Operación: Niñera [Nash Grier y tú]©

Capitulo 35.¿Has dado un beso bajo la nieve?

Me levanté del sofá tratando de hacer el menor ruido posible, no sería buena idea lidiar con el mal genio mañanero de seis chicos adolescentes. Miré a Nash y éste dormía plácidamente abrazando un cojín que había sido suplantado por mi, ya que habíamos dormido juntos en el sofá y me abrazaba tan fuerte que al levantarme lo descubriría.

Seguí hasta la cocina y tomé un poco de agua, miré la hora en el moderno reloj de la pared y éste marcaba apenas las siete de la mañana. Anoche, durante la cena, los chicos me habían invitado a unirme a su sesión de películas, alegando que si me rehusaba, me tirarían a la alberca en la primera oportunidad que tuvieran. La extraña selección de películas de terror se había alargado hasta las dos de la madrugada, tiempo en el que cada quién cayó donde mejor le pareciera, en mi caso, en el sofá junto a Nash.

Cameron se había acercado un par de veces a mi, agradeciendo todo lo que le había dicho a Nash. Confesar que Nash me gustaba ya era algo creíble y algo no tan nuevo, ya que el moreno se me había adelantado con las palabras: "sabía que te gustaba". Cabe mencionar, que la manera tan atroz en la que me sonrojé me dejó en completa vergüenza en frente de él, pero sabía que pronto esos problemas serían los menos preocupantes.

Encendí mi teléfono y tomé asiento en una de las butacas de la barra, a los minutos, Lucy y Skylynn aparecieron por la puerta aún portando sus pijamas.

— Buenos días, ______.—sonrió Lu.

— Buenos días, Lucy.—sonreí de vuelta, Skylynn soltó su mano y caminó con paso lento hacia mi. La cargué y la pequeña recargó su cabeza en mi hombro.— Me da la impresión de que alguien sigue soñolienta.

Lucy rió.— Estás en lo correcto, los domingos no son día de nadie.

— Y menos para los chicos, estuvimos despiertos hasta muy tarde, no creo que se levanten tan pronto.

— Que mal, estaba pensando que no sería mala idea ir a desayunar a algún sitio.—dijo Lucy, se sentó a mi lado y Hayes apareció por la puerta.

Tenía el cabello alborotado y apenas podía mantener sus ojos abiertos, nos miró y, tratando de sonreír, se tumbó a nuestro lado.

— Hola.

— Hola, pequeño.—besé su mejilla.

— Te has levantado justo a tiempo—Lucy hizo una pausa y acarició el cabello de Hayes—, despierta a los chicos y diles que saldrémos a desayunar.

— Hace mucho no desayunamos afuera, ¿algún lugar en específico?— sonrió Hayes.

— Pues estaba pensado en ir a La cabaña de Walden, hace mucho que no vamos.

— ¿La cabaña de Walden?— pregunté confundida, Lucy me miró y curvó una sonrisa.

— Si, es una cafetería donde ofrecen únicamente desayunos, es un lugar muy lindo y acogedor. Hemos ido desde que los chicos son unos pequeños.

— Bien, me gustaría conocerlo.—sonreí. Hayes se levantó y caminó fuera de la cocina.

Instantes después aparecieron Cameron y Nash con auténticas caras de malhumor.

— No quiero ir a la escuela, ¿cómo es que no recuerdo qué pasó ayer?— preguntó Nash, frunció el ceño y todos soltamos una carcajada.

— Nash, hoy es domingo.—reí.

— Pero Hayes nos dijo que era lunes.—bufó, golpeó la cabeza de su hermano y éste rió.

— Si no me las ingeniaba no se levantan.

Cameron bostezó y estiró sus brazos.

— ¿Entonces? ¿Qué hacemos despiertos tan temprano?

— Lucy dio la idea de que fuéramos a desayunar, así que vayan a vestirse.—me puse de pie y caminé fuera de la cocina, al salir a la sala, divisé a los Jack's y Matt aún dormidos.