Su hermano no se había calmado en todo el día; abría cajones, acomodaba y desacomodaba los libros, sacaba prendas y las volvía a colgar. Ty se estaba volviendo loco con la actitud de Richie.
-Mamá hablará con él, hay que esperar y ser pacientes.
-Mira, Ty, que ahora no estoy para tus consejos. No estoy preocupado, sino enojado. ¿Sabes? Papá a veces puede ser un gran imbécil. -Soltó con amargura el gemelo.
Se tiró junto a su hermano en la litera inferior y se tapó la cara con una almohada; Ty observó cómo el pecho del chico se inflaba a causa del aire inhalado y luego salía en un grito.
-¡Richie! -Exclamó su hermano. -Dios, nos matarán.
-¡NO NE IMPORTA, TY!
Éste último, al ver la desesperación de su hermano decidió sacarlo de ese pequeño cuarto y llevarlo al jardín. Tomó una sandía y Richie cogió el bate de béisbol que su padre tenía. Ambos colocaron una manta sobre el césped cuidadosamente cortado y Ty dejó la fruta sobre la tela.
De pronto la sandía hizo ¡PLOP!, y esparció pedazos rojos y verdes por toda la manta; Ty tomó uno y lo saboreó.
También trajo otras sandías, todas siendo golpeadas hasta que Richie se hubo desahogado.
-¿Mejor? -Dijo Ty comiendo su quinto trozo.
-Sí. -Respondió Richie jadeando. -Gracias hermano.
-No hay de que, sólo no vuelvas a besarme las mejillas como hoy, ¿vale?
El joven rió , contagiando al otro sus carcajadas.
-Okey -dijo entre jadeos -, nada de besos para saludar. ¿Prefieres un apretón de manos o... Un apretón ahí?
¿Ahí?
-¿Ahí, dónde? -Preguntó inocentemente Ty. Frunció su ceño y cogió otro pedazo de fruta.
-Ya sabes, ahí.
-Ahí... -Sus ojos se agrandaron, dándole a entender a Richie que había comprendido. -¡OH, NO, CÁLLATE, NO VUELVAS A SALUDARME EN TU VIDA!
-¡Está bien, no lo haré! -Le dijo entre risas Richie.
La puerta corrediza que daba a la cocina se abrió y dejó ver a su madre con los brazos en jarras. No se veía molesta, sino más bien su expresión era de victoria absoluta. Estaban seguros de que su padre había accedido al capricho de sus jóvenes hijos.
-¿Qué ha pasado aquí? -Preguntó su madre dejando entrever una sonrisa jugetona. -Ya no hay sandías. -Agregó.
-Richie las partió todas...
-Para vuestra comodidad -acabó el mencionado.
Su madre soltó una risita, miró por encima de su hombro y volvió la vista al frente. Sonrió a sus hijos.
-He hablado con su padre -les informó -, y hemos quedado en que los llevaremos a Chernónbil. Pero...
-¡Siempre hay un pero! -Exclamaron los jóvenes al unísono, haciendo reír más a su madre.
-Tranquilos, que no es un pero negativo, ni ninguna condición. -Sus hijos la miraron sin comprender. -No queremos que se alejen de nosotros.
-¿Eso es todo?
-Sí, y que mañana compraremos los boletos, esperamos poder irnos justamente el día de su cumpleaños.
-No tengo ningún inconveniente. -Exclamó Ty feliz.
Pero a Richie no le pareció mucho; tenía una relación de nueve meses ya con su vecina y éste sería su primer cumpleaños que iba a pasarlo con ella y esperaba que sus padres comprendieran que quería quedarse por lo menos dos días después de la fecha de partida. Pero su idea se esfumó tan rápido como el humo del cigarrillo que él y Ty fumaban a escondidas de sus padres.
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Radiactivo.
Science FictionCuando la radiación comienza a azotar en Prípiat, el gobierno ruso se da cuenta de que no puede mantene más el secreto de la catástrofe nuclear que ha ocurrido en Chernobyl y decide evacuar a todos los habitantes... O al menos, eso es lo que se pien...