Después de entrar al departamento por fin, me dirigí hacia Tom y besé sus labios dulcemente.
—Toma, son para ti. —Dije después de entregarle el ramo de flores que llevaba en una de mis manos. Las olió ligeramente; después dejó escapar una sonrisa melancólica. —¿Estás bien? —Él me miró de repente y después me sonrió aún más.
—Estoy bien. —Acercó su rostro al mío y luego besó mis labios con lentitud para después ir subiendo de tono y hacerme quedar debajo él.
—Tommy, ¿No crees que debamos ir más despacio? —Pregunté sintiendo el camino de besos que dejaba en mi cuello y parte de mi clavícula.
—No puedo esperar. —Contestó con rapidez. Se quitó la camisa y sudadera que llevaba puestas y las dejó tiradas en el suelo, luego hizo lo mismo con mi gabardina y camisa manga larga.
Él me besaba con desesperación y yo intentaba seguirle el paso; él se desabrochaba los pantalones con desespero y yo lo hacía con un poco de más calma, él me llevaba a la cama con necesidad, yo intentaba no caerme en el camino. Él se tiró en la cama sin ningún cuidado, por mi parte me posicioné por encima de él con cuidado, disfrutando el momento. Tom tomó mi rostro con brusquedad e inició un caliente y fogoso beso entre los dos, que terminó siendo un beso francés muy apasionado.
Nos sentamos en la cama y él con toda la iniciativa, tomó el inicio de mis pantalones y los bajó hasta mis rodillas, claro que con un poco de mi ayuda. Colocó su cabeza justo por encima de la punta de mi miembro y le dio un beso a éste, después lo acarició lentamente para luego pasar a los besos y chupetones en mi amiguito. Lo tomó entre sus manos y comenzó a adentrarlo en su boca con cuidado de no lastimarnos. Por mi parte, bajé un poco sus pantalones hasta donde se vieran las curvas que sus glúteos formaban junto con su entrada; chupé un par de mis dedos, y al ver que estaban lo suficientemente lubricados, los guié hasta su entrada. Primero tocaba para lubricar el exterior, a lo que Tom soltaba gemidos pequeños y jadeos que no lo dejaban continuar con su tarea. Coloqué al fin mis dedos en su entrada y los fui metiendo de a poco hasta que estuvieran completamente adentro; mientras Tom soltaba una que otra maldición mientras me hacía una felación exquisita. Los dos nos disfrutábamos demasiado en ese momento el cual quería que no terminara, pero debía, pues lo mejor estaba por venir. Hice que Tom dejara mi miembro y se centrara en mi rostro, él lo tomó y lo besó con intensidad nuevamente, luego los dos nos recostamos en la cama y nos quitamos los pantalones y ropa interior que aún llevábamos puestos; me posicioné justo en su entrada y comencé a frotarme en ella para hacer más tortuoso y excitante el asunto.
—Deja de jugar, "Grandulón". —Soltó con súplica y un gemido después de lo dicho. Acaté su orden y me adentré en su estrecha cavidad de una sola vez, haciendo que un gran gemido saliera de su boca y, seguramente, se escuchara hasta afuera del departamento. Seguí con aquella intensidad tan brusca y placentera que nos hacía sentir el cielo aún sin estar en el; Tommy gemía con cada embestida que le daba justo en la próstata, rasgaba la piel de mi espalda dejando unas muy notables marcas en ella y mordía de vez en cuando su labio inferior para callar sus gemidos. Yo estaba completamente excitado con la imagen que se me presentaba en aquel momento; siempre había pensado que nadie debía de tener fantasías sobre él, pero era imposible no tener una con aquella vista.
Mi vaivén fue aumentando mucho más y con el, nuestros gemidos, nuestros jadeos, nuestra excitación y nuestro deseo de arrancarnos las piel a mordiscos, chupetones y arañazos, porque sí, porque así nos demostrábamos amor cada vez que lo hacíamos. Puede que suene muy salvaje y no parezca que haya amor en aquel acto, pero para nosotros así era nuestro amor: Salvaje, extraño, excitante, caliente, placentero y con mucho cariño de por medio.
—Ya no creo... Poder. —Su voz sonaba cansada y sus jadeos y respiración eran casi nulos, parecía que en cualquier momento se desmallaría, seguí embistiendo hasta que nuestro clímax llegó y con intensidad. Jadeábamos muy cansados, apenas si podíamos mantenernos la mirada.
Salí de él y me acosté a un lado suyo, esperando a que nuestras respiraciones se regularan; sentía que en cualquier momento caería dormido pero no lo haría, quería seguir viendo su rostro, que aunque estuviera muy cansado, me parecía el más hermoso del mundo. Besé sus manos con ternura y él soltó una muy linda risita que me hacía tan feliz, pero pronto esa felicidad se fue, pues él se levantó de la cama y comenzó a vestirse, como si lo que acabábamos de hacer fuera cualquier relación sexual insignificante. Lo miré sin entender hasta que decidí preguntar.
—¿Pasó algo? ¿Hice algo malo? —Pregunté preocupadoy él volteó a mirarme con una sonrisa cansada que desapareció a los segundos.
—Debemos de terminar.
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Haughty Queen
RomanceCaminando por los barrios bajos con luces de neón lo vas a encontrar, riendo, charlando y siendo un narcisista sin igual. Canta y baila por la acera sin temor, ríe y da consejos como un sabio sin dejar de ser un soñador... Eras un bailarín exótico r...