Broken [SAGA CONSEQUENCES #1]

Cinco años atrás

Alexander

Hacía un calor del infierno y los mosquitos no daban tregua, habían un montón de críos revoloteando por allí, los más grandes dándose besos, otros tratando de ligar, y otros como yo, sentados en un rincón esperando a que un milagro ocurriera y que la chavala que llevaba casi seis minutos observando mientras leía y movía sus labios al ritmo de las palabras,me prestara atención, si, la mejor técnica de ligue sin duda.

Llevaba tres semanas en este campamento y nunca habíamos podido ver a las chicas del otro lado del lugar hasta esta noche, pero a ella sí, en más de una ocasión, se iba a algún lugar alejado por lo general cerca del manzano, una tarde la vi dibujar y desde allí esperaba el momento para poder observarle en aquel espacio, sé que sonaba creepy pero no me atrevía hablarle y en cierto modo con esto me conformaba, hasta que los cojones me dieran para dirigirle la palabra.

—¡Vamos chavales! ¿quién se apunta a jugar pico botella?— preguntó un tío, era un tanto mayor, quizás dieciséis, subido en una mesa de madera mientras agitaba una botella de lo que parecía ser vino.

Eso pareció ser un activador, porque varios de los presentes allí se animaron y comenzaron a formas un círculo en el suelo cerca donde estaba la chimenea de la sala común.

—Vamos tío, será divertido —me animó Rodrigo, un chaval algo gracioso y de cabello rizado, con el que habíamos compartido junto a Félix y Erick, pues aparte eramos compañeros de dormitorio en esta cosa de verano insoportable.

Un minuto después estaba sentado en el circulo con el resto de desocupados que iban a jugar a esta gilipollez, si, Rodrigo podía ser muy persuasivo y yo no tenía nada que perder... o eso creí, hasta que vi a la chica que tenía cabello castaño oscuro, ojos color plata, labios rosa pálido que había estado espiando las últimas semanas, pero en este momento quien estaba pálido era yo, respire y trate de ocultar mi nerviosismo aunque ella no estuviese viéndome.

Se habían jugado aproximadamente tres rondas y después de varios besuqueos ( no por mí parte) el momento había llegado, si, tanto le había pedido al cielo por una señal, esta había sido más que clara.
La botella había señalado a la chica de ojos plata y a mí, estaba nerviosismo, sentí como
Erick me dio un codazo y me dio una sonrisa y meneada de cejas en aprobación, no quería que pensará que besaba mal, o que era un idiota joder, no podía creer cuanto podía importar lo que alguien pensará de ti cuando te gustaba.

Ella miro a todos en la sala, estaba sonrojada, era de lo más lindo que hayan visto mis ojos, se acercó a gatas hacia mi, yo hice lo mismo, creo que fue algo extraño que los dos suspirásemos al mismo tiempo, como con cierto nerviosismo.
La tenía a escasos milímetros, nuestras narices rozándose, cerré los ojos, y lo hice, uní mis labios con los de ella, un beso suave, de labios cerrados, quizás para unos, algo santurrón y soso, para mí, la cosa más espectacular de la puta vida.

—¡ayuda!—gritaron por el pasillo, enseguida separé mis labios de los de la chavala, lamente eso y mataría a quien fuera que  hubiese dañado el momento.
Ruido de pisadas fuertes y rápidas que parecían una estampida se escucharon seguidas de la figura de Félix corriendo por la estancia casi sobre nosotros.
Poco después el mastodonte de Josué apareció también corriendo junto a sus perros falderos igual de mastodontes, no puede ser, ¿ y esté en que se metió?
Me levanté del lugar dando una última mirada a la chavala y salí como alma que lleva el diablo detrás de mi amigo, detrás, estaba Erick, mi primer instinto era enfrentarme a esos tipos, así lo hicimos, pero a los segundos de ver lo
Jodidamente grandes que eran , nuestra lógica decía me decía que corriera, corriera mucho, por mas arrestado que fuese, no era idiota.

—¡Joder corran! —grité mientras trataba de que mis piernas dieran lo mejor de sí, mientras Felix y Erick  me llevaban ventaja, claro, los muy capullos al ser deportistas llevaban la delantera.