Jungkook y Lalisa han sostenido una relación de más de año y medio, todo era maravilloso, siempre habían sido la pareja perfecta hasta que repentinamente el carácter de Jungkook cambio, empezaron a tener discusiones muy a menudo y decidieron separar...
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>Confessions by; Jeon Jungkook July 2020
—Has estado muy callado— hablo la pelinegra recostada en mi regazo.
—Solo, pienso— contesté y me encogí de hombros.
—¿En qué?— cuestionó.
Suspiré en respuesta y solo me dedique a acariciar su cabello. La temporada de lluvias estaba por comenzar oficialmente así que el cielo no estaba despejado, las nubes grises empezaban a cubrirlo hasta oscurecer nuestro atardecer, una corriente helada recorrió todo mi cuerpo, y algo me ponía sumamente nervioso sin siquiera saber la razón.
Tome una bocanada de aire y mire a la pelinegra, por el momento parecía estar tranquila y feliz, y la simple razón de pensar que en cualquier momento puedo ser el motivo de su desgracia me rompía en mil pedazos, no sabía que hacer, no sabía si debía dejarla, mi corazón la anhelaba con todas sus fuerzas con cada segundo que pasaba y se que su ser lo resentía, por más que quisiéramos, ninguno era capaz de irse.
—¿Cómo te has sentido últimamente?— cuestionó la pelinegra —Dejamos de vernos un tiempo y, quisiera saber si de casualidad tú.
—¿Si yo no había intentado matar a alguien?— le interrumpí y cabizbajo jugando con sus manos.
Negué con mi cabeza y tome sus manos entre las mías, le indique que se incorporara frente a mí para poder tener un mejor ángulo de ella y así lo hizo, su mirada era tan inocente y pura que te hacía dudar de que pudiese haber algún tipo de maldad o rencor en ella, no sé merecía seguir siendo perturbada por mí.
—¿Me quieres?— cuestioné y di un casto beso en sus manos.
—Creo que hasta ahora esa es la pregunta más tonta que me has hecho— espeto —¿De qué forma podría dejar de quererte?— cuestionó —El tratar de odiarte no funcionó.
—¿Y por qué no lo hizo?— reí sin gracia.
—Porque eres como una plaga, Jungkook— vaciló —Por más que alguien quiera alejarte de un lugar, luchas por quedarte.
—Y si te dijera que, ahora quiero irme— comenté.
—Tal con tu hiciste conmigo, tampoco te dejare que lo hagas— gimoteó —No podría.
Todo mi cuerpo se tensó, y mis ojos comenzaban a cristalizarse, las nubes habían logrado cubrir el cielo en su totalidad y una ráfaga de viento paso entre nosotros, la tormenta estaba cada vez más cerca.
—¿Tú ya no me quieres?— cuestionó frunciendo los labios.
