dix-huit

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Harry se remueve en la cama, hay un olor en la punta de su nariz y tiene la sensación de haber dormido más de lo que debería. Se espanta, abre los ojos y se sienta demasiado rápido, está ligeramente mareado, pero es lo suficientemente consciente y estable para darse cuenta de que no es su habitación.

Abre la boca y la vuelve a cerrar cuando siente el agrio del mal sabor que lleva en la lengua, y mira a Louis, que está dormido a su lado, desnudo y brillante contra el resplandor que entra de su ventana.

Quiere darle un beso, pero es pleno en el hecho de que no tiene el mejor aliento ni aquella mañana ni ninguna otra. Decide no ponerle una sola mano encima y se pone de pie.

Busca la hora, no encuentra su móvil y por fin se acerca al reloj que está en la pared, marca pasadas las ocho y treinta, casi las y cuarenta.

Harry jadea, está tan, pero tan tarde que como el gerente de la cafetería esté allí sabe que lo recibirá con una carta de despido. No sabe qué hacer, no puede ir a su casa para asearse, no tiene tiempo para eso, mira el reloj de nuevo y se siente estresado.

¿Qué va a hacer ahora?

No tiene ropa, un estómago vacío, un mal aliento y una cara de pocos amigos; así no puede salir.

—Buenos días, mi amor.

La voz somnolienta le llega a los oídos y su nariz recibe una dulce caricia de un aroma que le ha estado encantando desde hace un buen rato. Se gira sobre sus talones, se encuentra al omega restregándose los ojos recién despierto y aún parece adormilado, y pequeño, y demasiado bonito.

Harry ladea la cabeza, lo mira, y se pregunta cómo alguien puede levantarse tan bien en una mañana.

—¿Qué haces ahí parado?— Le pregunta Louis.

—Estoy retrasado. Debo trabajar.

—¿Retrasado? ¿Y qué hora es?

—Faltan quince minutos para que sean las nueve.

—¿Las nueves? ¡Cielos! ¿Tanto dormimos?

—Debo ir a trabajar, me he quedado sin tiempo para cualquier cosa. No puedo ir a mi casa, ni desayunar, tengo que marcharme.

Y está a punto de cruzar la puerta de la habitación, pero Louis es rápido y todavía envuelto en sus sábanas logra alcanzarlo, y lo detiene, y se encarga de cubrirlo a él también con la tela de las sábanas, y lo abraza mientras lo mira.

—¿Te vas desnudo?— Le inquiere.

Tiene una sonrisa burlona en la boca y a Harry le molesta. No es gracioso, de verdad necesita irse y aunque sabe que ha sido un error suyo el no fijarse en su desnudez no puede evitar sentirse de mal humor, así que respira, profundo inhala por la nariz y exhala por el mismo lugar.

De repente, siente los dedos de Louis tocarle el entrecejo, y la mueca que tiene desaparece y Harry se relaja ante su tacto volviendo a respirar.

—Anda, te prestaré un cepillo de dientes, toma una ducha rápida en lo que te consigo ropa— Le dice.

Harry niega.

—No me parece correcto el usar pantalones y ropa interior de tu pertenencia. No me van a servir.

—Tengo cosas tuyas, ¿recuerdas? Y en cuanto al interior, hace un tiempo compré algunas cosas que me quedaron tallas más grandes, están nuevas, creo que pueden servirte— Sacude la cabeza. —Hablas mucho, ve al baño, yo me encargo.

Y no le deja reprochar un poco más porque ya se ha apartado y lo está empujando hacia el baño. A Harry no le queda más remedio que hacerlo, se mete en la ducha, desea poder tararear alguna que otra de las melodías de las que nunca recuerda la letra, pero sí el sonido, o lavarse la cabeza, pero esas son cosas que simplemente no se permite debajo de aquella agua caliente.

Cruel World ✦ omegaverse [ls] | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora