Capítulo 23

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Entré en uno de los bares que estaban abiertos. Dentro era completamente como en las películas históricas. La luz era amarilla, para nada nítida, había gente mayor dentro, la mayoría de ella hombres, todos bebiendo lo que parecía cerveza.

Me acerqué a la barra y detrás de la misma había una mujer de unos 30 años con corpiño y la típica falda larga ancha roja.

-Hola guapa, ¿què quieres para beber?-me preguntó al verme.

-Precisamente no quiero bebida, solo necesito respuestas.

-¿Respuestas? ¿Para que?-había bajado la voz y se había acercado a mi.

-Sobre el ataque de ayer, soy parte de los portadores.-al pronunciar esas palabras su cara cambió completamente, la sonrisa había desaparecido completamente y se había puesto recta.

-Yo...mmm...termino mi turno dentro de media hora, si quieres esperar bebiendo algo  yo te explicaré todo lo que pueda.

Bastó que asintiera para que me sirviera un zumo de manzana. Me quedé sentada allí esperando mientras ella servía a todos los clientes. Justo media hora despúes, tal y como ella había visto, acabó su turno.

-Debemos ir a algún sitio tranquilo, no me gustaría que alguien nos escuchara.

-Mi casa esta justo en la acera de enfrente.

Las dos salimos del bar y nos dirigimos a "mi casa". Abrí la puerta, no había nadie, nos dirigimos al salón y yo encendí la chimenea.

-¿Quieres un té?

-Si, por favor.

Fuí a la cocina y preparé un jarra de té caliente para las dos, lo serví en dos tazas y entré otra vez en el salón.

-Aquí tienes.

-Muchas gracias. Bueno y ¿qué quieres saber?

-Primero de todo, yo soy Gwendolyn y soy la que cierra el círculo de los portadores.

-Si, lo se, Sahale viene muy a menudo y nos cuenta novedades.-me explicó- Yo me llamo Berta y tengo el poder de interferir y controlar los sentimientos.

-WOW ¿Como lo haces?

-Con mucha concentración.-rió.- Bueno, dime, ¿qé quieres saber?

Me senté junto a ella en el sofá y cogí mi taza de té.

-Primero de todo, cuéntame todo lo que viste.

-Pues empezamos a escuchar el trote de los caballos, al principio no sospechamos nada, peró al ver que eran muchos caballos y que estaban nerviosos salí a ver que era. Eran más de siete caballos, las callas ya estaban vacías y la gente que había en el bar se había levantado, no se dieron cuenta de que estábamos allí, no prestaban demasiada atención a lo que no fuera la casa. Luego todos entraron y empezamos ha escuchar ruidos, unos cinco minutos despúes salieron, cogieron los caballos y se fueron.

-Y ¿sabes algo sobre los Arcanos? 

-Pues, lo que todo el mundo sabe. Son capaces de leer los malos pensamientos y de ver los malos recuerdos de cualquier persona con ta solo tocarla, por eso son tan oscuros. Es uno de los clanes más peligrosos de Middle Age, se dice que por culpa de sus poderes se quedaron con todo lo oscuro de la gente a la que tocaron y por se volvieron ¿malvados?.

Despúes de terminar de hablar nos quedamos unos minutos en silencio y allí fue cuando empezamos a escuchar el típico ruido del trote de los caballos.

-¿Qué es eso?-me puse de pie  y me iba a acercar a la puerta cuando Berta me sujetó de la mano.

-Gwendolyn, no te cerques a la puerta, son ellos.-su cara reflejaba temor.

-Berta, escóndete en el baño.

-No, tu también tienes que esconderte.-el sonido del galope estaba a menos de lo que querríamos que estuviera.

-Berta, escóndete, ¡ya! -grité nerviosa. Berta me miró y con miedo se levantó y entró al baño, yo tan solo me quedé allí esperando hasta que el ruido del galopé se paró justo en frente de la casa, no hizo falta golpear la puerta porque yo la había dejado abierta. 

Cuatro hombres entraron, eran altos y bastante corpulentos. No se sorprendieron al verme, me esperaban allí, antes de que pudiera reaccionar uno me había cogido del pelo y me había tirado en el suelo, me quede atontada durante un segundo peró reaccioné a tiempo, antés de que uno de ellos me golpeara la cara le cogí el brazo y con la fuerza que ni siquiera sabía que tenía se lo retorcí hacia atrás, para algo habían servido los entrenamientos. Después de retorcerle el brazo lo más que pude lo empujé hacia el suelo y le patee la cabeza antes de que se levantara otra vez, poco despúes noté como alguien me golpeaba fuertemente la espalda y yo caí de cara al suelo quedándome sin respiración, alguien me agarró por el brazo clavándome las uñas y me giró, su mirada fue directa a mi cuello y al ver que no llevaba la llevaba la llave me miró y volvió a empújarme cosa que hizo que me golpeara la cabeza. Pude ver borrosamente como salían de la casa. Estaba muy mareada peró poco a poco me levanté y sujetándome donde pude llegué a la puerta del baño, al abrirla me encontré a Berta sentada en el suelo con la cabeza envuelta entre sus brazos y apoyada en sus rodillas. 

Al instante me miró  asustada con los ojos llorosos peró al ver que era yo se levantó y vino hacia mi, al  instante me abrazó. Al tocarme gemí de dolor, la espalda me dolía a rabiar, al igual que la cabeza y el brazo.

-¡Oh madre mía! ¿Qué te han hecho?-Rodee los hombros de Berta con el brazo que no me dolía y ella me llevó a la sala donde me senté.-¿Te duele la espalda? 

Solo con el roce  de los dedos de Berta volví a gemir. Despúes de pedirme permiso me levantó la camiseta.

-Gwendolyn llevas toda la espalda marcad, tienes que ir a que te lo miren.

-No, no puedo, nadie sabe que estoy aquí. Al llegar a casa me podre crema y ya esta. 

- Y la sangre de la cabeza ¿también la esconderás? 

Al decir eso llevé la mano a la entrada de mi pelo y luego la miré, efectivamente estaba sangrando.

-Berta por favor, no digas nada, no quiero que sepan que he estado aquí. 

-No diré nada, peró quiero que alguien te mire esto.-Solo asentí. - Siento tener que irme, peró es tarde. ¿estarás bien?

-Si, vete tranquila. Gracias por todo. 

Despúes de que se fuera revisé que no hubiera rastro de lo que había pasado y me fuí. El camino se me hizo largo, muy largo, me dolía la espalda y seguía mareada, no podía mover el brazo sin notar las punzadas de las uñas. Tardé más de media hora en llegar y salir de la biblioteca. 

Miré el móbil y tenia más de 20 mensajes de Sahale, 4 llamadas de mi madre y 3 de Emily. Eran las 11.05 p.m. Lo primero que hice fue llamar a Emily, ella me dijo que le había dicho a mi madre que estaba en el baño y que me quedaría a dormir en su casa, despés de eso llame a mi madre para decirle que estaba bien y por último llame a Sahale:

-¿Se puede saber donde te habías metido?

- Estaba cenando con Emily y tenia el móbil en silencio. 

-¿Estás bien? Tienes la voz rara.

-Estoy, bien no te preocupes. Sahale, te tengo que dejar. Nos vemos mañana.

-De acuerdo, adiós.

Paré el primer taxi que vi y le dí la dirección de mi amiga. Resistí todo el viaje así como pude notando como se me cerraban los ojos y como repercutía mi dolor de espalda. Al llegar pagué y bajé rápidamente del taxi. Justo despúes de tocar la puerta mi amiga me abrió, hice caso omiso de todo lo que me pedía y me dirigí a su habitación.

-Gweny ¿Estás bien?-me pregunto asustada.

-Solo necesito dormir...

Y cerré los ojos.

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