—¿Estás listo? —Le pregunté al estar ya en la puerta de entrada.
—No, ¿y tú? —Su voz sonaba nerviosa y eso no me gustaba.
—No tienes por qué hacer esto. —Respondí.
—Claro que tengo, tú saliste del closet por mí, ahora me toca devolver el favor. —Tomó una gran bocanada de aire, la retuvo por unos segundos y luego la dejó escapar. Tomó la perilla de la puerta y la abrió, dejando ver a Shannon y a su madre dentro de esta.
—¡Helena! —Exclamó con entusiasmo mi querida madre.
—Adelaide, querida. Qué grata sorpresa verte de nuevo. —Expresó con el aborrecimiento atascado en la garganta.
—Pero que maravilla estar juntas nuevamente. —Mi madre la abrazó y ella apenas si quiso tocarla.
—Si claro, ehm, ¿quieres sentarte? —Le preguntó, intentando ser lo más amable posible, mi madre asintió y se sentó a su lado. Mi padre saludó muy cortésmente a la viuda Hirch y ella le correspondió de la misma manera, después le seguí yo y mi padre y yo nos sentamos junto a mamá. Tom sólo levantó la mano haciendo un gesto militar como saludo pero a su madre le dio igual. Él se sentó junto a su hermana y se quedó mirando al suelo. —Y cuéntame, ¿Cómo te ha ido?
—Pues nada del otro mundo, —dijo mi madre —me casé con Marcus, luego tuvimos a nuestro guapo hijo Leonard, —ella tomó una de mis mejillas al decir eso y la pellizcó con dulzura —y luego me hice propietaria de muchas de las tiendas departamentales, de dulcerías y de más de toda la ciudad. —La viuda Hirch quedó atónita por lo último y una mueca que intentaba emular una sonrisa se formó en su rostro. —¿Y cómo te ha ido? —Preguntó mi madre con inocencia.
—Me casé con August. —Respondió con rapidez. —Él es un hombre tan amoroso y tierno y... —No pudo terminar pues Shannon la quiso corregir en algo.
—Era, mamá; él era un hombre amoroso y tierno. —Pronunció con fastidio.
—Ah, claro. Es que siempre que lo recuerdo es como si estuviera aquí. —Se excusó.
—Oh, claro. Por lo que Adelaide me contó, él era todo un personaje. Es difícil pensar que se ha ido. —Agregó mi padre.
—Exacto. Oh, cómo extraño a mi Gus. —Tom y Shannon soltaron una pequeña risa sin querer por lo que todos volteamos a ver a los hermanos. —¿Qué tanto les da risa?
—Tu nunca habías llamado a papá como Gus. —Shannon apenas si pudo decirlo sin reír.
—Sólo te hemos oído decirle: Zopenco.
—Idiota.
—Papanatas.
-Imbécil.
—Lame botas.
—Inútil.
—¡Bueno ya! —La señora Hirch golpeó la mesa con las palmas abiertas, harta de escuchar los insultos que, según sus hijos, le atribuía a su difunto esposo.
—Bueno, no veníamos a hablar de eso. —Dijo mi madre con incomodidad. —Helena, quiero que hablemos sobre algo importante que incluye a nuestros hijos.
—¡Oh! Por ahí hubieras empezado. —Exclamó. —Si es por la relación que Shannon y Leonard mantienen y quieres casarlos, entonces estoy más que dispuesta. —La gran carcajada de Shannon se hizo presente, hasta cayó de la silla en la que se encontraba y ni hablar de lo pálido que me encontraba o la furia que se propagaba en el alma de Tom.
—¡Helena!, ¡No se te ocurrió idea más estúpida en toda tu vida! —Y siguió carcajeándose hasta sentir que su estómago dolía.
—Helena, Helena, Helena. Sí que eres estúpida. —Susurró mi rubio al borde de un ataque de furia.
—¡¿Y por qué carajos creen que pueden insultarme?!
—¡Por que eres estúpida! —Contestaron al unísono. La señora Hirch se encaminó a la cocina a buscar algo, cuando lo encontró lo tomó y lo puso detrás suyo, luego se situó detrás de los dos hermanos y los golpeó a cada uno con lo que era un rodillo.
—¡VUELVAN A INSULTARME DELANTE DE LOS DEMÁS Y SE LAS VERÁN CONMIGO NUEVAMENTE! —Y siguió golpeándolos frente a nosotros; no sabíamos como reaccionar pues habíamos quedado perplejos por todo lo que veíamos.
—¡Tom! ¡Ya dile o seguirá! —Su madre paró después de escucharla, luego tomó a Tom del brazo y lo apuntó con el rodillo.
—¿De qué esta hablando tu hermana?
—De que soy gay y tengo como novio a Leonard. —La mujer lo soltó de pronto y miró mi familia y a mí completamente aterrada. Intentó golpearlo nuevamente pero mi padre lo evitó quitándole el objeto.
—¡Ya por favor! ¿Por qué lo haces?
—¡¿Por qué?! —Preguntó con histeria e ironía. —¡Porque no voy a dejar que mi hijo se convierta en un maricón! ¡Si no hubiera conocido a tu muchacho nada de esto hubiera pasado! ¡Ahora largo de mi casa! —Señaló la puerta a la cual nos dirigimos con desconcierto y pena.
—¡ESPEREN! —Exclamó Tom y nos detuvimos. Se apresuró a ir a su habitación y minutos después volvió con una maleta en mano. —Helena, —tocó el hombro de la mujer —fue un dolor conocerte. Adiós. —Iba a dar el primer paso pero ella lo retuvo con sus palabras.
—¡Bien! ¡Entonces no esperes a que te reciba cuando vuelvas arrastrándote!
—Eso dices, pero como yo soy quien da dinero en esta casa...
—¡No necesito tu dinero!
—¡Ah, por favor! ¡La última vez traje lo de tres meses de mi pago del club y tú te los quedaste para gastarlos con tus jefes con los que coges!
—¡ESO NO ES VERDAD! —Gritó llena de furia.
—¡¿ENTONCES LOS HOMBRES QUE LLEGAN A LA CASA SIEMPRE QUÉ?! ¡¿SON LOS PLOMEROS?! —Bramó con ironía.
—¡NUNCA DEBÍ DE TENERTE! ¡MEJOR YA VETE CON TU NOVIO ÉL RARITO! —A zancadas se fue de la habitación y por lo que se escuchó después entró en lo que para mí era su alcoba.
—¡CON MUCHO GUSTO! —Y se escuchó el portazo de la puerta de la viuda Hirch. Shannon estaba al borde de la risa nuevamente y es que ya no pudo más y volvió a carcajearse sonoramente.
—¿Eso fue gracioso? —Le preguntó mi padre.
—Tal vez para ustedes no, pero para mí, sí. —Contestó jadeante.
—Te veo en tres meses o más. —Dijo Tommy antes de salir de la casa.
—¡En tres meses! —Gritó. Mis padres salieron también de la casa pero yo me quedé a preguntar.
-¿Por qué tres meses?
—Lenny, Lenny, Lenny. Esta no es la primera vez que Tom se va de la casa por un largo tiempo. —Asentí entendiendo lo que decía, luego me despedí de ella y salí de la casa; subí al auto como copiloto y mi padre, que era él piloto, arrancó el auto.
Ok, no es como pensé, pero resultó mejor de lo que esperaba; pensé.
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Haughty Queen
RomanceCaminando por los barrios bajos con luces de neón lo vas a encontrar, riendo, charlando y siendo un narcisista sin igual. Canta y baila por la acera sin temor, ríe y da consejos como un sabio sin dejar de ser un soñador... Eras un bailarín exótico r...