No Man For Her - EUNKOOK +18 (Adaptación)

Capitulo 18

   ESPERABA que el trabajo fuera el antídoto para su tristeza, pero se había equivocado.

No podía concentrarse y había decidido marcharse a casa cuando HyukJae asomó la cabeza por la puerta de su despacho.

—Un nuevo cliente —dijo en voz baja—. Ha preguntado por ti en particular. Está buscando un arquitecto joven como socio en su compañía —añadió, apartándose para dejar paso a... Jeon Jungkook.

—Señorita Jung —dijo él, con una sonrisa impersonal. Podría haber sido alguien a quien no conociera de nada—. El señor Sung me ha dicho que tiene usted un gran instinto con la gente.

—El señor Sung exagera —dijo Eunbi, ignorando la mano que él alargaba hacia ella y la cara de horror de HyukJae, que salió del despacho, incrédulo—. ¿A qué estás jugando, Jungkook? —preguntó cuándo estuvieron solos—. ¿Es un juego nuevo? Hemos jugado al juego de la amistad, al de la seducción. ¿Qué es esto, el juego de las relaciones profesionales?

—He venido aquí a buscar un socio para mi empresa. Y me han dicho que tu compañía ofrece ese tipo de servicios.

—Vaya, veo que Yerin te lo ha contado todo. ¿Hay algún detalle de mi vida que desconozcas?

—No lo sé —contestó él—. ¿Por qué no me lo dices tú esta noche mientras cenamos?

Eunbi negó con la cabeza, jugando con el bolígrafo que tenía entre los dedos.

—Los dos sabemos que eso no va a pasar —dijo ella—. ¿Necesitas a alguien que te ayude con el plan para Goyang?

—Exactamente.

—Supongo que... SunHee te apoya. Pero no me la imagino viviendo en un sitio lleno de chalés adosados.

—Estoy intentando convencerla, aunque no es fácil —dijo él, apoyándose en el respaldo de la silla. Parecía muy tranquilo, vestido con un traje oscuro, camisa blanca y una corbata de seda de colores tenues. Tenía aspecto de cliente millonario y comprendía la cara de susto de HyukJae al ver su recibimiento.

—Muy bien. Entonces, quizá podríamos empezar con alguno de los requerimientos. Cualificaciones, experiencia, salario...

—Mi único requerimiento es que cenes conmigo esta noche. Tengo que hablar contigo.

—Lo que tengas que decirme, puedes decírmelo ahora.

—Muy bien —dijo él, sacando un papel del bolsillo—. ¿Te suena esta matrícula de coche?

—No —contestó ella, echando un vistazo—. ¿Por qué?

—Porque estaba aparcado frente a tu apartamento cuando me marché anoche y había un hombre dentro. Cuando vio que lo observaba, arrancó a toda velocidad.

—A lo mejor pensó que ibas a robarlo —dijo ella, como si no tuviera importancia, aunque su corazón había empezado a latir a toda velocidad.

—Eunbi, estamos hablando de alguien que sabe dónde vives, tu número de teléfono y dónde pasas los fines de semana. ¿De dónde ha sacado toda esa información?

—Tú mismo me has encontrado con facilidad —dijo ella—. A lo mejor Yerin le ha estado contando a todo el mundo los detalles de mi vida.

—Tú sabes que no es así. Una de las razones por las que he venido aquí, es para sugerirte que tengas cuidado con tu círculo de amigos y colegas.

—Eso es una tontería. Los conozco bien y no tengo razones para... — pero no terminó la frase. De repente, se le había ocurrido algo.

—¿Sí?