Algo Similar

4 1 0
                                    

Habían pasado un par de días desde que Tom me había dicho aquello y no paraba de repetirse en mi cabeza.

     De todos los hombres que están aquí, deseo que tú seas él que me tome y haga suyo.

     Sacudí mi cabeza con rapidez antes de que algún pensamiento inapropiado pasara fugazmente por mi cabeza como pasaba continuamente. 

     Tom se acercó a mí por detrás e inició un movimiento leve de caderas simulando bailar pues teníamos el tocadiscos encendido y con música de rock 'n' roll sonando mientras yo cocinaba huevos con tocino para desayunar; él besó mi espalda y me abrazó fuertemente como si fuera a desaparecer en cualquier momento.

—Ayer me enteré de algo muy interesante. —Comentó de repente.

—¿Ah sí?, ¿Y qué fue? —Le pregunté concentrado en no quemar los huevos ya que tener a Tom abrazándome era muy incómodo.

—Nora me dijo que le contaste a los chicos sobre la noche en que nos tocamos. —Ay no; si no mal recuerdo, hacerle algo malo a Tom te costaba la humillación pública sin mencionar la sonrisa malvada que se cargaría al verte y yo ya sentía haberla cagado al cien porciento.

—Yo... —Balbuceé intentando buscar una forma de zafarme de una de sus desgraciadas bromas y seguir teniendo dignidad.

—¿Qué?, ¿Piensas que estoy enojado porque le contaste a tus amigos, específicamente a Wade, que tú y yo tuvimos un momento como ése? —Su voz sonaba fría y calculadora por lo que me daba terror voltear a mirarlo. Apagué la estufa y con todos los nervios de punta volteé y me encontré con un rostro totalmente sereno y apacible lo cual me daba aún más terror. —No estoy enojado, sólo estoy jugando. —Dijo con serenidad pero aún sentía terror.

—¿En serio? —Pregunté para verificar.

—Sí, de hecho yo le conté a las chicas con mucho más detalle del que creerías. —Mi rostro disparó de ser un rostro moreno como cualquier otro a ser un jitomate por completo y la normalidad con la que había pronunciado aquellas palabras no eran para nada de ayuda.

—¡¿Cómo pudiste decirles?!, ¡¿Ahora qué pensarán de mí?! —Temía que hubieran descubierto que era menos inocente de lo que aparentaba.

—Oye, tú se lo contaste a Wade. —Lo pensé por unos segundos y no pude más que decir "touche" a mi muy inteligente novio, porque seamos honestos, no hay mayor insulto que el que te mencionen a Wade en una oración como éstas. —Hum, eres un tontito muy tierno. —Palmeó mi cabeza y yo hice un puchero por haberme dicho que era tierno y eso sólo hizo que soltara una linda risita de su parte que me contagió. Decidí abrazarlo y darle un tierno beso en sus labios blandos y rosados.

—Tú eres un tontito muy tierno. 

—No, tú. 

—No, tú. —Repetí y seguimos con la discusión de quién era él tontito tierno aunque al final me rendí y él se vanaglorió por haberme ganado, pero lo callé con mis deliciosos huevos con tocino. Hablamos entre risas y de un momento al otro terminamos acordando tener una cita esa noche. ¿No les ha pasado algo similar? En fin, tenía que apresurarme a organizar todo lo mejor que pudiera y después de hablar un poco con las chicas por teléfono, logré idear un plan para nuestra cita junto a ellas y me ayudarían a ejecutarlo.





     Me encontraba en la ducha después de haber organizado todo para la noche y haber tenido que subir y bajar tantas escaleras. Estoy hecho un asco, pensé mientras lavaba cuidadosamente cada parte de mi cuerpo. Escuché el ruido de la puerta de entrada abriéndose y luego cerrándose segundos después, luego la voz de Tom me llamó y le contesté diciendo que estaba en la ducha, al terminar con mi tarea salí y lo vi vestido con un hermoso traje con tirantes negros como sus pantalones, medias y zapatos bien lustrados, un moño del mismo color y una camisa tan blanca que brillaba en la oscuridad.

—Te ves increíble. —Mencioné para después darle un beso en la coronilla y comenzar a vestirme frente a sus ojos; aún dice que no es verdad, pero yo vi cómo mordía su labio inferior sólo como él puede hacerlo. Después de vestirme con un chaleco y pantalones de color rubio claro, camisa blanca y una corbata de color azul almirante, nos fuimos a nuestra cita. Subimos a mi auto y abrochamos nuestros cinturones; a medio camino Tom notó que las calles le eran un poco familiares.

—¿A dónde me llevas Callenreese? —Me preguntó con una sonrisa cómplice la cual regresé sin contestar y seguí conduciendo. Paré el auto cerca de un edificio, en el que Tom me enseñó todo el barrio; bajamos del vehículo y subimos al techo del edificio por las escaleras fuera de este, como yo iba adelante de él le ayudé a subir al techo y cuando vio lo que había en éste sus ojos no podían estar más iluminados de lo que estaban en ese momento.

     Lo guié a la mesa rodeada de de candelabros y flores plásticas de color dorado y lo senté frente a ésta, me senté frente a él y destapé la cena que se encontraba en una bandeja, era salmón con salsa de vino y naranja acompañado con champaña. Tom y yo dimos nuestro primer mordisco al mismo tiempo y tardamos un par de segundos para comenzar a escupirlo todo y a reír después.

—¡Ésto sabe muy mal! —Exclamó entre carcajadas.

—Lo siento, creí que sabría bien si lo hacía por mi cuenta. —Contesté avergonzado y él me sonrió con ternura.

—Tal vez esté del asco, pero esto fue muy romántico. —Tomó mis manos entrelazándolas y besándolas después. —Leonard Callenresse, eres él hombre más asombroso del mundo. —Y con eso tuve para darle un beso muy profundo, y como si fuera una película, la escena cambió —al menos así se sintió —y nos encontramos en mi habitación, dándonos besos fugaces y llenos de pasión; nuestros cuerpos se frotaban sobre la tela de nuestras ropas pero nos deshicimos de ella de inmediato, los chupetones y marcas de dientes en nuestros cuerpos aumentaban cada vez de número y de color así como nuestras ganas de comernos uno al otro.

—Date vuelta. —Le mencioné a Tom cuando ya estábamos desvestidos y acalorados, además de excitados. Él asintió y volteó dejándome ver su parte trasera y su entrada; comencé a recordar cómo es que se hacía entre hombres pues me había tomado la libertad de ver algunos videos sobre eso. Comencé a mojar mis dedos con mi saliva para después guiarlos a su entrada y masajearla, metí mis dedos en él y sus gemidos comenzaron a inundar la habitación, sus jadeos me excitaban, los míos a él; nuestras bocas comenzaron a devorarse una y otra vez hasta que el oxigeno nos hacía falta. Cuando sentí que estaba completamente dilatado no lo pensé más y me introducí en él haciendo que un gemido sonoro saliera de su boca. —Eres mío. —Solté con voz ronca.

Soy tuyo. Contestó de igual manera y así le di la primera estocada y así la segunda, y la tercera, y la cuarta, y la quinta, y la sexta. No quería dejar de embestirlo de manera atroz; mis ojos estaban llenos de lujuria y sed de su cuerpo; no paré hasta que los dos dejamos que nuestro clímax nos golpeara y nuestros suspiros salieran al unísono, luego nos desplomamos en la cama sudados y cansados de aquel acto. 

—Te amo, Tom. —Le susurré con una sonrisa cansada.

—Yo también te amo, grandulón. —Nos dimos un pequeño beso para después dormir abrazados y con mucho amor.

Haughty QueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora