Jungkook y Lalisa han sostenido una relación de más de año y medio, todo era maravilloso, siempre habían sido la pareja perfecta hasta que repentinamente el carácter de Jungkook cambio, empezaron a tener discusiones muy a menudo y decidieron separar...
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>Beware Jennie by; Lalisa Manoban August 2020
—¡Por fin libres!— exclamé una vez que el timbre de la escuela anunció que el día se había terminado.
Fue un largo ciclo escolar para mí y aún tendría que continuar con el en un par de meses pero, la esperanza de que todo mejoraría nunca abandono mi mente.
—Decimos esto como si no hubiéramos tenido dos meses de vacaciones adelantados— bromeó Jungkook —Esas fueron, auto vacaciones, si, esa es la palabra— sonrió y pasó su brazo por mis hombros para poder abrazarme mientras caminábamos.
—¿Tienes planes para el verano?— cuestioné mientras observaba como nuestros pasos se sincronizaban.
—No, nunca hago planes— suspiro —Rara vez comparto mis pasatiempos con los chicos y creo que este año no será la excepción— comento —Qué tal tú, ¿tienes algo divertido en mente?— cuestionó.
—Bueno, Jennie me invitó a pasar un par de días en su casa— contesté —Ya sabes, haremos cosas de chicas— suspiré y me encogí de hombros —¿Está bien?— pregunté.
—Eso creo— balbuceó.
Había algo raro en su tono de voz, parecía estar un poco nervioso.
Estas últimas semanas, Jungkook había sido todo ternura, una especie de dulzura se había apoderado de él y aunque no me fiaba totalmente de su comportamiento prefería ignorar cualquier indicio de duda y miedo en mí, solo lo arruinaría.
No había apuro alguno en llegar a casa, entonces sugerí dar un paseo por la ciudad, era muy conocido que Jungkook era un amante de los videojuegos así que fuimos a la sala más cercana, quería que se divirtiera un poco y se liberará de esa preocupación que estos días a estado cargando pero se esforzaba por esconder. La mayoría de personas en el lugar eran solo hombres y mi único trabajo ahí era observar como mi novio se divertía, suelo acompañarlo siempre pero el día de hoy me sentía un poco indispuesta para eso, mi estómago daba vueltas pero tal vez era porque no había comido en un buen rato.
—¿Puedo sentarme?— cuestionó una chica de cabello rubio que recién llegaba a la sala —Mis amigas están por allá jugando con sus novios y me sentiré mejor si no hago mal tercio— vaciló.
—Claro— reí —Toma asiento— señalé —Será bueno tener compañía por las siguiente dos o tres horas— bufé.
—¿Solo tres horas?— dispuso —Ellos pasarán aquí todo el día si es posible— espeto —Supongo que tendré que buscarte un reemplazo cuando te vayas— ironizo.
—Si, eso creo— contesté y ambas soltamos una carcajada —¿Puedo preguntar tu nombre?— cuestioné.
—Que grosería de mi parte, no me presenté— espeto —Soy Mina— sonrió —¿Cuál es tu nombre?— preguntó.
