Capitulo 10

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    SE ESTABA obsesionando, se decía a sí misma, enfadada mientras volvía al trabajo. Y se enfadó aún más cuando se sintió decepcionada al ver que había desaparecido de la cubierta del barco. Sin querer, estaba esperando que llamara a la puerta. Pero Jungkook le había ofrecido su amistad y los amigos no se pasaban el día uno al lado del otro.

Cuando decidió dar la jornada de trabajo por terminada, Eunbi se sentía feliz con el resultado.

Normalmente, no se habría molestado en cambiarse de ropa, pero aquella noche, después de ducharse, se puso un par de pantalones de color crema y una blusa estilo túnica de color blanco.

Era patético, se decía a sí misma mientras se cepillaba el pelo vigorosamente.

En la cocina, preparó pasta con bacón, que cubrió con queso rallado antes de poner la bandeja en el horno. Había hecho suficiente para dos, pero parecía que aquella noche ella iba a ser la única invitada.

Mientras el queso se fundía, Eunbi se sirvió una copa de vino y salió a la puerta de la casa. Era lo que solía hacer por las noches, se decía a sí misma, y no tenía por qué sentirse cortada mientras se acercaba paseando hasta el borde del agua. Estaba anocheciendo y el aire era fresco, limpio.

Había una lámpara encendida en la cabina del SunHee y podía oír música. Era música clásica, una sonata romántica que había escuchado en un concierto el verano anterior.

Delius, pensaba, agudizando el oído: Un paseo por el jardín el edén.

El vino fresco era como un bálsamo para el calor que sentía en la garganta mientras escuchaba, mirando el barco de Jungkook con una intensidad que la hacía temblar.

La suave música era como un canto de sirena, atrayéndola hacia el barco. Tardaría menos de un minuto en llegar hasta él.

Jungkook le había ofrecido su amistad, después de todo, se decía. ¿Por qué no iba a aceptar la oferta? Compartir su música, invitarlo a cenar con ella de nuevo. Incluso... compartir su cama.

Su corazón se paró durante un segundo.

Porque aquello no era suficiente, se dio cuenta, y nunca lo sería. Porque quería compartir su vida, quería compartirlo todo... y él le pertenecía a otra mujer.

Quizá podría robárselo durante un tiempo. Decirle que eran dos barcos cruzándose en la noche. Que no le pediría nada. Que después ambos volverían a sus vidas.

Pero si jugaba al juego de la seducción, podría salir perdiendo y el dolor sería más de lo que podría soportar.

Después de Mingyu, había jurado que nunca estaría en manos de ningún otro hombre. Tenía que recordar eso. No podía dejarse tentar por una loca atracción.

La música había cambiado mientras iniciaba la vuelta a casa. Era una música triste que la seguía como una pena y se quedó en su cabeza hasta mucho después de haber cerrado la puerta tras de sí.

El día siguiente empezaría de otra manera, se decía a sí misma en la oscuridad mirando al techo. Era triste, era risible, era ridículo, sentir aquella ansia por un hombre al que apenas conocía. Y tenía que terminar.

¿Por qué ninguno de los candidatos de Yerin había despertado en ella aquel hambre, aquel torbellino de los sentidos?, se preguntaba.

Quizá porque ninguno vivía a unos metros de ella, bajo la luna, se recordaba. Tan cerca y, sin embargo, a un mundo de distancia. El mundo al que él volvería muy pronto.

Y ella también tenía una vida a la que volver. Una familia, una carrera que mucha gente envidiaría. Era joven y sana y algún día, un hombre con quien podría construir una relación duradera aparecería en su vida.

No Man For Her - EUNKOOK +18 (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora