Capítulo 3

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Mamá estaba otra vez con el coche esperandome, lo que no le había comentado es que Emily vendría con nosotras.

-Hola mama.

-Hola Susan.-como siempre que venia sin avisar Emily era la chica más amable y respetuosa del mundo.

-Ya encontraba raro yo que esta semana no hubieras venido a visitarme.

-Siento no haberte avisado pero a sido plan de último momento.

-No importa.-mama aceleró con una sonrisa sorprendentemente alegre.

-Mama ¿estas bien?

-Perfectamente ¿y tu?

-Em esto, si, también estoy muy bien.

Emily y yo subimos a mi habitación luego de saludar a Maddy y a Toffe.

-Enciende el ordenador mientras yo voy sacando el libros.-con prisa saqué el libro de la mochila y be volví a quitar el collar para dárselo a Emily.

-Muy bien primero de todo vamos a introducir solo Llave de los pensamientos y a ver que nos sale.

Evidentemente yo sabía que no iba a salir nada, lo había intentado por la mañana, peró dejé que buscara.

-Aquí tenemos algo interesante.-Emily entró en una página con nombre El poder ocultoy empezó a leer- Según esta página hace muchos años quemaron a seis personas por brujos, decían que podían resolver los problemas de las personas solo con leer sus pensamientos.

-Esta página no es, no tiene nada que ver con la llave y el libro.

-Calla un segundo.-como siempre hizo caso omiso a mis palabras- Se hacían llamar Los portadores de los pensamientos. Mira aquí hay una foto de un libro muy parecido al tuyo pero en color ámbar.

-¿No explica nada más?

-No, solo explica esta pequeña historia. Peró, ahora voy a buscar Portadores de pensamientos y  ya veremos que nos sale

Al introducir esas palabras millones de entradas se abrieron, podríamos pasarnos días leyendo cada historia publicada sobre ese tema.

-Creo que tendremos mucho trabajo.

-Voy a pedirle a Mr.Albert que nos prepare café.

Estaba segura de que algo se escondia detras de ese libro y la llave pero, como era de los más evidente, no tenia ni la más remota idea de lo que se trataba.

Mr. Albert estaba cocinando, olía de maravilla, seguramente hoy había Shepeher's pie, su especialidad. Des de bien pequeña, Mr. Albert, cocinaba ese pastel cuando estaba de buen humor.

-Mr. Albert huele de maravilla.-inspiré el típico olor de la carne picada.-ya deseo que sea la hora de cenar.

-Pues aún tendrá que esperar un par de horas. ¿Queria algo en especial?

-Si, venia a por café. Hoy Emily se quedará a cenar y seguramente a dormir, así que vamos a necesitar.

-¿Sabe eso su madre?

-Lo sabrá cuando llegué de acompañar a Ann a sus clases de piano.

-Muy bien, yo les subiré el café dentro de diez minutos cuando haya terminado la masa.

-No se preocupe yo lo preparo prefiero que siga con la cena, tienen una pinta deliciosa.

Mr. Albert siguió con la cena mientras yo hacía el café.

A mi madre le encantaba ese café, lo compraba en una tienda del centro y era de colombia, el mejor café de la história.

Subí con las grandes tazas de café a la habitación con un medio terrible a que se me cayera todo por el suelo, me solían conocer por mis dos pies izquierdos.

-He encontrado cosas interesantes.- en el ordenador se reflejaba una página con imágenes de símbolos Griegos y Aftecas.-Pasame la llave un segundo.-Como si se tratara de un cirujano le pasé la llave.-¡Gweny! No habíamos visto la forma que tiene, es igual que esta.-en la pantalla había una foto de una estrella a la cual le salían raíces.-El árbol de la vida. Vine de la mitología azteca.

-Y¿Qué tiene que ver eso con los pensamientos?

-Eso ya no lo se.

Las dos nos giramos al oír como se abría la puerta. Mr. Albert entró con un plato en la mano y su típica sonrisa.

-Hola chicas, espero no molestar, os traigo galletas recién sacadas del horno.

-Muchas gracias Mr.Albert.

-Por cierto, Gwendolyn, ya se donde había visto esa llave. Mi ahijada tambien lleva una exactamente igual o muy parecida.

Emily y yo intercambiamos miradas y podía saber exactamente lo que pensaba, yo pensaba lo mismo.

-Mr. Albert ¿Cuantos años tiene su ahijada?

-Pues creo que un año más que vosotras dos.

-Y¿A que colegio va?-Emily como siempre interrogando hasta sacar toda la información posible.

-Va al colegio justo al lado de la oficina de correos.

-Por casualidad ¿no tendría su numero de teléfono?

-El suyo no pero si el de su casa.

-Y¿Seria tan amable de apuntarlo?

-Por supuesto que si.

Emily siempre se salia con la suya, fuera lo que fuera y eso había quedado muy claro.

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