XIII

951 68 2
                                    

Gracias por la idea a:Luna___chaan

Narración Yui:

Al fin de cuentas, [T/N]-Chan tuvo que irse porque sus hermanos estarían muy preocupados por ella.

Una vez que ella cruzo la puerta de entrada, todo volvió que la normalidad haciendo que la mansión quedara en silencio.

Después de algunos segundos, cada quien se fue por su lado.

Suspire pesadamente, volví a ir hacia la sala tomando asiento en el sillón donde anteriormente estaba sentada.

Estaba por levantarme e ir de regreso a mi habitación, cuando tuve una pequeña idea para [T/N]-Chan. Me levanté rápidamente y corrí escaleras arriba hacia el laboratorio de Reiji.

Al estar frente a la puerta, me acomode rápidamente mi apariencia para que no pareciera que corrí por las escaleras y di unos leves toques a la puerta.

—Pasé—. Escuche la voz de Reiji del otro lado, se escuchaba concentrado.

—Permiso—. Hable pasando al laboratorio y cerrar la puerta detrás mío.

—¿Qué necesitas, Yui?—. Cuestionó Reiji estando concentrado en los frascos de químicos.

—Reiji-San, ¿puedo pedirle un favor?—. Pregunté con nerviosismo y moviendo mi pie levemente.

Al hacer mi pregunta, Reiji levantó la mirada de su experimento hacia mi y dejando todo de lado.

Lo mire acomodarse los lentes y caminar hacia mi. Alzó una ceja confundido esperando que siguiera hablando.

—¿Pu-puede crear pa-pastillas para curar la ceguera?—. Cuestione con aún más nerviosismo ante su mirada fija.

Pase saliva con dificultad al verlo acomodarse los lentes y hacia una mueca algo rara.

—¿Pero con quién crees que hablas, Yui? Claro que puedo—. Lo mire bajar su mano y sonreír con egoncentria.

Me sentí aliviada por dentro, suspire disimuladamente con alivio y asentí levemente.

—¿Podrias hacerlas para este, viernes?—. Pregunté con timidez y sonriendo igual.

Otra vez lo vi alzar una ceja, pero solo asintió ahora él y volvió hacia la mesa donde estaban todos sus experimentos.

—¿Algo más que ocupes, Yui?—. Cuestionó Reiji sacando nuevos frascos de laboratorio.

Me sobresalte un poco y rápidamente negué, me despedí y salí del laboratorio de Reiji.

Me recargue en la puerta del otro lado, sonreí ampliamente y solté un chillido de emoción.

[Apodo]-Chan, podrá ver a sus hermanos por primera vez.

Pensé con emoción y ternura a la vez, no podía esperar por que llegara mañana y darle las pastillas.

Narración [T/N]:

Al final de cuentas, cuando salí de la mansión de los Sakamaki volví a tardar en pedir un taxi.

Suspire pesadamente estando recargada en la ventana de la puerta, los vehículos no eran lo mío porque concentraban los sonidos.

Me sentía mareada y con náuseas, aún así aguanté hasta llegar a la mansión. Baje no sin antes pagarle al conductor y me dirige a la puerta de la mansión.

Entre en silencio y era afirmativo, como me había dicho Azusa habian ido a buscarme.

—¿Y ahora qué hago yo sola?—. Pregunté a la nada en espera de una respuesta.

Suspire pesadamente, hasta que tuve una idea.

Tome mi flequillo que parecía llegarme casi al final de la nariz y lo levanté poniéndolo hacia un lado para sostenerlo con un broche.

Debía aprovechar estar sola para mostrar mis ojos a la nada. Normalmente mis hermanos se sentían incómodos por ellos, menos Azusa.

Aunque claro, yo nunca deseé haber nacido y crecido con ceguera.

Continuará...

EL AMOR ES CIEGO    |    REIJI SAKAMAKIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora