Hide Yourself Away "Escóndete lejos" (Severitus)

3.- Duras verdades

– ¿Qué podemos hacer, Albus? – Poppy preguntó, estaba tan agitada que prácticamente estaba llorando.

Ninguno de los otros magos la culpó. La terrible verdad flotaba como una sombra en el aire y Dumbledore realizó su propio conjunto de encantamientos antes de sentarse en una silla y lucir muy serio. – Me temo, Poppy, que no hay nada que podamos hacer por ahora. La combinación de trauma corporal junto con algún tipo de estrés emocional ha dejado al niño temporalmente sin magia. Espero –.

Severus frunció el ceño. – ¿Esperar? ¿Qué quieres decir, Albus? ¿Es la condición reversible o no? –.

Albus suspiró. – Severus, tales casos son raros, así que no tengo forma de saber si la magia de Harry se repondrá. Puede, o puede que no, aunque espero y rezo por lo primero. Merlín nos ayude, pero hemos llegado demasiado lejos. Fallar ahora. Necesitamos a Harry completo, en mente, cuerpo y magia –.

– ¿Hay algo que podamos hacer para ayudarlo? – Preguntó Poppy, sus ojos marrones se llenaron de lágrimas que rápidamente se secó.

– Lamentablemente, no lo creo, Poppy. Necesita tiempo, tiempo para recuperar su fuerza y ​​luego tal vez... su magia podría comenzar a reponerse – Miró a Severus con astucia. – ¿Dijiste, Severus, que aún podías detectar rastros de su magia? –

Snape asintió. – Sí. Eran muy débiles, solo fragmentos y pedazos, pero estaban allí –.

Dumbledore pareció animarse con esa declaración. – Bien. No todo está perdido. Pero debemos curar a Harry, y eso lo dejo en tus capaces manos, Poppy. Una vez que esté despierto, avísame –.

– Lo haré, director – Pomfrey estuvo de acuerdo. – ¿Entonces serás tú quien le dé la noticia? –

– Sí. Sólo espero que no lo hiera más. El pobre niño ha pasado por demasiado estos últimos días –

Incluso Severus estuvo de acuerdo con esa declaración. Para su eterna conmoción, se encontró sintiendo un poco de pena por el Golden Boy. Perder la magia de uno era algo terrible para un mago, una pérdida que muy bien podría romper al niño. Estaba agradecido de no ser él quien tuviera que decirle al chico que su magia se había ido. Dumbledore fue mucho más comprensivo y mejor capaz de dar la terrible noticia con suavidad. Aun así, Snape no envidiaba al mago mayor esa tarea en absoluto.

– Albus, te lo habría dicho antes, pero cuando estaba leyendo el estado emocional de Potter, descubrí que estaba muy deprimido. Te recomendaría que le consiguieras algún tipo de asesoramiento inmediatamente –

Albus asintió. – Sí, eso es de esperar, después de lo que le hicieron – Miró a Severus pensativamente, y Snape sintió un escalofrío recorrer su espalda. – ¿Estás listo para algunas sesiones, muchacho? Tú de todos nosotros conoce de primera mano por lo que ha pasado –.

Por dentro, Severus gimió. ¿Por qué el viejo tonto no podía dejarlo en paz? Lo último que quería era cuidar al mocoso Potter durante varias sesiones psicológicas largas y llenas de angustia. – Albus, no estoy seguro de que sea una buena idea – comenzó. – Potter y yo no tenemos el tipo de confianza necesaria para iniciar sesiones de consejería. Él me odia y probablemente se sentiría demasiado incómodo para discutir lo que estaba sintiendo conmigo. Quizás Poppy o Minerva serían una mejor opción –.

Pero Albus estaba negando con la cabeza, ese maldito brillo en sus ojos. – Minerva está demasiado ocupada con otras tareas para tener sesiones de asesoramiento –