—MELUSINE —llamaba Eunbi una hora más tarde, subida a una escalera—. Ven aquí, cariño.
Pero Melusine la miraba con cara entristecida y seguía agarrándose a la precaria seguridad de la rama.
Eunbi esperaba que la gata bajara por propia iniciativa, pero claramente su mascota tenía otras ideas.
Nada estaba saliendo según sus planes.
Pero eso no justificaba la patética llorera que había tenido antes, se recordaba a sí misma. No solía tener miedo de las confrontaciones ni sentirse como una niña después. Aquello era completamente lo opuesto a su carácter.
No había sabido manejar la situación, como si hubiera olvidado sus habilidades como ejecutiva. La había pillado con la guardia bajada, pensaba.
Pero, en aquel momento, con la cara lavada y los ojos enrojecidos, estaba dispuesta a pelearse con quien hiciera falta.
—¿Algún problema?
El repentino sonido de la voz de su enemigo hizo que diera un salto. La escalera se movió y Eunbi tuvo que agarrarse al árbol para mantener el equilibrio.
—¿Es que siempre tiene que aparecer sin avisar?
—No lo he hecho a propósito —dijo él—. La he visto subida en la escalera y he venido a ayudarla. Necesita una más larga.
—Qué observador —dijo Eunbi entre dientes mientras bajaba. De reojo, observó que él se había puesto una vieja camiseta—. Pero ésta es la única que tengo.
—Yo puedo conseguir una más larga.
—¿Lleva una escalera en el barco? —preguntó ella—. Qué raro.
—No la llevo en el barco —dijo él—. La he visto apoyada en la casa de al lado.
—Veo que no ha perdido el tiempo —dijo ella— ¿También ha comprobado lo que hay dentro de la casa?
—He echado un vistazo —asintió él—. No me diga que usted nunca se ha sentido tentada. Especialmente, teniendo una llave.
Eunbi se puso colorada, maldiciendo a las bien intencionadas, pero demasiado rápidas lenguas de la gente del pueblo.
—Es por seguridad. No me interesan los asuntos de los demás — explicó ella.
Aunque sí había entrado en la vieja casa, tenía que recordarse a sí misma. Tras la muerte del anciano, había ayudado a su madre a tirar la comida que había en la nevera y la ropa sucia. Entre el barullo, habían encontrado algunos muebles de calidad recordaba en aquel momento. Muebles que tentaría a alguien que no fuera honrado.
—Entonces debe de ser usted una santa —dijo él— Pero veo que no se le dan bien los milagros porque su gata sigue en el árbol, así que ¿quiere o no quiere la escalera?
Le hubiera gustado decirle que se fuera al infierno o que se metiera la escalera por donde... pero sabía que lo mejor sería intentar contemporizar. Después de todo, no quería pasar la noche al pie del árbol.
—Gracias —dijo, sin sonreír.
—Eso tiene que haberle dolido —bromeó él, antes de dirigirse hacia la casa.
Eunbi observaba los anchos hombros y las caderas estrechas del hombre mientras se alejaba a grandes zancadas. Aunque tuviera dudas sobre aquel tipo, no podía negar que poseía un físico letal. Y eso era lo último en lo que debería haberse fijado, pensaba, mordiéndose los labios.
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No Man For Her - EUNKOOK +18 (Adaptación)
DragosteDespués de una desastrosa relación, Jung Eunbi, una ejecutiva de éxito, había abandonado la idea de volver a encontrar el amor. Pero entonces conoció a Jeon Jungkook... un hombre tan atractivo e inteligente, que parecía salido de una de sus fantasía...