Capítulo 28

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22 de Diciembre, fecha más conocida como el día del baile de invierno.

El reloj de encima de la mesita de noche marcaba las 07:05 p.m, tan solo tenía una hora y media para terminar con mi pelo y ponerme el vestido antes de que Darrel viniera a por mí.

-¿Quantos quilos más de laca te tienes que poner?-preguntó Emily mientras aplicaba el rímel por todas su pestañas.

-La que sea necesaria para que cada cabellos se quede quieto en su sitio durante toda esta noche.

–Si sigues con la laca intoxicaras a todo el mundo, incluyéndome a mí. –Emily tosió de manera exagerada para despúes reírse de mí.

En definitiva se podía decir que mi pelo estaba perfecto. Yo ya tenía el pelo rizado pero con las tenacillas lo había rizado todo hacia un lado de manera que me caía por encima del hombro derecho y me lo había sujetado con unas pinzas con pequeños brillantes encima. Con el maquillaje había optado por algo sencillo, tan solo los ojos marcado con lápiz negro y rímel, un poquito de brillo y listo.

Ahora solo quedaba ponerme el vestido.
Me levanté de la silla que había colocado delante del espejo y abrí el armário de mi amitación donde estaba el vestido. Lo descolgué y lo quité de dentro de su bolsa para tenderlo encima de la cama. Cuanto más los miraba más me gustaba. 

–Estarás preciosa.–Emily miraba el vestido al igual que yo. 

Sin perder el tiempo me quité la ropa que llevaba puesta y deslicé el vestido por mi cuerpo hasta que estúbo en su sitio. Definitivamente, me sentaba de maravilla. Se ajustaba a mí a la prfección y el color me quedaba de fabula. 

–Darrel se va a quedar pasmado y sin aliento cuando te vea.

–¿Tú crees?

–Por supuesto que si.  Estas despampanante. Peró yo estaré más sexy. 

Y eso era verdad. Emily llevaba un vestido plateado que se ajustaba a la perfección a su silueta , era largo y en la parte izquierda llevaba un corte por donde le podías ver toda la pierna hasta medio muslo. Seguro que cuando Christopher Merrie la viniera a buscar tendría un ataque al corazón, o no esperaría a que terminara el baile para tirarse encima de ella.

Las dos nos habíamos puesto nuestros vestidos y ya estábamos listas para nuestra gran noche: el último baile de invierno en esta institución.  El timbre de mi casa sonó y las dos nos levantábamos rápidamente del sofá, se podía notar que estábamos muy nerviosas. Evidentemente queríamos ver a nuestras parejas con sus preciosas trajes, y por mucho que yo ya había visto a Darrel con el suyo estaba muy ansiosa por verlo. 

Dentro de la habitació entró Mr. Albert seguido de Darrel. clave mi mirada en el y no la pude volver a quitar.

 –Wow, estas... preciosa.–me susurró Darrel cuando estuvo justo frente a mí. 

–Gracias. –seguramente ya estaba roja y por eso Darrel formó una leve sonrisa. Suerte que no llevaba la llave puesta y no podía escuchar todo lo que pasaba por mi cabeza. 

No se el momento en que Christopher llegó, peró lo había hecho. Mientras que Emily y Christopher se subían en el coche de el, Darrel me abrió la puerta del que, supuse, era su coche.   No pude apartar la mirada de Darrel en todo el trayecto,  estaba extremadamente guapo con su traje, el cual había escogido yo, y su pelo peinado de manera sencilla hacia atrás.  Una vez que llegamos y bajamos del coche nos encontramos con Emiily y Christopher en el parking. Los cuatro entramos juntos.  

La fiesta ya había empezado y todo el mundo bailaba con su respectiva pareja. La decoración de la sala era fabulosa, todo era blanco, azul y plateado, encima de las mesas había estatuas de hielo y del techo caía nieve artificial y confeti plateado. Nos sentamos en una de las mesa y poco despúes llegó Curt con Andrea.

–Hola chicas. –nos saludo Curt a cada una de nosotras para luego besar nuestras mejillas y sentarse a la silla que estaba a mi lado. – Oh sea que... este es Darrel. – susurró en mi oído.

–Si, el es Darrel. 

–No se porqué peró no me cae bien. – y aquí volvíamos a empezar. 

–Peró si acabas de llegar y no has ni hablado con el.– lo miré incrédula.

–Tampoco me hace falta llegarlo a conocer. –se encogió de hombros.  

Negué hacia el para luego girarme hacía donde estaba Daarrel y verlo charlar con Christopher. Al darse cuenta que lo miraba me miró de vuelta y me dedicó una sonrisa que inmediatamente le devolví.  Discretamente aproximo su mano a la mía y la toco tiernamente hasta que quedar sus dedos entrelazados con los mios. Mire nuestras manos juntas para luego subir la mirada hasta sus ojos y que una amplia sonrisa apareciera en mis labios. Con lentitud se fue acercando a mí hasta que sus labios quedaron a centímetros de mi oreja y poder susurrar en ella:

–¿Vamos a bailar? 

–Por supuesto que si. 

 Los dos nos pusimos de pie y, sin soltarnos la mano, fuímos a la pista de baile. De inmediato nos mezclamos con la gente y la música pop que inundaba el lugar. Todo el mundo bailaba al compás con sus parejas. Darrel me hizo girar en una vuelta y quedar posicionada otra vez ante el. Sin previó aviso empezó a bailar y, para mi sorpresa, bailaba de maravilla. Por otra parte yo era pésima en este tipos de baile, tan solo dejaba que mi cuerpo moverse al ritmo. Darrel tiró de mí y en ese momento empecé a bailar.  No tardamos mucho en oír gritos procedentes de Emily. Tanto ella como los demás se aproximaban a nosotros con los brazos levantados para evitar que el líquido d dentro de los vasos se derramara.   Todos bailábamos con todos y en el caso de Curt solamente se limitaba a mover los brazos como mono.  

Pasaron varias canciones, las cuales todo el mundo cantaba gritando y bailaba de la mejor manera que les era posible. De tanto bailar estaba reventada, al igual que seguramente estaría todo el mundo. Como si los encargados de la música me hubieran leídos la mente en ese momento empezó a sonar las primeras notas tocadas a piano de la siguiente canción.  Al mismo instante Darrel se posicionó delante de mí y me tendió una mano, sin ninguna duda la acepté y la cogí con la mía. Mientrás nos íbamos acercando su otra mano libre viajó hasta mi cintura, al mismo tiempo que mi otra mano se posiciono en la parte trasera de su cuello. 

–Gracias por acompañarme.–no sabia exactamente si me había escuchado ya que se lo había susurrado.

–Gracias por haberme invitado –me susurró de vuelta.

Delicadamente solté su mano y me abracé a el con suavidad entrelazando mis dedos en su nuca. Su mano bajó hasta mi cintura y me atrajó más a el de manera que mi cabeza quedaba junto a su hombro. Nuestros cuerpos se movían al mismo ritmo de la música y parecía que de un momento a otro toda la gente que nos rodeara hubiera desaparecido y estibáramos solos dentro de la sala. Un pensamiento se me paso por la cabeza y volví a dar gracias de no llevar la llave puesta.  Subí mi mirada para comprobar que Darrel no separaba sus ojos de mí, avergonzada intenté desviar la mirada de la suya peró una mano me lo impidió. Darrel había posicionado su mano izquierda en mi mejilla y la empexó a acariciar sin separar su mirada de la mía. Poco a poco se iba acercando y yo no hacia nada para que retrocediera, estaba tan cerca que nuestras narices se rozaban, podía notar su aliento chocar contra mi boca, hasta el momento en que noté sus labios acariciar delicadamente los míos. Instintivamente cerré los ojos y justo en el momento que los últimos acordes de piano inundaban la sala noté unos labios presionar delicadamente sobre los míos. 

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