Operación: Niñera [Nash Grier y tú]©

Capitulo 2.¿Trabajar?

— Estoy tan cansada.—murmuré entrando a la cocina. Tomé una taza de café y me senté en la sala junto a Shirley.

— Igual yo. No pensé que la película terminaría tan tarde.—bufó y encendió el televisor.

La película que habíamos visto anoche con los chicos había sido genial, habíamos salido casi a las doce y media de la madrugada del cine; sin mencionar que con los chicos hablamos por unas horas más al llegar a casa.

Estuvimos en silencio por unos minutos hasta que escuchamos el sonido de la puerta.

— Yo voy.—anunció Shirley y corrió a la puerta.

— Buenos días, señorita Blake. Disculpe mi visita a tan tempranas horas de la mañana.

Ahg, el señor Parker.

— Oh... eh... No se preocupe, ¿quiere pasar y tomar un café?— preguntó Shirley de manera nerviosa.

— No, gracias. Vengo de pasada. En realidad, vengo a lo de siempre.—gruñó el señor Parker en tono serio.

— Le prometo que pronto le daremos su dinero señor Parker.

— ¡No! Se los he advertido muchas veces a usted y a la señorita Brooks.—murmuró con enojo. Me acerqué a la puerta y lo vi con su típico maletín de cuero y semblante serio.

— Señor Parker, buenos días. Que agradable es verlo de nue...

— Ahórrese sus discursitos Brooks.—interrumpió.— He tolerado muchas de sus faltas, llevan más de un mes de retraso con el pago del condominio. Y mire que hay personas que darían todo por tener este apartamento y no demorarían nada en pagar.

— Lo sabemos, señor Parker. Estamos bastante apenadas.—aseguró Shirley.

— No pasará más tiempo, señor. Lo prometemos. Sólo que, entienda, trabajar y al mismo tiempo estudiar es bastante duro.—hablé mientras lo veía atentamente. En verdad no teníamos un trabajo y, lo que hacíamos por las noches, tampoco se consideraba uno.

— Chicas, se que tienen muchas responsabilidades; pero no se excusen con eso de que son jóvenes y por eso hay que entenderlas. Quisieron vivir solas, es su responsabilidad.—espetó con molestia.— Para que no piensen que soy un viejo egoísta les daré un mes más, si no, tendrán que recoger sus cosas.

— ¡Si!— gritó Shirley con una gran sonrisa mientras abrazaba al canoso señor Parker.— Lo siento.—murmuró apeada mientras se separaba. Volteamos a ver al susodicho y este estaba igual o más rojo que un tomate.

Reí.

— Bueno, tengo que irme.—murmuró.

— No pasará más tiempo, señor.—sonreí. Vaya que estuvimos cerca. Y no era la primera vez.

— Eso espero, Brooks.—dijo y comenzó a caminar.

— Shir.—cerré la puerta.

— ¿Si?

— Hay que conseguir empleo.

— ¡¿Qué?!— gritó mi mejor amiga.

— Oh vamos, sabes que nuestro "maravilloso" trabajo nocturno no es suficiente para pagar la renta. No siempre ganamos las carreras, por tanto no siempre tenemos dinero.—espeté enojada.