Narra Gemma
El clima había amanecido fenomenal, el rocío había calmado la sed de los bosques y el sol calentaba la ciudad lentamente con una sonrisa orgullosa.
La semana laboral estaba terminando, me sentía cansada y un poco retraída como si una revolución se estuviese originando en mí. Agostina se comportaba de manera muy rara, como queriendo decirme algo, pero sin encontrar la manera de hacerlo. Estuvo hablando toda la semana sobre teorías psicológicas, algo tramaba en lo secreto de su ser.
Esta tarde, al salir del trabajo debía ir directo a la línea subterránea para embarcarme a tres horas de viaje, por ese motivo fui al Café Literario del frente, y después de rogarle por un buen tiempo a la encargada me llevé prestado un libro, con promesa de pagar el triple del valor si Austen no llegaba con el mismo semblante que ostentaba antes de caer en mi poder. Llegaría más o menos a las 20:30 al otro condado.
Era cómico verme salir así, me había puesto un pantalón holgado para el viaje, un converse negro, y una remera que combinaba con la noche grisácea. Mi cabellera de un color rojizo estirando al naranja (desde luego natural) contrastaba con lo negro del firmamento.
Salí con la mochila al hombro, cargando toda una carpeta de situaciones sin resolver: las consecutivas noches despertando ansiosa, las supuestas gotas de sangre, el misterio de los miércoles, la carretera que me torturaba, la indiferencia de los compañeros y mi propia sensación de extrañeza ante lo que el destino me trazaba. Y estaba lo otro, el misterio de Agostina, ¡qué necia era esa chica!, mi amiga, la consideraba mi amiga, algo le rondaba en esa cabeza de envidiable lacio. Sé que le preocupaba algo de mí, me lo hacía ver de forma sutil, preguntas colándose de la nada, sugerencias con psicólogos. La siguiente semana la enfrentaría, la obligaría a confesar, ¡JA! Cómo si fuera fácil.
***
Tres horas y media más tarde, mi padre me dejaba acomodar mis cosas en el cuarto que preparó para mí. Me desplomé en las sábanas recién hechas, realmente era un cuarto acogedor, al encender la luz y entrar pude notar que en ese momento de transición unas lucecitas en el papel tapizado del techo se prendían con efervescencia, fosforescentemente. Bajé cuidadosamente el libro que traía conmigo en la mesita de lámpara al costado de la cama. Me quedé descansando tendida sin preocupación, me gustaba el espacio reducido, la casa llena de personas, la alegría que se respiraba en este lugar. El jardín recién podado, y las flores renaciendo, era realmente hermoso.
***
Él estaba sonriendo, había sacado un pez realmente grande, se conmocionó tanto ya que ese pescado según él sería la cena más especial de todo el año, ¿se preguntan por qué? Simple, porque estábamos juntos.
–¡Gemma, no me lo puedo creer! – me lo decía con un llanto de alegría escapando de sus ojos – hacía mucho que no sacaba nada. (Mentalmente estaba danzando como festejo).
–Ya me figuraba que en esa última llamada no pescaste nada, pero para no herir tu frágil corazón, no dije nada- Siempre había sido así, era pésimo en la pesca, los peces se volvían automáticamente vegetarianos cuando el anzuelo tocaba las aguas. Reí con mucha fuerza, hasta que mi estómago comenzaba a doler de tanta alegría. Hacía tanto que no me reía así.
El fin de semana pasó rápidamente, todas las preocupaciones se me habían esfumado. Sabía qué hacer, me había dado cuenta de lo que me ocurría, las gotas de sangre, los recuerdos amargos, la sensación de congoja que experimentara en cada momento. Tenía nombre y apellido, y su identidad ya no era secreta.
La verdad es que no quería despedirme de ellos, pero debía tomar la línea que me regresaría a mi otra casa, sí, así mismo, mi otra casa, porque la de mi padre se había convertido por fin en la mía. Todo estaba claro al fin, o eso quería creer.
***
Obs.: Todas las imágenes son extraídas de la web.
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¡Saludos!
Atte.
Paty_Flor
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GEMMA'S LAST NIGHT (LA NOCHE ANTES, DE GEMMA)
Short StoryLa sangre corría por el asfalto nigérrimo; el sollozo de Gemma se hacía cada vez más desgarrador. Veía cómo todo se ralentizaba a su alrededor, era ese el fin donde la vida le pasaría la factura, y ella tendría que dejar incluso toda su historia c...