Hace un par de semanas Kirishima se mudó al su departamento actual, estaba en una buena zona cerca de su universidad y de un gimnasio, también había encontrado un trabajo de camarero además de que el vecindario así como el departamento era hermoso y la renta increíblemente barata. Al no tener muchos fondos y básicamente huir de casa después de salir del closet tras el rechazo de sus padres y una "amable" sugerencia de terapias de su parte, era el lugar ideal pero esa noche el chico pelirrojo descubrió él porque era tan barato el lugar.
Todo había indicado una hermosa paz que nunca creyó tener, había tenido tanta paz que podía disfrutar de sus sueños y esa noche mientras dormía sintió como alguien lo pateaba de la cama, inmediatamente se levantó del piso y pudo deslumbrarlo, en su cama se encontraba un chico rubio de belleza clara, no tuvo miedo ni al notar que el chico era un poco transparente, fue demasiada su sorpresa cuando pudo tocarlo, Eijiro pensaba que simplemente se desvanecería.
–Así que tú eres el nuevo idiota –dijo el espectro.
– ¿Eres un fantasma? –pregunto el chico embelesado.
–Soy el dueño de este departamento, morí aquí así que no me voy a largar, no intentes llamar un sacerdote como el imbécil anterior.
– ¡Que cosa tan masculinamente genial! –dijo el chico emocionado, amaba las cosas paranormales y raras, así que siempre soñó con ver algo así, si el mundo fuera más interesante él tendría alguna clase de súper poder pero no lo tenía, era solo un chico común y corriente.
– ¿Pero qué mierda? Eres el idiota más raro que haya visto –dijo el espectro desapareciendo.
Así pasaron los días el fantasma trataba de asustarlo mientras Kirishima únicamente se reía o sorprendía de lo ingenioso que llegaba a ser el chico muerto a veces, pasó casi un año en donde el rubio solo se frustraba por no poder hacer que ese chico se fuera de allí, ahora entendía que había sentido el estúpido fantasma de Canterville por no poder con esos mocosos molestos.
– ¡Bien me rindo! –dijo molesto el chico espectral. –Quédate el puto departamento, me da igual fracase al tratar de echarte, es obvio que no te irás por nada.
–Algunas veces si me has dado miedo.
–No trates de consolarme idiota, eso me hará sentir peor –dijo mientras se sentaba en el sillón.
– ¡Es la verdad! Pero es que en realidad no tengo a donde ir, solo me queda este lugar así que no puedo tener miedo y huir simplemente.
– ¿No puedes regresar a llorar con tu padre? –ante la mirada de tristeza del pelirrojo es que la actitud irrespetuosa del espectro se esfumo. –Mierda creo que no debí...
–Soy Kirishima Eijiro, estudió en la UA una universidad cerca de aquí, trabajo como camarero y me gusta ejercitarme, ahora tú.
– ¿Ahora yo que? No te contaré de mi además ¿Importa? Ya me morí.
–Awww vamos, ya te dije quién soy, quiero saber quién eres.
–Agg mierda como sea, ya no importa de todos modos... Fui Bakugo Katsuki, estudiaba en la maldita misma universidad que tú y si me dices porque no puedes volver a tu casa tal vez te diga como morí.
Kirishima lo pensó por un largo y tendido momento, en realidad no quería hablar de eso, era doloroso decir que sus padres no lo apoyaron pero sentía una extraña e inesperada confianza con ese chico, quizá es porque ya no estaba aquí, no, no era eso, para Kirishima el seguía allí de una forma, y aunque solo trato de echarle una y otra vez siente un tipo de conexión.