ruido, y Harry nota que ya no puede con eso, así que se acerca.

—Déjame ayudar.

Ed parece encantado con el ofrecimiento y Harry no tarda en colocar la llave por la ranura y hacerla girar. Le da un pequeño empujón y listo, la puerta se abre y Ed le agradece unas seis veces antes de entrar a su propia casa y dejar que Harry siga hacia la suya.

Ha sido bastante fácil, y el alfa no tiene problemas con la cerradura de su propio departamento ni nada por el estilo, así que se adentra en su frío y pequeño espacio y se quita los zapatos casi de inmediato.

Sus pies descalzos tocan el congelado suelo y se arrepiente por un instante, aunque al final no hace nada por cubrirse porque realmente nunca le ha gustado caminar dentro con calzado, porque sabe que los gérmenes de fuera pueden entrar mediante ellos y no tiene alfombra fuera para limpiarse.

Si, Harry es higiénico de manera compulsiva en algunos aspectos y en algunos otros muy descuidado.

Camina hasta la cocina, lo cual le toma literalmente tres pasos, y deja las bolsas sobre el pequeño desayunador. Decide llevar su suéter nuevo a la habitación para guardarlo y todo es tan silencioso que a Harry le resulta triste, pero lo ignora porque sabe que de nada le sirve ponerse nostálgico por algo que jamás ha tenido.

Así que regresa a la cocina, pone un poco de música y se prepara la cena. No le toma mucho tiempo, es solo un sándwich con demasiados ingredientes y algo de jugo, se sienta en la única silla que tiene en el pequeño comedor y tararea mientras come.

Cualquiera que lo mire en esa situación pensaría que es solo un pobre y solitario desgraciado, que no conoce los placeres de la vida acompañando y que aún no ha aprendido a amar, pero lo cierto es que ninguno podría saber nada sobre él.

Harry ama más que cualquier persona en el planeta, porque no comparte esos ideales psicóticos, porque en vez de una bofetada prefiere un beso, y en lugar de un insulto opta por algo dulce para decir. Y es justamente por eso está solo, porque todos son iguales, porque cree que a la única persona que le enseñaron algo distinto ha sido a él.

Está equivocado, por supuesto, pero no es algo que él sepa con certeza.

Se pone de pie cuando ya ha terminado de comer, se lava las manos en el fregadero y aprovecha para lavar los pocos trastes que ha ensuciado. Se estira cayendo en cuenta de que está realmente cansado, a pesar de que no ha sido un día verdaderamente ocupado y va a su habitación.

Cruel World ✦ omegaverse [ls] | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora