Hide Yourself Away "Escóndete lejos" (Severitus)

2.- Magia destrozada

Poppy Pomfrey había visto bastante en su mandato como medi-bruja residente de Hogwarts. Había reparado a varios estudiantes de varios accidentes de Quidditch, accidentes de pociones, desastres de encantamientos y duelos sin supervisión. Incluso en raras ocasiones había tratado con su colega el Maestro de Pociones cuando él regresaba de sus deberes de espionaje, luchando contra los Mortífagos en duelos secretos. Sin embargo, el chico que Severus le había traído ahora estaba roto y maltratado peor que cualquier cosa que hubiera encontrado.

– ¡Severus! – ella jadeó. – Querido Dios...! ¿Ese es Harry? –

– Lo es, Poppy – respondió, y en su tono no había nada del sarcasmo que solía estar presente cuando hablaba del chico Potter. En cambio, lo hubo... Se atreve a pensarlo... compasión y cierta empatía por el evidente sufrimiento del niño. – Llevan con él un día o dos... No tengo ni idea de si soy exacto en mi estimación, pero tiene suerte de estar vivo... y cuerdo... –

– ¿Sabes si todavía lo está? – susurró la Sanadora, acercándose a su gabinete y tomando varias pociones.

Snape vaciló. – Yo... es difícil de decir, pero él me reconoció un poco... pero ha estado sufriendo tanto y delirando desde que lo saqué de allí... aun así, hay una posibilidad razonable de que todavía esté en su derecho mente –.

Poppy asintió. – No puedo pedirte que lo leas, Severus, hasta que haya sanado lo peor del daño físico. ¿Con qué lo dosificaste? –.

– Dos viales de la poción para el dolor de clase cinco de fuerza extra – respondió el maestro de pociones. – Tenía que hacerlo, de lo contrario, nunca habría sobrevivido a la Aparición –.

– Hiciste bien, muchacho – respondió Poppy, sonriéndole cálidamente, algo que habría sorprendido a la mayoría de la gente. Pero, de nuevo, pocas personas sabían que una vez Severus había sido su aprendiz de Sanador, y le había confiado su más profundo y oscuro secreto cuando era un niño, que había sido abusado por su padre muggle durante más de la mitad de su vida. Fue Poppy quien había consolado a un angustiado Severus cuando su madre había muerto de una rara infección en la sangre cuando él tenía dieciséis años, y desde entonces había servido como madre sustituta o tía del joven. Comenzó a administrar Blood Replenisher y algo de Skele-Gro al niño inconsciente. – Sev, haz un diagnóstico si quieres –

Severus inmediatamente sacó su varita y realizó el encantamiento elemental, era uno que había dominado con facilidad cuando era niño. Pocas personas se dieron cuenta de que era un sanador con mucho talento, se había estado curando a sí mismo durante años de las golpizas de su padre antes de haber asistido a Hogwarts. Incluso había considerado convertirse en sanador una vez, pero luego descubrió que las pociones eran su verdadera vocación, aunque todavía se mantenía al día con las últimas técnicas de sanación. En su línea de trabajo, lo necesitaba.

– Su sistema nervioso todavía está en shock, sobrecargado de dolor. Eso es de esperar. Ha sido golpeado con el Cruciatus más de una vez – informó con una voz tranquila y profesional, aunque sintió que sus entrañas se apretaban en una agonía compasiva. Había estado en el lado receptor de esa maldición cuando Voldemort estaba vivo, así que sabía exactamente cómo se sentía. – Sufre de desnutrición, una costilla rota, tibia fracturada, laceraciones en la espalda, glúteos y muslos, creo que fue azotado con una cuerda – Reprimió un estremecimiento, nadie sabía cuánto le dolía mejor que él. – También tiene fiebre y una leve congestión en los pulmones – Agitó la varita por las piernas de Harry y descubrió un esguince de tobillo derecho y un tirón del tendón de Aquiles. El chico también se había mordido el labio en carne viva, probablemente en un intento por evitar gritar.

Severus frunció el ceño, recordando que solía hacer lo mismo durante una de las sesiones de castigo de su padre, porque Tobias despreciaba a los niños que lloraban y se había asegurado de que su hijo nunca cediera a esa particular debilidad que lo rodeaba. Severus se había convertido en un maestro en reprimir las lágrimas cuando tenía siete años, e incluso ahora rara vez sucumbía a ellas.

Sin embargo, se encontró parpadeando rápidamente cuando miró los restos destrozados del hijo de su mejor amiga Lily, el escuálido niño de trece años habría inspirado lástima en un dementor, y Severus estaba lejos de ser el individuo de corazón frío que pretendía.

Poppy estaba en modo de curandero ahora, lanzando hechizos rápidamente y Severus la ayudó sin decir palabra, habían trabajado juntos durante tanto tiempo que ahora las palabras eran innecesarias. Las maldiciones Cruciatus con las que Harry había sido golpeado habían causado el mayor daño, y no podrían decir cuánto durante algún tiempo. Pero las pociones que Snape le había dado al principio habían funcionado muy bien y Poppy le administró otra dosis una vez que había reparado la costilla de Potter con un amuleto Bone Knit, y después Harry había respirado mejor.

Severus convocó varios ungüentos de los gabinetes de la medi-bruja sin recibir instrucciones y le quitó la ropa al niño, aplicándolos suave y minuciosamente donde fuera necesario. Sabía que necesitarían volver a aplicarlos mañana en algún momento, ya que los hematomas y las laceraciones eran extensos y no se curarían con una sola dosis. La magia hizo que los ungüentos funcionaran a un ritmo acelerado, pero ni siquiera eso garantizaba una curación instantánea.

Pero por fin había terminado y había encantado cuidadosamente unos pijamas en la figura delgada en la cama y agitó su varita sobre el paciente de nuevo, comprobando sus reservas mágicas y su estado mental.

La mente de Potter estaba oscura y temerosa, incluso mientras dormía, Severus no estaba sorprendido, había una gran cantidad de trauma emocional allí. Hizo una nota mental para informarle al director que el chico debería recibir consejería como mínimo, para que no se quedaran con un niño suicida en sus manos.

En cuanto a sus reservas mágicas... Severus frunció el ceño y repitió el hechizo.

Y no recupero nada, como antes.

– ¿Qué demonios...? – gruñó, realizando el encantamiento de nuevo.

– ¿Qué te pasa, Sev? –

– No se está registrando, Poppy. Su firma mágica es... inexistente –

– ¿Qué? Pero eso es... ¡imposible! – la enfermera palideció. Luego lanzó el mismo hechizo, tratando de leer la firma mágica de Harry, que nunca estuvo ausente de un mago, incluso uno tan gravemente herido como Harry.

– ¡Oh, querido Merlín! – gritó Poppy. – ¡Está en blanco, Severus! No puedo sentir su magia en absoluto. Es como si... ¡fuera un muggle! –

Severus tragó suavemente. – No... todavía hay rastros, pero... es muy débil... Creo que el trauma rompió su núcleo mágico, Poppy. Fue demasiado, lo que sea que le hicieron... han destrozado su magia... –

Las lágrimas corrían por el rostro de Poppy mientras miraba la forma dormida de Harry. – Severus... ¿qué podemos hacer? No hay ningún hechizo que conozca para arreglar esto. –

– Llamamos a Albus – respondió pesadamente el Maestro de Pociones. Si alguien supiera algo para ayudar al niño, el viejo mago lo sabría. – Quizás él y Fawkes puedan lograr hacer un milagro –.

Poppy se movió inmediatamente hacia la chimenea y llamó al director, quien se había retirado a sus habitaciones personales, ya que era la mitad de la noche.

Sin embargo, Dumbledore llegó instantáneamente una vez que la enfermera le dijo lo que había sucedido, su túnica púrpura y plateada arrugada, su barba volando en todas direcciones, mientras salía de la chimenea para ver al Niño que Vivió dañado, que ahora no era más que un humano ordinario sin magia.