Capítulo 7

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Sahale empujó una de las muchas estanterías que había y esta retrodeció dejando el suficiente espacio para poder pasar donde quisiera que daba ese pasillo.

–Borra esa cara de susto, no será para tanto.– Darrel intentó calmarme y me golpeó el hombro para que entrara antes que el.

Uno a uno fuimos pasando al otro lado de la estantería, al estar todos, Darrel cerró detrás nuestro y todo se quedó oscuro.

–No te preocupes, ahora encenderemos las linternas.–Oneida encendió la primera linterna y me la tendió.–no la sueltes, des de este momento es tuya.

Si, eso si no cambiaba de opinión y salia corriendo, piernas ayudadme, de ahí en ese mismo instante. Gwen no digas tonterías y tranquiliza, piensa que esto te interesa y supongo que no sera nada peligroso no nada de eso.
Respiré y me tranquilicé.

Habíamos empezado a caminar. El pasíllo era estrecho peró, por suerte, era bastante alto y no me dió la claustrofobia. No hubiera sido muy buen momento para ataques de pánico.

–No estaremos mucho en llegar.–Aurora se giró un poco para hablar conmigo.–Cuando lleguemos intenta actuar lo más normal posible.

Muy bien, esas palabras no me tranquilizaban mucho, ahora si que parecía que me fuera a dar un ataque de pánico.  Intenté quitarme esa idea moviendo la cabeza y concentrándome en caminar.
A los cinco minutos ( a mí me pareció mucho más) Sahale empujó una piedra y todo empezö a temblar.
Sin poder-lo evitar se me escapó un gritó y no pude evitar sujetar a Oneida, que la tenia delante, por el brazo.
Una escalera se abrió a los pies de Sahale y al fina de ella se podía preciar la luz de fuera.

–No me acordé de avisarte de esto.– Oneida se disculpo con una sonrisa.– Ya lo sabes para la próxima vez.
Eso si había próxima vez, creo que si los veía por la calle me haría la loca y diría que no lis conozco de nada, esto depende de lo que me encuentre al bajar esas escaleras.
Todos bajamos con cuidado, no se puede decir que estuvieran en muy buen estado y si le sumamos que la piedra resbala...
Al bajar el último escalón y salir a la luz no podía creer lo que veía.

–Esto no és Londres.

–Si lo es, en parte, es una zona escondida de Londres, la llamamos Appel Town.–Darrel se puso a mi lado y me guió para que siguiera a los demás.

Las casa eran antiguas, de piedra con pequeñas ventanas y, de algunas de ellas, colgaba flores. Las calles también eran de piedra y por ninguna parte se veían coches, solo bicicletas de las antiguas. 
La gente vestía como años atrás mis abuelos habían vestido, o hasta mis tatarabuelos.
Un lugar bastante peculiar, peró, no se el porqué, me gustaba.

Entramos en una casa que formaba esquina. Dentro todo era de estilo más moderno, pero muy acogedor.

–Esta es nuestra casa, ahora también la tuya– Lesly me hizo pasar delante de ella y señalo la habitación que se abrí delante nuestro.

–¿Mí casa? O sea, quiero decir...¿Nuestra casa?

–Si, no es que vivamos aquí, solo pasamos la gran mayoría del tiempo y cuando hacemos la reuniones nocturnas nos quedamos a dormir.–me dijo Darrel.
–Ahora siéntate, tenemos mucho que explicarte.


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