douze

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El tulipán está a salvo.

Harry ha evitado a toda costa que la nieve lo arrope como está haciendo con él, y es que quiere que llegue bonito a casa de Louis.

Le empezaron a doler las piernas a unas dos cuadras atrás, se ha regañado a sí mismo unas tres veces, quizás cuatro o más por haber creído que vivía cerca. No lo hace, porque lleva caminando ya más de media hora y siente que está tremendamente tarde aún cuando en realidad le quedan quince minutos para llegar.

No sabe si va a lograrlo.

Hace mucho frío, la chaqueta ya no es tan cálida como al inicio y la bufanda ha perdido ese efecto caliente que solía mantener su nariz estable, ahora le duele respirar. Se le han congelado las fosas y cada vez que inhala es como un puñal en los pulmones.

Harry maldice el clima.

Y cuenta en su cabeza los días que faltan para que llegue la primavera. Sufre, siguen en noviembre.

De repente su teléfono empieza a sonar, se sobresalta un poco porque no lo ha esperado, pero no tarda en hundir la mano libre y helada en el bolsillo de la chaqueta y buscarlo. El número de Louis está en la pantalla, Harry se muerde el interior de la boca y le da un vistazo al tulipán; sigue intacto.

Contesta.

Louis habla primero.

—Harry, soy yo, Louis.

—Lo sé— Responde.

Casi balbucea por el mínimo castañeo en sus dientes.

Respira.

—Sí, cierto. Eh, ¿ya estás llegando?

—Sí.

—¡Genial!

Harry se aparta el móvil de la oreja tan solo un poco porque Louis chilla, y suena contento, puede incluso imaginar su sonrisa al otro lado de la línea y eso hace que Harry sólo tenga más frío, porque ahora está nervioso, porque no sabe cuánto tiempo le tomará llegar o sí siquiera lo hará.

—¿Por dónde estás? — Añade Louis con suavidad.

Mira a todas partes.

¿Dónde está?

Bueno, Harry no sabe con certeza, a veces no se aprende los nombres de las calles que no transcurre y como la luz de farol tampoco es de la mejor ayuda él solo ve casas.

Muchas.

Y son bonitas, de las que no podría permitirse y tampoco le gustaría tener, porque piensa que tanto espacio para él solo es algo perdido, un desperdicio.

Prefiere su departamento por supuesto.

—No sé en qué calle estoy— Admite en voz alta. —Pero ahora estoy en frente de una casa con un portón alto en el jardín.

Louis tararea en la línea y es como sí se estuviera ubicando a sí mismo, Harry pone los ojos en blanco no por irritación, sino que en serio se está muriendo del frío y quiere irse ya.

—Ya sé dónde estás, sigue derecho dos casas más y en la pequeña esquina verás mi departamento, ¿lo recuerdas?— Hace una pequeña pausa y termina chasqueando la lengua. —Bueno, de todas formas, bajaré para recibirte, ¿de acuerdo?

—Sí.

Y cuelga.

Probablemente a Louis le hubiese gustado agregar algo, pero ya no importa. Harry sigue su camino y cuida la flor bajo su chaqueta con cuidado, le echa par de vistazos cada cuatro pasos y sopla ligeramente para quitar la nieve que le cae encima. Aunque, cuando pasa debajo de un farol y este lo ilumina, los copos helados le sientan de maravilla, lo hacen lucir brillante y Harry ya no se los quita.

Cruel World ✦ omegaverse [ls] | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora