Felicidad Al Alcance De Unas Palabras

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Desperté en mi cama sin nadie a lado, eso me asustó; corrí hacia la cocina de mi departamento para ver si se encontraba ahí, pero no había nadie, ni siquiera en la entrada de éste. De repente, siluetas de él pasaban por todas partes pero ninguna me notaba; trataba de tocarlas, de hablarles, pero las atravesaba y no me escuchaban.

     Siluetas y más siluetas aparecían y ninguna nota que estoy en medio de todas ellas, y cuando menos me doy cuenta; todo está oscuro, y luego despierto.

     Ese fue el sueño que tuve la mañana siguiente después de reconciliarme con Tom; fue tanto el terror de que él no estuviera conmigo como en aquel sueño que literalmente salté de la cama para ir a la cocina y verificar si estaba en ella, y como esperaba, no estaba ahí.

—Grandulón. —Grité del susto después de escuchar aquello, volteé y me di cuenta de que quién me hablaba era él.

—Dios, creí que te habías ido. —Lo abracé y él correspondió algo perplejo por mi actitud.

—Pues sí, aquí estoy. ¿A dónde crees que iría? —Me preguntó con desconcierto.

—Es que... No es nada. —Susurré con la cabeza agachada.

—¿Así quieres que nos reconciliemos? ¿Con secretos? —Me puse nervioso y eso lo hizo preocuparse. —¿Estás bien?

—Sí. Es sólo que... No quiero que vuelvas a desaparecer de mi vida. —Él me abrazó con más fuerza, besó mis labios y después me miró directamente a los ojos.

—Jamás volveré a irme, lo prometo. —Nos besamos nuevamente. Después de unos minutos mi teléfono comenzó a sonar, lo tomé y miré lo que había en el, era mi alarma para ir a la escuela que sonaba justamente cuando faltaban veinte minutos para irme. —Creo que ya debes de irte. —Negué con mi cabeza y seguí besándolo. —Hey, ya debes de irte. Te veo más tarde. -Hice un puchero que él besó; caminó hasta la estufa y me preparó el desayuno mientras que me alistaba para ir a la universidad.

     Al volver a la cocina, me encontré con Tom sentado en una de las sillas del comedor desayunando, me senté junto a él y digerí todo el alimento que me había preparado.

—Ten un buen día. —Besé sus labios, tomé mis cosas y me fui a la universidad. En todo el camino estuve lleno de alegría, incluso cuando llegué a la universidad, todas las personas que pasaban a un lado mío notaban mi cambio tan drástico de humor.

—¿Leonard? —Preguntó Wade. —¿Estás bien?

—Muy bien. —Contesté con una gran sonrisa en mi rostro.

—¿En serio? —Le siguió Sander.

—Si. -Repetí.

—¡¿Quién eres y qué hiciste con Leonard?! —El dedo de Wade se encontraba tan cerca de mi cara que hasta lo veía doble.

—Soy yo, en serio.

—Pues no parece; —siguió con su desconfianza —tú no puedes estar un día triste y al otro estar tirando flores por doquier.

—Bueno, ¿quieren saber por qué estoy así? —Ellos asintieron. —Volví con Tom.

—¡¿Qué?! —Gritaron al mismo tiempo. —¿Cómo es posible? —Prosiguió Wade.

—Bueno, las cosas se arreglaron y ahora estamos juntos nuevamente. —Ellos me felicitaron por volver junto a él y me pidieron más explicaciones de todo, aunque siempre que decía algo ellos me interrumpían con preguntas y más preguntas. Después de varios minutos, el timbre para entrar a clases sonó y entre clase y clase, regaño y regaño, mensaje y mensaje; les conté toda la historia hasta antes de el almuerzo.

—Impresionante, Callenreese. Lograste lo que ningún hombre había logrado: Arreglar algo que ni siquiera había echado a perder. —Después de el pequeño discurso, Sander me aplaudió. -Al menos tu no echas a perder las cosas. 

—¿A qué te refieres? —Preguntó Wade.

—Esto tiene que ver con Rosie, ¿cierto? -Sander me dio una mirada con la que entendí que era así, además de que comenzó a sonrojarse.

—Sí. ¿Recuerdan la noche que llegué con el cabello y ropa desordenada al club? 

—No. —Dijo Wade.

—Sí. —Él pelinegro me miró asombrado. —Es que ese día me llamó para no sé qué; no le contesté.

—Bueno —prosiguió él castaño —ese día ella y yo... —Y claro que entendimos a lo que se refería. —Creí que había significado algo para ella y por eso siempre iba a verla más y más seguido; pero en una discusión que tuvimos, ella dijo que estaba conmigo porque quería sacarme información sobre ti y sobre Tom. Ahora ni siquiera nos dirigimos la palabra. —Pasé uno de mis brazos por sus hombros en forma de abrazo y lo acerqué a mí para que se diera cuenta de que estaba en confianza.

—Oye, ella te quiere; tal vez no de la forma que tú quisieras, pero ella quiere volver a verte, de verdad. —Dije con sinceridad.

—¿Cómo lo sabes? —Me preguntó con esos ojitos de cachorrito.

—Yo sé cosas. —Expliqué con una sonrisa triunfante.

—Bueno ya, que se me ponen románticos y lo vas a terminar enamorando. —Sander y yo nos carcajeamos por las tonterías que decía él pelinegro, las cuales podía decir como si de tomar agua se tratara.

     Al final de las clases, los chicos y yo fuimos a mi departamento para terminar algunos detalles de los proyectos que teníamos pendientes, pero al llegar nos encontramos con una no tan serena habitación.

—¡Hola! —Saludaron las tres amigas de mi querido novio.

—Chicas, ¿Qué hacen aquí? —Pregunté con alegría. 

—Vinimos a verte; estamos muy contentas de verte nuevamente. —Eclamó la más pequeña de las tres.

—Sí, por fin hiciste que dejara de llorar y fuera a trabajar. —Dijo Nora; Tom le lanzó uno de sus zapatos a la cabeza y ella se quejó.

—¡Cállate! —Deletreó con severidad.

—Ok. Por cierto... —Y golpeó mi estómago. —Esto es por meter a Wade en la conversación de ayer. —Y Tom la volvió a golpear. —¡Oye!

—¡Cierra el pico! —Le gritó. Intenté no reír pero era muy difícil hacerlo.

—Mejor comemos, ¿ok? —Sugirió la pequeña Agnes. Todos la seguimos a la sala para comer lo que parecía ser comida china; nos sentamos juntos cada quien con su pareja, exceptuando a Sander y Agnes.

—Oye, —le susurré a Tom, quien estaba a un lado mío —¿en verdad lloraste por mí y no fuiste al club? —Él me miró burlón y se acercó más a mí.

—Lo primero; te lo diré después de que ellos se vayan, y lo segundo; eso lo pudiste descubrir si hubieras ido alguna vez al "Haughty". Ahora sigamos comiendo. —Y no me lo dijo hasta el siguiente día, pero ya hablaré de eso.

Haughty QueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora