Felices Por Un Momento

8 1 0
                                    

Era una noche de sábado muy fresca, en la que la gente iba y venía de lugares a cada minuto; los bares del centro estaban por reventar de gente, los hoteles y moteles también, las luces de los anuncios brillaban sin cesar, pero ni Wade, ni Sander y ni yo disfrutaríamos de todo eso. Hoy era la noche en que ejecutaríamos aquel plan mal hecho de Tom y ése pelinegro idiota al cual llamo amigo; íbamos en mi auto hasta los barrios bajos y cuando llegamos vimos a todo el tumulto de gente que bailaba, bebía, reía y disfrutaba de la noche. Tom llegó hacia nosotros con unas bebidas para cada quien pero no mostré mucho interés a eso pues mi atención estaba en su ropa, vestía un top negro con letras de color rosa neón en mayúscula que decían "BAD GUY" y unos jeans de color negros ajustados y rasgados y una sudadera de color gris colgada en sus hombros. Hermoso, pensé de inmediato.

—Me alegro de que estén aquí; mis amigas ya quieren conocerlos. —Nos guiñó y nos llevó hacia donde estaban las chicas las cuales se me abalanzaron en un gesto de saludo.

–¡Que bueno que estés aquí! creímos que no te volveríamos a ver. –Dijo Agnes con un leve puchero.

—Es bueno verte, gigantón. —Saludó Ava burlonamente.

—También es un gusto verlas, chicas. —Sonreí incómodo.

—¿Qué tú no trabajas en el "Haughty Queen"? —Le preguntó Sander a Nora quien había intentado mantener al margen para que Wade no la reconociera.

—No... —Mintió.

—Es verdad, tú eres... ¡Karma! —Exclamó Wade. —¡H-HOLA, M-MI NOMBRE ES WADE! —Exclamó totalmente nervioso y con un sonrojo del color de un tomate maduro.

—Ya sé quien eres... Pervertido. —Cruzó sus brazos molesta.

—No soy ningún pervertido, sólo admiro el cuerpo humano, en especial el de las mujeres. —Se excusó.

—Esa es la excusa más estúpida que he escuchado. —Comentó Agnes.

—Sin duda. —Contestó Tom. Como era de esperarse, comenzó una disputa entre Wade y Nora sobre si él era un pervertido o no, una que nos fascinó ver al menos por los primeros treinta minutos, luego decidimos ir a bailar; bebimos, comimos en los puestos que estaban por toda la calle y rato después, Tom me llevó a la azotea de un edificio en el que se podía ver a toda la gente divirtiéndose. —Es lindo, ¿no crees? todos ellos siendo felices por un momento. —Comentó viendo hacia la gente.

—Es hermoso. —Contesté.

—Cuando no estoy trabajando o estoy con las chicas o contigo me gusta venir aquí, ver cómo la gente va y viene, cómo se divierte, cómo parece que tienen vidas felices aún cuando viven en la parte de la ciudad en la que ningún rico vendría sino es porque tiene otros motivos oscuros... —Su voz sonaba apagada y un poco sin vida, le miré unos segundos, parecía una bella escultura con vida, una que había visto muchas cosas y había sentido muchas otras. —Creo que ellos ya se llevan bien. —Volteé a mirar hacia donde él lo hacía; Wade y Nora bailaban muy juntos y muy alegres, al parecer ya se llevaban bien aunque su comienzo no haya sido el mejor.

—Tal vez no se pueda manipular a las personas, pero sí se les puede ayudar. —Comenté sin pensar.

—Es lo que dije. —Contestó Tom. —Y ahora que estamos en eso de ayudar, ¿será que pueda ayudarte, Callenresse? —Me preguntó divertido.

—No creo que puedas. —Una risita vaga salió de mis labios haciendo que los de Tom terminaran en un puchero.

—¿Qué pasa?, ¿no te he dado buenos cosejos sobre dejar ir a Rosie? —Me preguntó preocupado.

—Claro que sí, pero... —Dudé en decirle y éste me miró con una sonrisa, dándome confianza. —Creo que me gusta alguien.

—¿Y quién es? —Se me acercó más y me sonrojé, desvié la mirada y contesté. 

—No creo que sea buena idea decirte. —Bajé la cabeza un poco apenado pero él la alzó con una de sus manos y me hizo mirarle.

—¿Quién es? —Volvió a prenguntar.

—E-Es alguien c-con quien paso mucho t-tiempo. —Contesté nervioso —Es lindo, atento, independiente, altruista y-y que no se deja llevar por las apareciencias la mitad del tiempo. —Exhalé el aire que había contenido desde que él me había hecho mirarle y desvié mi mirada de sus ojos para mirar sus labios, unos labios blandos y carnosos que tenían un brillo singular en ése momento, seguramente por el labial que Tom usaba con frecuencia.

—¿Es Wade? —Me preguntó; desperté de mi trance y le grité completamente asustado y sorprendido un "¡¡¡¿¿¿QUÉ???!!!" que lo asustó, intenté recobrar la compostura pero era realmente difícil.

—¡C-Claro que no es Wade!, es alguien más. —Mi cara era todo un tomate por la vergüenza.

—Ja ja ja ja ja, no tienes por qué avergonzarte. ¿Sabes? si me lo hubieras dicho antes yo... —Y lo interrumpí.

—No es él, de verdad. Me gusta alguien un millón de veces más increíble que él. —Contesté con determinación; Tom me miró ligeramente sorprendido pero después sonrió y asintió. Los gritos en la calle nos alertaron y pudimos ver a un hombre discutiendo con Wade sobre no se qué, Tom y yo bajamos a investigar y nos encontramos con que él sujeto era él hombre que había besado a Tom la otra vez.

—Tobby, ¿qué haces aquí? —Le preguntó Tom.

—Vine a buscarte; no te he visto desde hace semanas, pero al parecer te estás divirtiendo con un imbécil. —Me miró como si él fuera superiorior a mí, a lo que Tom rodó los ojos.

—De verdad que eres un idiota. —Le contestó. —Mejor vete que hechas a perder la fiesta. 

—¿Y tú crees que después de ésto puedes mandarme? pues no, he sido muy pasiente y ya estoy harto de que sólo le des vueltas a nuestro asunto. —Se le acercó amenazadoramente a lo que yo me interpuse. —Hazte a un lado, zoquete. —Me desafió, pero intenté mostrarme fuerte en mi "primera pelea".

—Oblígame. —Le contesté y en respuesta me golpeó la cara con mucha fuerza por lo que me desequilibré un poco, intentó volver a golpearme pero rápidamente respondí con el mismo ataque, sólo que él si cayó al suelo; se levantó con intenciones de seguir con la pelea pero varias personas lo detuvieron y lo echaron del barrio. Tom tomó mi mano y me alejó de ahí no sin antes decirle a los chicos que pronto volvíamos. Llegamos a una casa un tanto descuidada y entramos hasta una habitación cerca de la cocina, ahí me sentó y me hizo esperar a que trajera las cosas para curarme, volvió con las cosas y comenzó con la tarea.

—Eres un idiota. Te rebajas a su clase y encima lo golpeas. —Me reprendió, me quejé por el dolor de las heridas pero eso lo hizo enfurecer más. —Ahora te aguantas, es tú culpa rebajarte a su clase y tener éste golpe.

—Sólo quería defenderte. —Me excusé.

—No necesito que me defiendan; he vivido entre éstos barrios toda mi vida, sé cómo defenderme. —Me contestó, me avergoncé por mi actitud y me quedé callado hasta que él terminó de curarme, le dí las gracias y él fue a dejar las cosas en su lugar. Comencé a ver la habitación y vi que habían algunas fotos de él y su hermana y la que parecía ser su madre y sólo una de él de niño con un hombre más grande que él. —Es mi padre, —contestó, volteé a verlo y estaba recargado en el marco de la puerta —nos la tomamos antes de que se fuera a una de sus misiones. —Se acercó y tomó la foto, la miró por unos segundos y la volvió a dejar en su lugar.

—Debes de extrañarlo. —Le susurré.

—Lo hago, él es mi ejemplo a seguir. —Acarició él rostro de su padre de la imagen y me miró. —Entiendo que quieras ayudar, pero hay mejores formas de hacerlo, no creo que quieras mancharte las manos peleando, ¿o sí? —Negué con la cabeza y me sonrió, paseó una de sus manos por mi cabello y nos miramos por un rato hasta que escuchamos un ruido proveniente de la entrada de la casa; salimos a ver qué o quién originaba el ruido y al parecer eran dos mujeres: Shannon y  la mujer de la foto.

—Así que aquí estás, torpe.

Haughty QueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora