Ape Culiao

ノ𝟬 𝟯

𝘝𝘢𝘭𝘦𝘯𝘵𝘪𝘯𝘢 𝘝𝘢𝘭𝘥𝘦́𝘴

— no logro entender que paso entre tu y la Maite para que la odies —hablo curioso.

no la odio, puede que le tenga un poco de rencor, pero no es lo mismo.

¿cierto?

— no hay nada que entender porque no pasó nada —mentí.

— ¿entonces porque no puedes estar en el mismo lugar que ella?

Porque su presencia me amarga la vida.

— ¿no crees que basta con compartir la tierra? —pregunte irónicamente

— hablo enserio Vale.

Ay me dijo vale, me muero.

— yo también —dije soltando una carcajada, el en cambio no se inmuto.

— es mi prima y tu mi amiga, podrían hacer un esfuerzo por llevarse bien ¿no?

note el cambio de voz cuando se refirió a amiga.

dijo amiga, DIJO AMIGA.

SOY SU AMIGA WEON

— no tengo interés en socializar con una mentirosa —confesé un tanto harta de la conversación.

¿Tenemos que hablar de su prima siempre?

Aquí cuernos del toro.

— ¿a que te refieres con mentirosa? —su ceño estaba levemente fruncido y eso hace que me de miedo.

note que esta salida solo iba a centrarse en la Maite, y la verdad de las cosas no me interesaba ni un poquito.

— ya me tengo que ir —me levante rápido pasando las manos por mi falda para que se alisé

— pero acabas de llegar —hablo mientras se levantaba, se limpiaba el pantalón por atrás cuando se sacudió el trasero

me encantaría hacerlo yo, con gusto lo hago yo.

A lo lejos visualice al clemente, mi salvación.

— ahí viene el clemente —señale en su dirección justo cuando iba a hablar, el Cleme se sentó en una banca del patio

Parecia que pensaba que estoy ocupada, ¡sálvame weon por la conchetumare!

ah.

— yapo, quédate un rato más —suplico.

mucho me gustara, pero a veces pienso que solo quiere hablar conmigo para saber que onda con la cuernos del toro.

— ¿para qué? —pregunte un poco tajante

— nose, pero me gusta tu compañía —confeso.

shock.

¿escuche bien?, quizás estoy sorda y dijo lo contrario.

— lo dudo, soy super antipática la mayoría de veces —negué su confesión, lo dudo caleta.

¿o será verdad?

falso

— no, o por lo menos conmigo no eres pesada —tenia un sonrisa que dejaba ver sus margaritas— me siento especial —hablo de nuevo al ver que no planeaba decir nada.

lo eres, mi amor.

muy especial de hecho, que hago cualquier cosa por ti.

Mire al clemente con una cara de súplica, en segundos retomo su camino hacia acá entendiendo.