Narra Gemma
Me levanto con un sabor amargo, ocre y nauseabundo en los sentidos, otro día más que ir al trabajo, antes me gustaba lo que hacía, la corrección en la editorial me encantaba, me distraía; leía manuscritos, compartía con los compañeros de trabajo. Pero, últimamente todo se ha puesto muy raro... Ni siquiera la Sra. James es la misma, desde aquella vez que me saludó hoscamente dejé de mostrarle simpatía, no merecía ser tratada así por nadie. Desde ese día al entrar al edificio para el trabajar ya no paso por la recepción, voy directo a las escaleras y subo al tercer piso.
Hoy, al llegar encendí la computadora y vi el correo que nos dejaron:
De: LosSueños@editorial.com
Para: Gemma.LosSueños@editorial.com y 20 personas más.
Motivo: Reunión 10:30 a.m en sala de juntas, segundo piso.
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Se les solicita llegar puntualmente.
Atte.
Chiara Stumpfs
Editora en jefe
Editorial Los Sueños
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El correo no decía nada más, simplemente nos citaban a una reunión, realmente me interesa poco lo que tengan que informarnos, con la pila de carpetas que corregir me incomoda tener que salir de mi oficina para escuchar sus tonterías mensuales, y más cuando todos los compañeros de trabajo van a estar presentes, todos eran raros, nadie me caía bien, y era evidente que ellos tampoco me querían ni como compañera de trabajo, debía de ser por mi eficiencia y desempeño que me trataban así, la envidia es realmente mala.
Tomé mi café de un trago largo antes que se enfriara. Agarré la primera carpeta. Algo me llamo la atención en gran manera, gotitas de sangre coaguladas se divisiva en medio de la hoja de guarda, la arranqué de un tirón y la enceste en el basurero de al lado. Los del otro departamento debían tener más cuidado con las carpetas, ¡qué asco encontrar sangre!, y ni siquiera saber de dónde salió.
Miré mi reloj de muñera y daban las 10: 28, el tiempo se me pasó volando como un cohete, tenía 2 minutos para llegar a la sala de juntas. Tomé el ascensor esta vez, al salir por el pasillo no se divisaba a nadie en sus puestos, me lamenté para mis adentros sabiendo que todos debían de estar en la sala de juntas, y yo abriría la puerta en el momento menos oportuno y tal vez como en las películas tropezarías y caería siendo el hazme reír de todos, o en el peor de los casos justo al abrir la puerta golpearía al joven de servicios que tenía justo en ese preciso momento la charola con vasos de vidrio para servir el agua, siempre llegaba en los momentos menos oportunos. Me odié instantáneamente por ser tan impertinente e inoportuna.
Cuando salí del ascensor, la puerta de juntas estaba cerrada, me detuve a mirar el acero con las letras:
Sala de Juntas
Editorial LOS SUEÑOS
Ahí iba de nuevo, debía abrir la puerta sin más contratiempos.
Me adentré con la pierna temblando, no sé qué me pasaba, cuando giré el pomo del todo y abrí de una la puerta, me relajé al ver que no había nadie. Solté el aire que había estado reteniendo y tomé asiento, por lo menos sería la primera en llegar.
Esperé 5 minutos y nada, nadie llegaba comencé a ponerme ansiosa, así que salí de la sala y fui de nuevo a mi oficina releí el correo para confirmar lo de la reunión, y decía lo mismo:
De: LosSueños@editorial.com
Para: Gemma.LosSueños@editorial.com y 20 personas más.
Motivo: Reunión 10:30 a.m en sala de juntas, segundo piso.
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Se les solicita llegar puntualmente.
Atte.
Chiara Stumpfs
Editora en jefe
Editorial Los Sueños
Nada había cambiado en el correo, por eso una vez más bajé al segundo piso, miré las mismas letras de la puerta:
Sala de Juntas
Editorial LOS SUEÑOS
Esta vez abrí la puerta sin miedos, apenas la hube abierto se escuchó el estrépito del cristal al impactar sobre el suelo, justo al abrirla golpeé al joven de servicios que tenía en ese preciso momento la charola con vasos de vidrio para servir el agua, y lo peor de todo es que me tropecé con la alfombrilla para los pies y caí de rodillas, hincándome en la piel uno de los vidrios que saltó cerca de la puerta. La sangre comenzó a salirse por mi rodilla a borbotones. De fondo alguien me recriminó: "creí haber dicho que sean puntuales".
El chico de servicios me tomó de la mano para levantarme y fue ahí cuando todos vieron el charco de sangre que se había formado. La Sra. James que acababa de adentrarse a la sala me pasó un poco de servilletas y me tomó del brazo para sacarme de la sala. Fue por el botiquín y al volver me encontró conteniendo las lágrimas por la vergüenza que sentía por todo lo ocurrido.
-Dobla un poco la rodilla y dime si sientes que algo se te hinca, clava o duele como si tuvieses una piedrita metida ahí – escuché que me dijo amablemente.
Cuando lo hice inmediatamente sentí como un fragmento del cristal seguía ahí dentro torturándome la rodilla. Al escuchar mi grito, tomó una pincita y me extrajo el trozo de vidrio.
¿De dónde sacó una pincita? Estaba más que segura que eso no traía un botiquín de primeros auxilios... No se lo cuestioné en ese momento.
Me limpió la herida con un desinfectante de color marrón que manchó mi pierda al deslizarse el exceso de producto, me aplicó una gasa compresora para parar la presión de la sangre, y con una venda larga que enrolló a mi rodilla me sujetó la gasa con un poco de presión.
- Tómate esto, dijo tendiéndome un blíster de pastilla, te ayudará con el dolor. -Eso fue lo último que me dijo, mientras yo la miraba con expresión de agradecimiento.
Desde la puerta de reuniones, alguien le dijo a la Sra. James: "Dile a Gemma, que puede irse a trabajar en su oficina, no hace falta que venga a la reunión". Mirando hacía mí, le asentí diciéndole que lo había oído.
***
¡Hola, lectores!
Gracias nuevamente por llegar hasta aquí y leerme.
Qué les pareció lo que le ocurrió a Gemma hoy? Imagínense el dolor en la rodilla. Hace muchos años atrás también me caí, y me raspé la rodilla, verán tuve una cicatriz por varios años hasta que fue aclarándose poco a poco y ahora es imperceptible... Ustedes, han tenido algún accidente así? Cuéntenmelo, los leeré.
Saludos y cariños
Paty_Flor
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GEMMA'S LAST NIGHT (LA NOCHE ANTES, DE GEMMA)
Short StoryLa sangre corría por el asfalto nigérrimo; el sollozo de Gemma se hacía cada vez más desgarrador. Veía cómo todo se ralentizaba a su alrededor, era ese el fin donde la vida le pasaría la factura, y ella tendría que dejar incluso toda su historia c...