🍂Chapter Twenty Eight🍂

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Emilio

Llegamos a aquel lugar, pero no identificaba donde estábamos. No iba viendo hacia adelante, así que de pronto sentí como la camioneta se detuvo.

— Es aquí — Dijo Ángel — Abajo

Me baje de la camioneta y me quede viendo a ese... Esa... Casa...?

— D-Donde estamos? — sentí como puso una pistola detrás de mi cabeza y rápidamente levante las manos.

— No preguntes y avanza

Tenia activado el GPS de mi teléfono y una llamada activada, me podían rastrear.

Empecé a caminar dentro de esa casa y el me llevaba al sótano, el lugar tenía moho y olía húmedo. La madera rechinaba y parecía apunto de romperse

— ¡Amor! — Agh, quería que me dijeran asi, pero no precisamente ella.

— Hola — sonreí

— Aqui esta ella

— Que onda cuñado — Sonrió en línea recta

— Solo asegurame que rompiste el lazo con... Ese omega sangron — Relajate Emilio... Relajate...

— Obvio lo hice

— ¡Maldito desgraciado, hijo de la verga! — Me alegó Renata — ¡Idiota, imbécil, burro, tonto, puto!

— Bueno, niña, puedes irte — Ángel se quito de detrás de mí y comenzó a desamarrar las muñecas y pies de Renata

— ¡Agradecida con el de Arriba! —La soltaron y rápidamente se dirigió a mi — ¡Tu idiota, vas a pagar caro por haber roto el lazo con mi hermano! ¡Tuvo suficiente con este imbécil — señaló a Ángel, esperen... ¿Recuerda a Ángel? ¡¿RECUPERÓ LA MEMORIA?! — como para que ahora llegarás tu también!

Con el dolor de mi corazón le respondí:

— Agradece que te salve la vida, eso debería bastarles

Frunció el ceño y me pateó en los bajos, haciendo que yo cayera al piso tomándome ahí

— Espero que eso te arruine a ti la vida, desgraciado. Luego no vengas llorando por mi hermano.

Con eso ella subió las escaleras del sótano.

Leticia se acercó a mí y acarició mi mejilla

— Al fin juntos... — luego se dirigió a Ángel — Ve por ella

— ¿Q-Que? — hable bajo, aun por el dolor

— Mi amor — dijo ella viéndome — Esto aun no esta completo... Necesitamos que Joaquín esté con Ángel, asi todo esta completo y es un trato justo — No para todos

Ángel regresó con ella tomándola con un brazo de su torso y una navaja en su garganta.

— ¡¿Ahora que, pendejos?! — dijo Renata

— Necesitamos traer a Joaquín aqui — dijo Leticia, dejando un beso en mis labios

Cuando se dio vuelta rápidamente pase mi mano sobre mis labios, limpiando.

Sentí un hoyo en el estómago cuando el teléfono de Ángel sonó, avisando que él estaba llamando.

— Bueno? — Respondió la vocecita de mi omega

— Joaquín! Cuanto tiempo!

— A-Ángel?

— Soy yo, amor mío — Sentí que se me iba la vida y me dieron náuseas

Mentas Y Chocolates | EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora