Capitulo 34.Lo lamento

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No podía creer que le gustaba a ______, durante éstas semanas que llevo de conocerla me parecía una chica genial y extraordinaria. Si bien me había atenido a estar lejos de ella, hasta el día de la fiesta, cuando me besó y me dio a entender que de alguna forma u otra me sentía atraído no sólo por sus encantos físicos, sino también por su personalidad.

Ya que nunca he sido un chico de relación decidí tomar las cosas con calma, no quería arruinar nada al igual que quería disfrutar de todo. Acababa de confesar que gustaba de mi, por lo cual quería darle tiempo y que las cosas se desarrollaran por sí mismas.

Un gran esfuerzo para mi fue reconocer mis sentimientos, desde un principio trataba de negarlo, pero ya se me hacía inevitable no pensar en lo linda que era y cuanto me gustaba. Tal vez hasta hace muy poco tiempo veía a las chicas de otra forma, pero ya no más, no me sentía bien haciendo las cosas que hacía. Tal vez el que ______ empezara a gustarme me ha hecho reaccionar y ver que un par de cosas en mi vida no estaban bien, pero para intentar algo nuevo, tendría que cambiar.

Acaricié su cabello y ella me miró sonriente, hacía unos minutos que estábamos en silencio y nos dedicábamos a escuchar la respiración del otro; suponía que ella, al igual que yo, estaba pensando en muchas cosas.

— Lucy me dijo que los chicos se quedarían.—murmuró, entrelazó nuestras manos y comenzó a acariciar mis dedos.

— Si, le he dicho ésta mañana. A Cameron y a mi se nos ocurrió ayer, ¿te molesta?— pregunté temeroso, tal vez debí habérselo comentado antes.

— No, ellos me agradan.—sonrió.— ¿Cómo se arreglarán?

— Pues, pensamos en poner unas cuantas colchas en la sala. Veremos películas hasta tarde.

— Bien.—levantó su cabeza para mirarme y se apoyó en mi pecho.— ¿Bajamos?

— Si, llevo bastante rato encerrado. Creerán que me ha sucedido algo.—reímos.

______ se levantó y yo me coloqué la primera camiseta que encontré en el armario, antes de que ella saliera, la tomé de la mano y la acerqué a mi.

— Después podríamos hablar con más calma, digo, si tu quieres.—la miré con algo de nervios y ella sonrió.

— Desde luego.—pasó sus manos por mi cuello y yo la acerqué a mi por su nuca.

Dejé un pequeño pero significante beso en sus labios, me hacía feliz estar bien con ella, y deseaba que ella sintiera lo mismo. Salimos de la habitación y ella se fue a cambiar, bajé las escaleras y todos estaban en el jardín aún, les daría una pulmonía si seguían nadando.

Abrí las puertas corredizas y Skylynn saltó a mis brazos al notar mi presencia.

— ¿A dónde fuiste? Cameron no me dejó subir.—frunció el ceño.

— Lo siento, pequeña. No me sentía bien pero ya estoy mejor.—besé su mejilla y sonreí.— Sky, es hora de salir de la piscina, no quiero que te resfríes.

La  pequeña bufó y bajó de mis de mis brazos.— Quiero seguir nadando con los chicos.

Sin decir nada más fue corriendo con Cameron y Matt, tiempo después ______ llegó ya cambiada y llevaba una toalla rosa en las manos.

— Skylynn, vamos a cambiarte, ya mañana podrás nadar más.

La pequeña sonrió y se acercó a la niñera, vaya manera de sobrellevar las cosas.

— ¿Cómo lo haces?

Ella rió y envolvió a Skylynn en la gran toalla.— Simple, ella me ama.

— A mi también, pero a mi no me hace caso.—me crucé de brazos y Sky soltó una carcajada.

Operación: Niñera [Nash Grier y tú]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora