XII

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Narrador:

Todo estaba yendo de maravilla en la mansión de los Sakamaki entre risas y demás.

Mientras cierta otra familia de vampiros, estaban a punto de mandar una denuncia al FBI diciendo que habían secuestrado a su hermana menor.

—¿Cómo es posible que ninguno de ustedes se haya dando cuenta que ella no estaba con nosotros en la limusina?—. Exclamó Ruki con enojó hacia sus hermanos.

—Tú tampoco te diste cuenta, Ruki—. Le encaró Yuma cruzando los brazos.

—Mou~ Mi pobre [Apodo]-Chan de ha de sentir decepcionada de ti, Ruki~—. Se burló Kou con una gran sonrisa, ocultando su preocupación.

Mientras los tres hermanos discutían, el menor de ellos Azusa se mantenía en "silencio".

Si se le acercaban lo suficiente, podría verse como movía los labios para que sus hermanos no se dieran cuenta que parecía estar hablando solo.

Pero, regresando con los Sakamaki, parecías llevarte demasiado bien con ellos.

Parecía incluso que te miraban ya parte de su familia, no como la novia de safricio. Al contrario, como una hermana menor a la que cuidar.

Narración [T/N]:

Me estaba divirtiendo de más con los hermanos Sakamaki, no eran precisamente como mis hermanos los describieron.

[T/N]-Chan...debes volver. Están muy...alterados.

Escuché perfectamente la voz de Azusa desde la mansión.

Aprovechando que los Sakamaki estaban teniendo un momento de discusión entre ellos, me concentré en escuchar la mansión.

¡Maldita sea, come libros! ¡Admite que fue tú culpa!—. Escuchaba perfectamente la voz de Yuma y su tono de enojo.

¡Mou!~ Mi pobre garita consentida debe estar con miedo~—. Ahora se escuchaba la voz de Kou haciendo un puchero.

Bien, lo he decidido. Iremos a buscar en toda la ciudad—. Demandaba ahora la voz de Ruki en tono autoritario.

Por instinto me levanté de golpe, olvidaba que no estaba allá con ellos si no con los Sakamaki.

—¿[Apodo]-Chan?—. Escuché la voz de Kanato llamándome confundido.

Rápidamente mire a todos lados mientras con mis manos buscaba mi bastón.

—¡L-lo siento! ¡He ol-olvidado que de-debo regresar con los Mu-Mukami!—. Tartamudeaba por la adrenalina de no encontrar mi bastón.

Mientras seguía buscando escuche el traqueteo que hacía mi bastón cuando lo desdoblan.

Extendi mi mano hacia donde provino el sonido y al cerrar mi mano sentí como sostenia mi bastón.

—Gracias—. Agradeci a uno de los Sakamaki, aunque no sabía cuál exactamente.

Tome la parte donde se debía sostener mi bastón.

—Ore-sama te acompañará a la entrada—. Hablo Ayato, podría jurar que estaría sonriendo arrogante.

—A un lado, Ayato-Kun, la llevaré yo—. Protestó esta vez Yui en puchero.

—Nosotros la acompañaremos, ¿Nee, Teddy?~—. Esta vez se interponía el adorable Kanato.

De un momento a otro, todo empezaron a protestar de quien me acompañaba a la entrada; a excepción de Reiji y Shuu, queda claro.

Estaba impaciente por irme de una vez, por lo que sin poder controlarme empecé a llevar mis manos a mi cabeza. Estaban empezando a ser cada vez más ruidosos que antes.

—Que ruidosos son—. Intervino la voz de Shuu con pereza.

—Iremos todos, no se preocupen—. Ahora fue Reiji quien intervino y dio una orden.

No hubo quejas por parte de nadie y al instante pude sentir como me rodeaban, era parecido con mis hermanos.

Empezamos a caminar a la salida de la sala y caminar por aquel gran pasillo hacia la entrada.

Espero que...estés en...la mansión. Cuando...regresamos de...buscarte.

Escuché otra vez la voz de Azusa, pero parecía que estaba dentro de algún lugar y lo más probable es que fuera nuestra limusina.

Era definitivo, debía de ahora en adelante notificarle a mis hermanos sobre esto.

Tal vez me lleve un regaño por manipulación y uso beneficioso, pero valía la pena.

Continuará...

EL AMOR ES CIEGO    |    REIJI SAKAMAKIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora