Nunca nadie podrá contar cómo se siente morir, cómo nuestros recuerdos, nuestros anhelos e ilusiones, nuestros amores y desamores, todas nuestras emociones se apartan de nuestro cuerpo, viajan hacia quien sabe que lugares, alejándose del hogar que jamás volverán a ocupar, o simplemente desaparecer en la inmensidad de la nada, como una flama que se extingue; es por ello que nos esforzamos por rescatar la vida, hablar de lo que conocemos, lo que nos gusta, lo que deseamos, lo que sentimos, nos aferramos a vivir.
Hace años que hago lo mismo día a día, camino por las mismas calles, hablo con las mismas personas, y a pesar de tener una vida tranquila, siento que este lugar no es mi lugar, algo dentro de él no está bien, no me complementa, me hace naufragar en un millón de pensamientos que no son más que eso, pensamientos. Después de un largo día de trabajo, decidí que era momento de un respiro, un momento de distracción, separarme del resto del mundo y escribir mientras tomo un buen café.
El día comienza a palidecer, me queda poco tiempo, el bullicio de la sociedad poco a poco se desvanece entre el silencioso abrazo de la noche solitaria. Cada segundo que pasa el silencio se hace más evidente, los rayos de sol que aún iluminan el lugar se extinguen con cada segundo que se aproximan al ocaso. ¿Qué haces aquí mujer solitaria vagando entre los callejones de este inmenso lugar? Si tan solo con tú presencia vuelves luz la tempestad.
Cuando llegué a la cafetería de siempre, pedí un café con leche, me senté en la mesa con vista hacia la calle, distraída pude escuchar en el interior de la cafetería la música de uno de mis grupos favoritos que decía, “el ciclo se repite mientras las explosiones rompen en el cielo, todo lo que necesitaba fue lo único que no pude encontrar y tú estabas allí a la vuelta, esperando para hacerme saber que lo estamos construyendo para romperlo de nuevo, que lo estamos construyendo para quemarlo, no podemos esperar para arder en el suelo” y me hizo pensar la razón que nos lleva a hacer las cosas tal cual las hacemos, hacemos de nuestras vidas una constante construcción y destrucción, construimos el amor y lo dejamos extinguirse en la rutina, construimos un futuro que no deseamos, hacemos cosas que no nos complacen, que no nos llenan, y hacemos todo eso tan sólo para ser aceptados por una sociedad tan rota que no acepta el cambio, lo diferente, lo especial y por ello muchos prefieren callar y ocultarse, ser amados por lo que no son.
–Hola- una voz interrumpió mis pensamientos de golpe.
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Anónimo (Terminada)
RomanceHas cruzado el arcoiris, has visto la vida de color. ¿Estás dispuesto a afrontar lo que venga?, el anónimato ha quedado lejos, ya no hay vuelta atrás. Dedicado a mi Brenda, aquella que llena mis días de alegría y amor. Jamás olvides que estaré conti...