Capítulo 8.

195 19 15
                                    

Louis

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Louis.

Les mentiría si les dijera que no entre en pánico, porque así fue.

Jim aventó el balón para que yo lo atrapara, pero su lanzamiento fue directamente a la cara de Marcel, el cual seguía medio inconsciente en el suelo, con sus manos tapando su nariz.

– ¡Marcel! – dije poniéndome en cuclillas a su lado – ¿sigues vivo?

– Eso creo – murmuró con dolor.

Lo ayudé a incorporarse poco a poco porque sentía que se iba a desmayar en cualquier momento.

– Joder, lo lamento mucho – dice Jim llegando hacia donde estamos – ¿estas bien compañero?

– Si, estoy bien – quito sus manos de su cara y por suerte su nariz no estaba sangrando ni nada.

– Te llevaré a la enfermería – le dije ayudándolo a levantar y tome su mochila junto con sus lentes.

– No es necesario Lou, estoy bien.

– Tu nariz no dice lo mismo – dije señalándola, la cual se veía hinchada.

– Yo... tengo que irme – dice Jim tomando su balón – lo lamento de nuevo, Mariano.

– Marcel – murmura mi amigo.

– Claro – dicho esto se va.

Miré a Marcel para asegurarme de que siguiera de pie y si, pero parece un poco mareado.
Coloqué su brazo alrededor de mis hombros para ayudarlo a caminar, el pobre se está tambaleando como un borracho.

– ¿Están rotos mis lentes?

– No. Hasta eso tuviste suerte.

Llegamos a la enfermería sin problemas... bueno, casi se estrella con un casillero pero lo moví rápidamente para que eso no sucediera.

– Hola chicos – nos saludó amable la enfermera, Greta.

– Hola Greta – dije devolviéndole la sonrisa.

En años anteriores venía seguido a la enfermería por los partidos y los entrenamientos. Durante un partido un bravucón de la otra escuela me tacleo y terminé con mi pie roto y gracias a los analgésicos me mal viajé y terminé por contarle toda mi vida a Greta. Es una buena mujer y excelente enfermera.

– Mi amigo aquí necesita ayuda con su nariz – lo ayudé a recostarse en la cama.

Greta se acercó a el y tocó suavemente su nariz, a lo cual Marcel ahogó un grito.

– Por suerte no está rota.

– Me duele – murmuraba con los ojos cerrados.

– Tranquilo cielo, te daré un medicamento para el dolor y un poco de hielo – le sonríe.

HIDDEN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora