XIV

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Gracias por la idea a:Luna___chaan

Narradora:

Al día siguiente, Viernes para ser precisos.

En la mansión Sakamaki, cierto magane de lentes terminaba de comprobar algo de laboratorio para antes de ir al instituto.

Después de haberlo comprobado todo, salió del laboratorio sosteniendo una pequeña bolsita de plástico con algunas pastillas.

Narración Reiji:

Estábamos ya todos en la limusina para dirigirnos temprano al instituto.

—Yui, ten—. Llamé a Yui tendiendole las pastillas.

La mire como toma la bolsa y las miraba, levantaba la mirada hacía mi y alzaba ahora una ceja.

—No dijiste cuantas ocupabas, así que hice cuatro—. Expliqué ante su mirada confusa y las de mis hermanos.

Después de eso, los trillizos empezaron a molestar a Yui para que quería aquellas pastillas.

Mientras Shuu siguió durmiendo, Subaru les gritaba que se callaran y yo solo me dispuse a leer un libro en lo que llegábamos.

[. . .]

Narradora:

Había sido un día demasiado pesados para todos, como era fin de semana era obvio que les dejaran mucha tarea.

Caminabas junto con Yui hacia la salida, tomadas de las manos.

Aunque claro, sentias algo que estaba en la mano de Yui, como si fuera una pequeña bolsita con algo dentro.

—Bueno, [Apodo]-Chan, nos vemos el lunes—. Se despidió animadamente Yui  y soltó mi mano dejando algo en ella.

Confundida eleve mi mano y la sentía con mejor atención, había una nota pegada con escritura braille.

Leí atentamente la nota y me sorprendí con lo que decía.

Tomalas este fin de semana, curarán tu ceguera.♡

Queria llorar, pero evité que salieran las lágrimas y continué caminando hacia la limusina con mis hermanos.

—¿Qué tal tu día, [T/N]—. Cuestionó Ruki una vez estuvimos en la limusina.

—Mucho audio—. Fue lo único que dije mientras me recostaba en Azusa.

Escuche risas por partes de Kou y Yuma, mientras que por otro lado Azusa acariciaba mi cabeza.

El resto del camino fui silencioso y agradable, era de esos silencios que le gustaban a las personas porque estaban con alguien a quien quieren.

Sonreí levemente acomodandome en las piernas de Azusa.

¿Cómo serán sus ropas? ¿Son realmente como lo veo? ¿Y si me mintieron este tiempo?

Estaba pensando demasiado las cosas, debía admitir que aquellas pastillas me habían puesto ansiosa.

[. . .]

Nos encontrábamos todos en el comedor de la cocina, cenando todos juntos antes de ir a dormir.

Kou y Yuma peleaban por la comida, mientras Azusa comía en silencio su plato que le había servido.

Ruki por otro lado estaba hablando conmigo, aunque más bien seguía regañandome por lo de ayer.

—Aún así, [T/N]. Debiste avisarnos que te quedarías hasta tarde en la biblioteca—. Realmente se le notaba que se preocupó mucho.

Suspire pesadamente dejando de lado mi tenedor.

—Ruki, soy ciega no invalida—. Ataque con molestia hacia él.

Sabia perfectamente que mis hermanos son como son por mi condición, eso me molestaba y mucho.

Cuando dije eso, Kou y Yuma se habían quedado callados y Azusa soltó una exclamación de sorpresa.

—Se que me toman por tonta. Se que les molesta tenerme de hermana—. Murmure apretando mi vaso con agua.

El silencio de mis hermanos y el ritmo de sus corazones me afirmaba que pensaban eso de mi.

Me levanté ofendida y salí de la cocina, subí las escaleras dirigiéndome a mi habitación.

Nosotros nunca pensaríamos eso de ti, [T/N]

Escuché perfectamente desde la distancia el murmuró de Ruki.

Tal vez me había precipitado con ese comentario, pero no podía seguir ocultando mi enojo.

Muchas personas me tomaban de estúpida por ser ciega y sabia que mis hermanos pensaban lo mismo, una pequeña parte de ellos pasaba eso.

Al llegar a mi habitación entre azotando la puerta y cambiarme rápidamente a mi ropa de dormir.

Entre a mi baño que tenía en mi habitación, dándome una ducha rápido en agua fría para calmarme y al salir del baño con mi pijama me acerque a mi cama.

En la mesita de noche estaba la bolsita de plástico que Yui me había dado.

Sonreí levemente recordando que Yui era diferente a todos, dejando ahí la bolsita me acoste en mi cama.

Estaba decidida, mañana me tomaría las dichosas pastillas y vería por primera vez el rostro de mis hermanos.

Continuará...

EL AMOR ES CIEGO    |    REIJI SAKAMAKIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora