—Yo soy hijo de los dueños. —Ella se mantuvo en silencio por largo rato hasta que la expresión de su rostro demostró que ya había procesado la información.
—W-Wow... Wow —Se notaba algo conmocionada; se levantó del sofá y caminó hasta la cocina para prepararse un té.
—¿Estás bien? —Pregunté. Sus manos temblaban y parecía que iba a llorar.
—Sí claro; se supone que tú eres él que está emotivo. —Rio—-Lo lamento, es que hace mucho no veo a tus padres y saber que tienen una vida hermosa, con hijo tan maravilloso... —Se dio la vuelta y tocó mi mejilla; de la suyas rodaban lágrimas que limpié. —Me alegro por ellos.
—Supongo que sí. —Dejamos de hablar y nos fundimos en un silencio tan agradable, era como si me hubiera reencontrado con una vieja amiga, aunque para ella sería casi exactamente así. Después de un rato ella recordó que debía de ir a trabajar así que se fue; estuve pensando un poco sobre lo que me había dicho de mis padres y en lo que haría, aunque no lo tenía muy claro. Sin más me dispuse a ir a verlos; tomé mis llaves y cartera y salí de mi departamento, no sin antes dejarlo cerrado con llave. Bajé por el elevador y me dirigí hacia mi auto que estaba aparcado en frente del edificio; subí a el y conduje hacia la casa de mis padres.
Al llegar fui recibido por mi madre con un gran abrazo y una oleada de besos.
—Cariño estoy tan feliz de que estés aquí, —expresó con fervor —pero no es fin de mes. ¿Qué haces aquí?
—Sólo quería visitar a papá y a ti. —Contesté con simpleza; en ese momento llegó mi padre y me recibió de la misma forma que mi madre e hizo la misma pregunta, pero ésta vez mi madre contestó.
Después de eso, ellos me llevaron al jardín para tomar el té y mientras lo preparaba mi madre, mi padre y yo nos pusimos al día, claro que omití mi rompimiento con Tom. Mi madre llegó a los minutos con el té y unas piezas de pie de limón para acompañar; ella se sentó entre mi padre y yo para después unirse a la conversación.
—Oh, tengo una nueva vecina. —Comenté, ya era el momento para obtener respuestas.
—¿Y cómo se llama? —Preguntó mi madre.
—Se llama Charlotte.
—¡Oh! Yo tenía una amiga llamada así.
—La recuerdo, ella me ayudó a conquistarte. —Agregó mi padre; tomó las manos de mi madre y ella se acercó a él para depositar un beso en sus labios.
—Ella era como una hermana para mí, siempre estaba al pendiente de mí y ayudaba a todos. Siempre quiso trabajar como bailarina de ballet. —Se notaba que la recordaba con nostalgia y añoranza, era de esperarse pues desde hacía un tiempo que no se veían o hablaban.
—¿Y si te dijera que es la misma Charlotte? —Mis padres comenzaron a reír a carcajadas pues no creían que yo la conociera, pero al ver que mi rostro estaba serio mientras le daba un sorbo al té, dejaron de reír y emularon mi expresión.
—¿Hablas en serio? —Me preguntó mi padre.
—Hablo en serio.
—¿Cómo la conociste? —Preguntó ella. Y así comencé a contarles todo, y cuando digo todo, es todo. Ésta vez no omití nada que no fuera importante para la resolución de la historia. Cuando terminé, mis padres me consolaron y me dijeron que todo estaría bien, y sabía que lo estaría, no por nada era testarudo como mi padre.
—Supongo que ahora que sabes del club querrás conocerlo. —Ella me miró expectante por unos segundos hasta que asentí; iríamos hoy a verlo después de tomar el té. Cuando terminamos, subimos a mi auto y antes de salir de casa le pedí un favor a mi madre.
—Antes de que vayamos al club, ¿Podemos hacer una parada rápida? —Ella asintió y conduje hasta la casa de Rosie, quería disculparme con ella por haberla insultado, no debí haber hecho eso y la verdad, después de tantos años pasado cosas juntos, me siento mal.
Al llegar a su casa bajé del auto y me situé en la entrada, toqué tres veces la puerta y ésta se abrió a los minutos.
—¿Qué haces aquí? —Me preguntó; parecía que había estado llorando hace poco, aún después de que se fue.
—Quería pedirte un muy, muy, muy sincera disculpa. No debí gritarte como te grite, yo... No sé... Am... —Ella puso su delgada mano derecha en mis labios y me sonrió con sinceridad.
—Entiendo, también quiero disculparme contigo; no debí de interferir en tu nueva relación, digo, yo te terminé, pero cuando te vi con él, siendo tan feliz pensé: "Esa pude haber sido yo". —Su voz comenzaba a quebrarse y las lágrimas a bajar. —Pensé que había cometido el error más grande de mi vida y luego usé a Sander para que me dijera todo sobre tu relación y ahora sé que también lo lastimé porque... No responde mis... Llamadas y... —Su llanto no paraba así que decidí consolarla, al menos un poco; sabía que debía sentirse fatal por pensar en haberlo echado a perder, pero... Sólo no éramos lo que habíamos creído ser: Una pareja. Cuando se calmó, acaricié su rostro y la abracé nuevamente.
—No estábamos destinados a estar juntos de esa manera. —Ella asintió y después me dijo que si quería pasar, pero me negué pues debía de hacer algo más. Nos despedimos y yo subí a mi auto; mi madre me observaba con una sonrisa y eso me hizo voltear. —¿Qué? —Interrogué tímidamente.
—Eres un muy buen niño, de seguro eso hizo que Tom se sintiera intimidado. —Sonreí con timidez e incomodidad, pero luego aclaró. —De seguro creyó que el que estuvieras con él te haría volverte algo que no eres, pero ¿Qué es la vida sin riesgos? —Asentí y mi madre arrancó el vehículo; condujo hasta el Haughty Queen y al llegar las personas se veían alteradas, iban de un lugar a otro y parecía que querían que todo se viera impecable, como si el sargento de tal tropa fuera a ver a sus subordinados.
—Bien, vamos. —Salimos del auto y ella tomó la delantera, mientras que yo, observaba aquel club, que de no ser por su servicio a domicilio, jamás hubiera conocido.
—Hola Haughty Queen. Hola de nuevo.
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Haughty Queen
RomanceCaminando por los barrios bajos con luces de neón lo vas a encontrar, riendo, charlando y siendo un narcisista sin igual. Canta y baila por la acera sin temor, ríe y da consejos como un sabio sin dejar de ser un soñador... Eras un bailarín exótico r...