【Narrador】
En Kyoto, Japón; finalmente las clases habían llegado a su fin por ese día.
Habían sido citados por Karl Heinz en la mansión Sakamaki, tus hermanos y tú. Por lo tanto, ahora mismo estaban en un gran comedor, totalmente en silencio.
De la mitad de la gran mesa hacia la izquierda estaban los Sakamaki, mientras que había la derecha, estaban ustedes, los Mukami.
—Con todo respeto, señor Sakamaki, ¿qué hacemos aquí?—. Cuestionó Ruki, sin perder la paciencia y la compostura.
Confundida, comías en total silencio.
Habías sido recibida por la mirada hostil de Reiji, no podías verlo pero sí sentirlo.
—He decidido que es hora de empiecen una relación de hermanos—. Respondió alegremente el de cabellos platinos.
El Patriarca Sakamaki, estaba en la cabezara izquierda de la gran mesa. Mientras que del otro extremo estabas tú.
Te ahogaste un poco con la ensalada de tu plato, rápidamente Kou quien estaba a tu derecha empezaba a darte palmadas en la espalda.
—Con todo respeto, padre—. Comentaste cuando lograste recuperar el aire.
Pudiste escuchar los suspiros de sorpresa de todos en aquella mesa, parecías ser la única que le llamaba con esa palabra.
Tampoco es como si al vampiro le hiciera falta que sus demás hijos le llamarán así, contigo era suficiente.
—No me creó capacitada para, convivir, con mis otros, hermanos—. Hablabas con algunas pausas, no tan largas
La risa del vampiro mayor no tardo en hacerse sonar por toda la gran habitación donde se encontraban.
Su única hija, semi–humana rodeada de vampiros, intentaba sonar amable para no tener tener convivir con sus hijos biológicos.
—Mi pequeña [T/N], estoy seguro que estás más que capacitada—. Corrigió el hombre las palabras de su hija.
Suspiraste con pesadez, al parecer el vampiro mayor había descubierto tus verdaderas intenciones detrás de tus palabras.
—Dejando eso de lado, te tengo un regalo mi pequeña—. Anunció el hombre, sonriendo ampliamente.
Karl Heinz se levantó de su silla empezando a caminar hacia tu dirección.
Ante eso, la reacción de los Sakamaki y tus hermanos, hubieran sido perfectas para enmarcar.
Shuu Sakamaki, por más que subiera el volumen de su reproductor, los gritos de una Banshee no dejaban de escucharse y empezaba a dolerle la cabeza.
Reiji Sakamaki, desde que empezó a escuchar los gritos apenas habia llegado Él, durante toda la cena, su pulgar estaba en su sien mientras su dedo índice y medio sobaban su frente.
Laito Sakamaki, cada que respiraba era cok dolor, el aire que había en el lugar, le quemaba la nariz y la garganta. Tenía que hacer pausas para respirar.
Kanato Sakamaki, el olor a azufre que había cercas de dodne estaban él y Teddy, le había hecho perder el apetito.
Ayato Sakamaki, el olor del azufre le había mareado más de una vez, por lo cual tuve que hacerse el dormido en su lugar.
Subaru Sakami, los gritos que parecían salir de algún lugar de la habitación, le habían hecho tener su sistema nervioso muy raro, sus manos temblaban.
Ruki Mukami, los gritos habían hecho que más de una vez doblará sus cubiertos, lo admitía, le ponían de mal humor.
Yuma Mukami, estaba estresado, no había podido comer la ensalada como se debía y había sido, un gran milagro, que no hubiera roto la mesa.
Kou Mukami, había decidido seguir el ejemplo de Sakamaki de cabello rojizo, mejor tratar de mantener la calma que morir de dolor de cabeza.
Azusa Mukami, parecía estar extasiado y emocionado de toda la oleada de dolor que sentía al respirar.
Cuando finalmente Karl Heinz, se puso a tu lado. Tomó tus manos con cuidado dejando entre ellas la caja de terciopelo.
Apenas tus manos estuvieron en contacto con la caja, el olor a azufre seso, los gritos callaron y el ardor al respirar se apago.
Todos recuperaron la postura y miraron en tu dirección con sorpresa, ¿qué había sido eso?
Continuará...
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EL AMOR ES CIEGO | REIJI SAKAMAKI
FanfictionTal vez sea ciega, pero se amar. Podremos ser de familias contrarias, pero aún si nos sabemos llevar bien. Sere ciega, pero no me tomes por estúpida. 一"El Amor Es Ciego"