Capitulo 5

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AFORTUNADAMENTE, Jungkook no parecía darse cuenta de su paralización y mucho menos de la causa. Después de brindar, él volvió a atacar el pastel y Eunbi, dándose cuenta de que le temblaban las manos, dejó su copa sobre la mesa.

Estaba reaccionando como una cría, pensaba. No era más que un brindis. Una de esas cosas que decía la gente y que no significaba nada. Era una bobada ponerse nerviosa por algo tan trivial.

Pero, al mismo tiempo, sabía que no debía haberse dejado convencer para compartir la cena con Jungkook. El vino y las velas habían sido una mala idea. Una idea espantosa. Y tenía que hacer que aquella cena terminara inmediatamente.

—Voy... a buscar el queso —dijo, levantándose.

—Si me dice dónde están las cosas, yo mismo haré el café —dijo él, levantándose a su vez.

Era una oferta perfectamente razonable, pensaba Eunbi mientras llevaba los platos al fregadero. Tenía que comportarse de forma normal hasta que se fuera, se decía. Y, una vez cerrada la puerta, no pensaba volver a abrirla.

—Gracias —dijo ella, dándole un paquete de café. Podía notar el aroma masculino tras ella, un aroma que la mareaba, no porque fuera demasiado fuerte sino porque era... Eunbi tuvo que suprimir un gemido.

—¿Pasa algo?

—Nada —intentó sonreír ella, mientras sacaba el queso y la fruta de la nevera.

—Parece nerviosa —dijo Jungkook, encendiendo la cafetera—. Debería seguir su ejemplo —añadió, señalando a la gata. Eunbi miró a Melusine, que se había sentado sobre una mecedora y los miraba con ojos inescrutables. Buster estaba tumbado, roncando, en la alfombra—. ¿Lo ve? Las diferencias no son irreconciliables.

—Las naturalezas no cambian. Y a Melusine y a mí nos gusta tener nuestro propio espacio —replicó ella.

—Y veo que lo tienen —dijo él, mirando alrededor—. Es una casa preciosa. Ahora me doy cuenta del potencial que tiene la casa del viejo Han.

—Pero si está cayéndose a pedazos... costaría un dineral restaurarla.

—Es posible, pero para la persona adecuada sería una tarea deliciosa.

—¿Y usted es la persona adecuada? —preguntó. Aquello no podía ser, pensaba. La casa de Han Jung Hyun iba a pasar a la familia Jung, para asegurar la privacidad de aquel rincón del río.

—Una pregunta directa, por fin. Estamos haciendo progresos.

—Sin embargo, ésa no ha sido una respuesta directa.

—La noche es joven —sonrió él. Y Eunbi sintió que la calidez de aquella sonrisa le llegaba muy dentro.

La noche, pensaba, tendría que empezar a envejecer inmediatamente.

—Si le parece, puedo invitarla a comer en el SunHee, mi barco, cualquier día. Para devolverle la hospitalidad.

—En ese caso, debería invitar a la señora Kang —dijo ella—. Yo pensaba cenar huevos fritos.

—Como una solterona —comentó él—. ¿Es así como se ve a sí misma?

—No creo que lo que yo piense o no de mi misma sea lo que estamos discutiendo. Esto es una cena, no una sesión de terapia —dijo ella, dándole el plato de queso.

—Y los que se atreven a allanar su territorio, van a la cárcel o algo peor —replicó él, cortando un trozo de queso. Tenía unas manos grandes y fuertes, se fijó Eunbi, con dedos largos y uñas cuidadas.

No Man For Her - EUNKOOK +18 (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora