El gran demonio rojo era temido por todo el pueblo, en realidad lo que los humanos desconocían era que su único deseo era poder convivir con los humanos, formar amistades con ellos y hasta quizá enamorarse.
El demonio del rayo quien era su mejor amigo le había dicho múltiples veces que se rindiera, pero Kirishima, el gran demonio rojo, no deseaba hacerlo así que bajaba a las cordilleras del bosque a observar a los humanos, se sentaba a mirar el pueblo y fantasear estar con ellos, le fascinaban casi todos los humanos, había muchos que no podía soportar, esos que hacían daño solo porque podían. Uno de esos días en los que se acercó al pueblo pudo ver a un joven de pálidos cabellos rubios lavando la loza de otras personas, nunca lo había visto antes pero le pareció simplemente precioso, soñó con su figura por semanas, era obvio que no tenía un origen noble aunque su rostro lo aparentase.
Desde ese día bajo más seguido no ha observar al pueblo entero, solo a verlo a él, ya no le parecía tan interesante todo aquel lugar, quería ver al chico, su deseo por conocerlo se incrementó día tras día, uno de esos en particular noto que el joven seguía trabajando a altas horas nocturnas, pensó que era por mandato de su empleador, a pesar de oscurecerse hizo lo impensable siguiendo al chico, quería saber que llegaría a salvo a donde fuese su hogar, con quien fuese su hogar, le preocupaba un poco verlo llegar a su casa y poder observar que tenía una familia, pero una parte del demonio pensaba que un hombre tan hermoso debería tener un amante, así que aunque piensa que su corazón se va a romper decide seguirle para saber que al menos estará a salvo.
Los pasos del chico son ligeros pero veloces, no sabe qué cara poner cuando visualiza al chico subiendo a la cordillera de la montaña, se detiene antes de entrar a una cueva y se gira casi en la dirección del demonio rojo.
–Si vas a seguirme se más discreto, maldito idiota –Kirishima no sabe si debe sorprenderse más por su forma de hablar o por el hecho de que notará que lo seguía. –Sal de una puta vez –cuando el demonio está a punto de salir puede visualizar a los arbustos moviéndose, de ellos sale un hombre de edad madura, es el empleador del rubio.
–Sabes lo que va a pasar –dice el hombre molestando al demonio, Eijiro no puede dejar de fascinarse por los humanos pero también odia a esa clase de humanos, de ser necesario lo matará.
Cuando está a punto de salir a ayudar al rubio escucha al mismo hombre gritar, en lo que el demonio se perdía en sus pensamientos el rubio derribo al hombre y tiene un hacha muy cerca de su cabeza.
–Escúchame pequeña mierda, te vas a ir al pueblo y si quieres conservar los genitales me pagaras lo de un puto mes laboral –la amenaza se veía muy real. –Además aunque digas que te ataque van a creer que fue el maldito demonio del bosque –y eso es lo que más le sorprende, que el pueblo le tema es debido a ese delgado chico al que no ha podido quitarle la vista de encima desde hace unos meses.
– ¿Por qué lo haría? Le diré a todos que intentaste robarme –Eijiro de verdad odia a esos humanos.
–Si no lo haces destruiré a todo el pueblo –decide salir de su escondite para darle un "pequeño" susto al que considera un hombre basura, el hombre no espera ni un segundo para escapar de regreso al pueblo, antes de voltear a ver al muchacho recibe un golpe del mismo.
–Idiota, va a decir que soy tu maldita mascota o algo así.
– ¿No me temes? –el chico solo lo ve como diciéndole que es un completo estúpido. –Soy Kirishima Eijiro, y soy el...
–El maldito demonio rojo, es obvio por tu cabello de mierda –tras esas palabras se tapó instintivamente la cabeza. –Por supuesto que no te temo, aunque eres un raro porque siempre me ves mientras trabajo, no eres el primer imbécil que lo hace pero parece que no tenías segundas intenciones
– ¿Lo sabías? Yo solo... Quería conocerte más pero a los humanos no les gusto.
–Eres malditamente obvio, y no parecías lo suficientemente listo como para intentar hacer algo y aunque lo intentaras te rompería la cara, además los humanos son estúpidos –Kirishima piensa que es raro que un humano se exprese así de otros.
–Eso es muy... ¡Masculino! Vaya hombre eres raramente genial, siempre quise conocer a un humano pero siento que eres especial ¿Cómo te llamas?
–Bakugo Katsuki, trabajo en lo que pueda aunque probablemente no vuelva a ese mugroso pueblo de porquería, de todos modos no me quedo en ningún lugar por mucho, así que era una puta molestia quedarme en un hostal por eso estaba en está estúpida cueva.
– ¿Te iras? –dijo en un tono triste. –Bueno es que si quieres puedes venir conmigo al otro lado si no tienes a donde ir, aunque claro solo si quieres, no hay mucho en mi hogar.
– ¿Me estás ofreciendo un hogar? –el demonio pudo ver una leve debilidad en el chico acompañada de un leve brillo en sus rojizos ojos, para ser humano tenía unos singulares ojos, pero esa debilidad se esfumo rápido, el chico la alejo tratando de ser fuerte de nuevo, se notaba que lo hacía seguido. –De todos modos no tengo a donde ir –dijo confiadamente de nuevo.
Desde entonces en aquel mundo prohibido por los humanos es habitado y dominado por uno en particular, por uno por el que el gran demonio rojo cayó, por el que poco a poco fue conociendo a todos en el otro lado y haciéndolo su hogar, el chico jamás confeso que aquel demonio le dio un hogar.