XX

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Narrador:

Al fin de cuentas Shin y Carla solo habían ido a verte para ver cómo seguías.

Recibías mimos por parte de Shin y consejos para evitar otra intoxicación por parte de Carla.

Después de algunas horas, tuvieron que ir a dormir. Sin embargo, tú seguías dándole vueltas al asunto de hablar con Yui.

Estabas decidida a hablar con ella de manera calmada y te explicará de donde había sacado aquellas pastillas.

[⌫]

Narración [T/N]:

Al día siguiente. Caminaba por los pasillos de la entrada del instituto en busca de Yui.

Por desgracia, había olvidado mi bastón en la limusina por lo que tuve que hacerlo a la antigua para guiarme. Poner una mano en la pared mientras con la otra checaba si había alguien cerca mío.

Cualquiera que me viera, diría que estaba haciendo una broma pesada y estupida.

—Disculpa, ¿necesitas ayuda?—.Escuché la voz de una chica a mi lado.

Me detuve en seco, aparte de la voz de aquella chica, habían otras cuatro chicas que estaban con ella.

—Oh- ¿Eres Mukami [T/N]? Yui esta en la azotea—.Avisó una de ellas con tono amable.

Insegura hice una leve reverencia en despedida y pasé a lado de ellas para seguir mi camino por el pasillo.

—¡Nos vemos en el receso, [Apodo]!—.Exclamó una de ellas con entusiasmo en su voz.

La había escuchado a la perfección a través de los ruidos de los demás alumnos y la distancia que estaba entre nosotras. Segui por el pasillo hasta las escaleras que daban a la azotea, me sostuve com fuerza del barandal que daba a la azotea.

Cuando termine de subir los escalones con cuidado de no pisar mal y evitar una caída, acerqué mi mano a la manija.

Le di la vuelta con cuidado de no hacer ruido y le di un leve empujón hacia adelante.

Sentí la brisa del aire y el aroma de cerezas de Yui. Suspire armandome de valor y me adentre a la azotea.

Sin cerrar la puerta, para evitar se descubierta, empecé a guiarme por el aroma de cerezas que normalmente tenía el shampoo de Yui.

Cuando sentí que tenía a alguien, delante mío me detuve y volví a amarme de valor.

[⌫]

Narrador:

Estando lo suficientemente llena de valor, tomaste el impulso de hablarle a Yui, quien seguía perdida en sus pensamientos.

—Yui...—. Tú voz había salido casi como un susurró, tenías miedo.

La rubia volteo con sorpresa, algunas lágrimas se acumularon en sus ojos y se lanzó hacia ti, abranzadote con fuerza.

—¡Lo siento tanto, [Apodo]-Chan!—. Exclamó Yui con dolor aún abrazada a ti.

Tus manos temblaron un poco mientras las levantabas para corresponder el abrazo.

Aquel pequeño acto de tu amiga, te hizo entender que no era culpa de ella y que tampoco estaba enterada sobre lo que contenían las pastillas.

—Esta bien, Yui. Nada de esto es tu culpa—. Intentaste calmar el llanto de la rubia.

Yui aún abrazada a ti, con su cabeza sobre tu hombro, asintió lentamente. El sonido de la campana sonó, era hora de entrar a clases.

Komori se alejó de ti secando sus ojos, con algo de miedo acercaste tus manos a si rostro y también sacaste sus lágrimas, se escuchó una leve risita de su parte.

—¿Vamos, [Apodo]-Chan?—. Preguntó amablemente tu amiga, de mejor humor.

Sonreiste feliz y negaste lentamente, esto preocupo a Yui.

—Adelantate tú, en un rato te alcanzó—. Propusiste amablemente hacia Yui, tenías que hacer algo.

La rubia asintió animadamente para después ir corriendo a la salida de la azotea, no sin antes recordarte que tuvieras cuidado.

Ahora tenías que buscar a Reiji Sakamaki.

Continuará...

¡Hey, estoy de vuelta!
Je, espero perdonen mi
ausencia en esta historia. ><

EL AMOR ES CIEGO    |    REIJI SAKAMAKIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora