Cuatro

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Casi pasaba otra semana desde que Hanzo llegó, y su hermano estaba entre feliz y triste. Aún no conseguía obtener el trato que había podido recuperar antes del incidente con su querido hermano mayor. Todo el tiempo evitaba quedarse a solas con el ninja y a veces lo miraba con miedo. Lo único que lo mantenía positivo es que pronto podría pelear codo a codo con él y crear un poco de confianza entre los dos.

A pesar de eso a Genji le dolía saber que aún su hermano no superaba lo que pasó entre ellos en su adolescencia, aunque tampoco podía enojarse, después de todo debió de haber sido una experiencia un tanto traumática para el mayor. Aunque el hermano menor tampoco superaba la culpa que sentía sobre de todo eso.

Ese día quería intercambiar algunas palabras con su hermano pero éste no se encontraba en ninguna parte. Creyó que estaría entrenando pero no fue así, por lo que decidió buscar por todos los lugares que probablemente su hermano acudiría.

Tal vez una hora pasó hasta que de camino a las afueras de las instalaciones chocó con una chica bastante alta y fornida, de piel morena y cabello tal vez casi tan negro como el del mayor de los Shimada. Ella lo miró sin ninguna expresión y Genji solo hizo una pequeña reverencia.

-Ah... ¡El novio de Mercy!- exclamó la muchacha un tanto molesta.

Genji se sonrojó un poco y la miró atónito. Sus expresiones eran tan difíciles de interpretar que casi le pareció que lo fulminaba con la mirada.

-¿Novio...? Nada de eso...-dijo avergonzado pero tratando de mantener el control de sus acciones- Tu eres Fareeha ¿No?

La alfa asintió suavemente y lo miró curiosa alzando una ceja y abriendo levemente los labios.

-¿Buscabas algo...?- se atrevió a preguntar dejando la "rivalidad" de lado que ella misma creó.

-Ah... Si, buscaba a mi hermano- dijo un tanto nervioso el ninja- ¿Lo has visto?

La muchacha miró el cielo pensativa y se llevó una mano a la nuca, al cabo de unos segundos volvió a mirar seriamente al ninja y señaló el camino por el que ella venía.

-Lo ví con ese vaquero de camino a los cuarteles, estaban sentados en el borde de un precipicio...- habló rápidamente la morena sin dejar de mirarlo directamente- espero haberte ayudado

Genji asintió y Fareeha siguió su camino pero al cruzar junto al chico chocó su hombro con algo de fuerza y alzó su rostro para imponer sobre el otro. El ninja suspiró algo fastidiado y comenzó a caminar hacia la dirección que la chica le había mencionado.

Apresuró un poco el paso pues estaba por anochecer y una vez llegó ahí quedó algo impactado ante la escena.

Su hermano estaba conviviendo amigablemente con aquel vaquero al que hace tan solo una semana pareció querer atravesar con la mirada. No le molestó la vista, en cambio, sonrió feliz ante ella y se cruzó de brazos mirándolos complacido. Supuso que sería mejor dejar su plática familiar para otro momento pues le pareció que la estaban pasando muy bien y no quería arruinar ese momento para su hermano y su mejor amigo.

Justo cuando estaba por retomar su camino de regreso le pareció ver a su amada Ángela sentada sobre una pequeña roca que daba vista directa hacia el mismo precipicio dónde se encontraba Hanzo y Jesse. La miró curioso y un pequeño sonrojo se esparció por sus mejillas al ver esa dulce sonrisa que tanto lo hipnotiza.

A paso torpe se acercó hacia la doctora y se apoyó contra la roca mirando lo mismo que ella.

-¿Es tan entretenida la vista, doc?- preguntó evitando tartamudear al dirigirle la palabra a la rubia.

Ángela miró algo sorprendida al ninja y río levemente mientras se sonrojaba un poco.

-¿Esa es tu manera de saludarme, Genji?- dijo algo divertida y siguió viendo a la "pareja" con una gran sonrisa.

El chico rio un poco y miró sonriente la misma dirección que veía la rubia.

-Lo siento Ángela, ¿Cómo estás? Supuse que estarías llena de trabajo...

La doctora suspiró y miró con unos ojos cansados al ninja quien le devolvió una mirada sonriente y cálida.

-Me gusta venir a éste lugar para escapar un rato de mi despacho- dijo suavemente la rubia sin dejar de mirar detenidamente a su acompañante.

Genji agradeció que casi todo su rostro estuviera cubierto o la doctora se habría dado cuenta de cuan sonrojado estaba.

-¿Te gusta espiar a la gente...?- preguntó en forma de burla tratando de molestar un poco a la doctora.

Ángela rio un poco con esa suave y hermosa voz que al chico le encantaba y nego lentamente.

-No es eso, Genji- dijo aún entre risas la rubia y se cubrió el rostro con su mano desviando la mirada al suelo- solía venir aquí a contemplar el atardecer pero ellos hasta hace unos días empezaron a reunirse en éste mismo lugar y aún no se percatan de mi presencia...

Genji abrió un poco los ojos por la sorpresa y miró aún atónito a su hermano. No era común que congeniara con un alfa de forma tan amistosa y cercana como lo estaba haciendo ahora con el vaquero. El ninja sintió una pequeña presión en su pecho lo que lo hizo sacudir su cabeza al instante para alejar ese sentimiento enterrado en lo más profundo de su corazón y miró a Ángela buscando confort.

La rubia lo miró con una media sonrisa y alzo levemente una de sus cejas.

-¿Qué sucede, Genji...?- preguntó entre curiosa y preocupada.

Genji suspiró y volvió a sonreír buscando expresarle esa acción a su amada por medio de sus ojos. La doctora al darse cuenta le devolvió con calidez la sonrisa e inclinó un poco la cabeza.

-¿Puedo hacerte compañía...?- preguntó esperanzado el ninja.

-Por supuesto, Genji, es tan acogedor estar a tu lado...- respondió un tanto sonrojada la doctora y volvió a desviar su mirada hacia el atardecer.

Genji suspiró aliviado y se sentó a lado de la rubia quien le había hecho un espacio en la roca y con todas sus fuerzas evitó mirar a la pareja por lo que decidió concentrarse en el hermoso atardecer... aunque claro, su mirada se desvió indeterminadas veces hacia la doctora quien también miraba a su acompañante de reojo.

Y solo así, a lado de la hermosa omega pudo olvidarse de ese sentimiento que tanto le aterraba volver a tener...

¿Predestinados...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora