Capítulo 3.

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Louis

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Louis.

– ¡Louis! – escuché la voz de mi madre desde la sala – ¡Baja ya a desayunar!

Hace una semana que comenzaron las clases y no puedo acostumbrarme a levantarme tan temprano.

Creanme, he intentado de todo para dormirme temprano y no levantarme con tanto sueño pero algo ocurre que termino dormido alrededor de las dos de la mañana y claro, no puedo ni con mi alma cuando suena el despertador.

– Buenos días – dije al entrar a la cocina.

– Buenos días cielo – me dijo mi madre antes de darme un beso en la mejilla.

Tomé mi lugar en la mesa, entre Daisy y Phoebe, porque claro, cuando nos mudamos todas mis hermanas decidieron apartar un lugar y apropiarse de él y bueno, a mi me dejaron el que sobraba.

– Lou, ¿puedes ir a dejar a Lottie y a Fizzy a la secundaria? – me pregunta mi madre mientras me da el plato con hot cakes – tengo una reunión de padres con las gemelas y tengo que dejar a Doris y Ernest en la guardería antes.

– Claro, no hay problema – le dije regalándole mi sonrisa de ángel.

– ¿Y es necesario que vayamos hoy a clases? – comenta Phoebe – ni es tan importante ir los primeros días...

– Tiene razón má – le sigue el juego Daisy – no hay que ir hoy. Quedémonos en casa a jugar.

– Eso no se va a poder, señoritas – les contestó sentándose en la cabecera de la mesa – aparte, ya tenemos a un holgazán en la familia, no queremos dos más.

– No sé porque tengo el presentimiento de que están hablando de mí – dije haciéndolas reír – como sea, pásame la miel Lottie, por favor.

Mi querida hermana de quince años no me hizo caso, de lo contrario, parecía totalmente devastada con la cabeza recargada en la mesa, el celular en una mano y su desayuno sin tocar.

– ¿Lottie? – traté de llamar su atención pero no hizo efecto alguno.

– Ni lo intentes, Lou – me dice Fizzy dándole una mordida a sus hot cakes – está así desde que bajó.

– Lottie, cariño – le habla mamá – desayuna por favor.

– Lo siento madre – dice levantando su rostro de la mesa – es que no puedo disfrutar de este delicioso desayuno cuando no he sabido nada de mi esposo desde hace dos semanas.

¿Esposo? ¿De qué habla ahora?

– ¿Estás así por ese cantante que te gusta? – pregunta incrédula Fizzy.

– ¡Es más que un cantante! – dijo de inmediato poniéndose a la defensiva – es el amor de mi vida – lloriquea.

Esto es lo que pasa cuando eres el mayor y tus hermanas están cruzando la adolescencia, aunque debo de ser sincero, solo esto ha pasado con Lottie.

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