Jungkook y Lalisa han sostenido una relación de más de año y medio, todo era maravilloso, siempre habían sido la pareja perfecta hasta que repentinamente el carácter de Jungkook cambio, empezaron a tener discusiones muy a menudo y decidieron separar...
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>Where is Jungkook? by; Lalisa Manoban February 2020
›Las clases habían finalizado, me encamine hasta la salida y mire chicos y chicas por igual salir en manada, mire en todas direcciones buscando a mi novio ya que no había visto señal de él en toda la mañana, la escuela se empezó a vaciar y al no dar con mi objetivo di media vuelta y me fui a casa.
Al llegar me encontré con mi madre en la cocina, y mi padre al teléfono, subí en silencio hasta mí cuarto y me deje caer en la cama, arroje mi mochila a cualquier lado de la habitación y fije la vista en mi celular.
Rebusque en el buzón de mensajes alguna señal de vida de él pero no había nada, me incorpore y entre a mi agenda, pulse el contacto de Jungkook y llame una vez, dos veces, tres veces, y solamente iba directo al buzón.
—¿Dónde te metiste Jeon?— cuestioné mirando mi celular —Parece como si la tierra se lo hubiera tragado la tierra— bufé.
El cielo se empezó a oscurecer, el clima de la noche prometía ser demasiado frío, y a juzgar por las nubes seguro llovería. Camine de un lugar a otro mientras aún sostenía mi teléfono en mano, después de dejar más de cincuenta mensajes y llamadas sin responder, la preocupación me comía viva.
Me decidí y tome mi chaqueta, me coloque los zapatos y salí en dirección a casa de Jungkook. Las ramas de los árboles se agitaban con fuerza debido al viento, parecía que se iban a partir en dos en cualquier momento, un rayo potente se hizo presente en el cielo, seguido de un fuerte trueno, las personas corrían a refugiarse de la tormenta a sus hogares ya que la lluvia había comenzado.
Pequeños cristales de hielo caían del cielo acompañando a las gotas de agua, no faltaba mucho para llegar a mi destino así que empecé a correr, nuevamente un rayo se hizo presente en el cielo y cayó en un poste de luz cuando iba a dar vuelta en una esquina, me asuste y empecé a correr aún más rápido y tropecé con una enorme roca.
—¡Maldición!— exclamé.
Me incorpore en la banqueta y me arrastre con las manos hasta la orilla, no había nadie por las calles y solo me senté ahí esperando alguna especie de milagro, luego de un par de minutos una figura alta se hizo presente frente a mi.
—¿Qué demonios haces aquí en plena tormenta?— cuestionó y se agachó para ayudarme a ponerme de pie.
—Salí a buscarte— respondí —¿Por qué no respondías mis llamadas y mensajes?— pregunté.
—Mi teléfono murió— respondió —Vamos te llevaré a mi casa— paso su brazo alrededor de mi cintura y al dar el primer paso perdí el equilibrio —¿Estás bien?.
—No, me caí hace unos instantes y creo que me lastime el tobillo— respondí.
—Tendré que cargarte— anuncio y con dificultad me subió a horcajadas en su espalda. Me abrace a él como un pequeño bebé koala a su madre y empezó a correr hacia su casa.
[...]
Mi cabello estaba empapado por a causa de la lluvia, el agua viajaba lentamente hasta las puntas formando pequeñas gotas que caían en la almohada que tenía sobre mis piernas. Dejé salir todo el aire comprimido en mí y recargue ligeramente mi cabeza en la cabecera de la cama, me dedique a mirar el insignificante color blanco del techo mientras mil y un cosas pasaban por mi mente, un pequeño crujido se hizo presente en la habitación seguido del cerrar de una puerta y mire al pelinegro caminar hacia a mi con unas vendas, una toalla y una pequeña taza.
—Mi madre te preparo un té— informo y lo colocó en el buró —Y aquí está la toalla que me pediste.
—Gracias— respondí, la tomé de entre su manos y envolví mi cabello en ella.
—¿No dirás nada más?— cuestionó y se sentó frente a mí.
—¿Debo decir algo más?— respondí con otra pregunta y solamente se limito a negar con su cabeza.
Saco un pequeño botiquín de debajo de su cama y se dedico a vender lentamente mi tobillo, mientras lo observaba una atmósfera extraña se hizo presente en la habitación, me aclare la garganta y le indique que se sentará a mi lado en la cama. El silencio seguía reinando entre ambos hasta que al fin se atrevió a hablar.
—¿Estás molesta conmigo?— cuestionó mientras jugaba con sus manos.
—No, ¿por qué debería estarlo?— cuestioné.
—Me porte como un imbécil ayer— confesó.
—¿Y te diste cuenta solo?— bufé y asintió —No te entiendo Jungkook, tu no eres así.
—¿Inseguro?— preguntó y asentí —Ya lo sé, es solo que hay algo que me preocupa demasiado— recargo su cabeza en mi hombro y entrelazó su mano con la mía —No quiero que me dejes por él.
—¿Dejarte?— fruncí el ceño —¿Por qué lo haría?— reí sin gracia —Sabes que yo tengo la regla de no enamorarme de mis mejores amigos.
—Ajá, tu regla es un fraude— rio —Yo solía ser tu mejor amigo, y ahora tenemos casi dos años de relación.
—Bueno, no esperabas que le dijera que no a semejante oportunidad, ¿o sí?— enarque una ceja, negó y beso mi mejilla.
—Lalisa, quiero pedirte un favor— comento y asentí —No me dejes de lado, realmente no lo soportaría.
Sonreí al ver un pequeño brillo en sus ojos mientras se acurrucaba en mi pecho, acaricié su cabello mientras dejaba que mi mentón descansara ligeramente en su cabeza. Mientras seguía jugando con mis manos note algo inusual debajo de las mangas de su sudadera, unas marcas de color rojo, y unos moretones en sus nudillos. Me sobresalté y aparte rápidamente sus mangas, pequeñas gotas de sangre aún seguían brotando de las pequeñas heridas y parecían causarle bastante dolor.
