Capítulo 1

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Frente a la ventana abierta del segundo piso de aquella casa se encontraba un chico pecoso con los ojos cerrados y unos lentes de sol, a simple vista se podría pensar que el chico se encontraba descansando o solamente dormido, no era así, el chico...

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Frente a la ventana abierta del segundo piso de aquella casa se encontraba un chico pecoso con los ojos cerrados y unos lentes de sol, a simple vista se podría pensar que el chico se encontraba descansando o solamente dormido, no era así, el chico estaba completamente despierto; usando sus demás sentidos para poder percibir el sonido del viento y los diversos aromas que pasaban la ventana.

Podía sentir que el aire movía las hojas de las copas de los árboles que rodeaban la casa, también hacían girar los molinos de viento de la granja y escuchaba perfectamente el movimiento de las flores. Escuchaba también los sonidos que hacían los animales que pasaban frente a la casa o que se encontraban un poco más alejados de la casa misma. Podía oler el aroma a pay de manzana que su madre dejaba al pie de la ventana de la cocina, sabía que debía estar haciendo unos cuantos más para luego venderlos en el pueblo cerca de la granja donde vivían. Podía oler también las diversas flores que habían sembradas para él por su padre, el cual debía estar a punto de llegar.

El hombre trabajaba en el pueblo como veterinario, tenía su propio consultorio en el pueblo y solía ir a las demás granjas para cuidar de los animales que las personas no podían llevar a su consultorio, a él le gustaba escuchar las historias que su padre le contaba durante la cena y reía divertido por los regaños que le daba su madre por contar algo asqueroso mientras se comía, sentía el leve rechinido del suelo cuando su madre alzaba el pie para patear al hombre y pronto se escuchaba el quejido del mismo por la patada, aquello sólo provocaba más su risa.

Su madre era agricultora y pastelera, desde pequeño la sentía ir de un lado a otro dentro y fuera de la casa, trabajando en la granja o haciendo algún pastel o algún dulce que le daba a probar antes de venderlos en el pueblo o dárselos a su padre para que lo vendiera en el consultorio, todo aquello lo hacía la mujer mientras él estudiaba o recitaba alguna tarea en voz alta para recordar con mayor facilidad todo lo que leía en sus libros especiales.

Y ahora que se acordaba, él se suponía que estaba leyendo un libro, mismo que se encontraba abandonado sobre sus piernas, no era un libro que le hayan mandado en el instituto ya que estaba de vacaciones pero aún así le gustaba leer en sus ratos libres, a veces caminaba por la granja por el lado de los árboles para que no le pegara la luz del sol, paseaba descalzo por el monte de corte bajo con la mano por el tronco de cada árbol hasta que sus pies se detenían frente a la entrada del campo de flores, sus pasos se desviaban un poquito hasta encontrar el camino que su madre le hizo para que pudiera andar por entre las flores, le gustaba pasear las manos por encima de las flores y sentir el aroma de cada una de ellas, era el único momento en el que pasaba tiempo bajo el sol aunque evitaba la luz de sus rayos; a pesar de llevar los ojos cerrados dicha luz lo lastimaba.

Luego de unos minutos se decidió a largar un suspiro y cerró el libro sin antes colocar el separador para no perder la página, se levantó y dejó el libro sobre su mesa de noche, cerró la ventana con cuidado y caminó con confianza hacia las escaleras mientras tocaba su reloj para saber qué hora era. Bajó justo a tiempo ya que escuchaba los pasos de su madre dirigirse hacia donde estaba.

Campo de flores [KatsuDeku] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora