Capítulo 15

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Abrí los ojos con desgana, acostumbrándome a la luz que había dentro de mi habitación. Hoy era fin de semana, aunque realmente no importaba mucho que lo fuse ya que aún restaba una semana de vacaciones.

            Hacía días que deseaba hablarle, pero hasta anoche eso solo había sucedido dentro de mis pensamientos, dentro de mis sueños. Es cierto que no tuve el valor para verle a la cara, para decirle lo que siento, quizá porque temo a su fría actitud al dirigirse hacia mi o tal vez porque no sé cómo comenzar. El rechazo es duro pero termina,  esta vez no le diré "te quiero" ni mucho menos le confesaré que deseo un beso profundo y eterno de sus labios, no de nuevo, el rechazo es duro pero al final termina, como un cuchillo al atravesar mi corazón, siempre termina.

            Se escuchó “esta mujer” en el celular, desvié la mirada hacia el aparato que sonaba al lado de mi cama, iba a dejarlo timbrar. Al tomarlo vi el nombre de Brenda sobre él, uno fuerte pinchazo me contrajo el corazón.

            -¿Hola?- Pregunté nerviosa.

-Emmy, hola- Su voz sonaba inquieta- ¿Dónde estás?

-En casa, ¿sucede algo?-

-¿Puedes venir?, necesitamos hablar. –

-Voy para allá- Mis palabras se atropellaban unas a otras.

Cuando colgué el teléfono me apresuré a quitarme la pijama y me puse encima el primer cambio de ropa que encontré. De camino a su casa un millón de pensamientos se cruzaban por mi mente, no tenía ni idea de lo que iba a decirle, solo sabía que no quería perderla. Sucede que aquel día estaba nublado y los pocos rayos de luz que iluminaban la calle daban la apariencia de ser aún de madrugada.

Al llegar ahí, el portón de su casa estaba abierto así que pasé, luego llamé tímidamente a la puerta. Ella abrió de inmediato. Al verla después de tantos días, parada justo enfrente de mí no lo pensé dos veces y la abracé con fuerza. No se resistió. La luz era escasa pero podía ver sus ojos viéndome fijamente, en mi cabeza escuchaba el latir de mi corazón con fuerza.

Tenía miedo ser rechazada, pero después pensé en que todo era posible, todo podía pasar, en este momento todo se definía con un sí o un no.

-Pasa- Me guío directo hacia su cuarto, sala de conferencias para todas nuestras charlas serias.

Nerviosa entré en su habitación y me senté en la silla que siempre tenía al lado de su cama, comencé a jugar con mis manos como hacía cada que algún asunto me inquietaba.

-¿Cómo has estado?-

-Bien…Bueno, en realidad no tanto. Hace días que quería decirte en persona que lo siento.

-¿Y esa nota de ayer con el dibujo de “súper yo”  intentando golpearte?- Preguntó fríamente.

-Como te dije, hace días intento hablar contigo, intento arreglar las cosas y que me perdones, yo lo único que menos quería hacerte era daño, pero creo que todo me resultó peor de lo que imaginaba.

-Tú no lo haces fácil. Esa noche me dijiste que estabas hecha un lio y que no sabías que pensar, piénsalo ahora…. Al igual que tú yo tampoco había vivido una situación como la nuestra, tampoco me enamoré de una mujer jamás, yo también tenía miedo, yo también me confundía…. Pero…. -respiró profundamente- Pero lo intenté por ti, porque quería estar a tú lado, porque te quería sinceramente. ¿Qué pasaría ahora?

-Pensando con la cabeza fría me he dado cuenta que aunque lo desee, no será fácil volver contigo. Me hace ilusión, me reconforta imaginarte a mi lado, sin embargo las cosas no serán sencillas. Habrá muchos momentos difíciles, situaciones en las que tendremos que ser fuertes, y será complicado….. Y sufriremos….. Y realmente dolerá…. –Se me hizo un nudo en la garganta. –Pero a pesar de eso, quiero estar contigo.

-¿Y si no funciona?- Preguntó mientras una lagrima caía por su mejilla.

-Eso no lo sabremos hasta haberlo intentado. Sé que dolerá y mucho, pero quiero saber que estarás ahí, al lado mío cuando eso suceda. Porque no podemos evitar lo que venga, pero podemos compartirlo, haciendo que duela menos. Porque tú me haces más fuerte, porque a tu lado todo lo puedo, porque sé que me quieres tanto como yo a ti. Porque aunque te mueras de miedo, aunque la incertidumbre te haga titubear, sé que también deseas estar junto a mí. Después que mi amor eterno te eh entregado, ahora solo depende de ti, tómalo fuerte y no dejarlo ir jamás-

Los segundos parecieron eternos mientras el silencio se prolongaba entre las dos. Nos miramos a los ojos y en ese momento supe que no deseaba a nadie más, que mi vida estaba en ella, sólo en ella y que no existiría fuerza alguna que lograra arrancar de mi alma su amor.

Se abalanzó sobre mí. Sus brazos rodearon mi cuello mientras sus lágrimas empapaban mi blusa. En ese momento también yo comencé a llorar, parecíamos dos niñas llorando desconsoladamente. No hacía falta que dijéramos nada más.

-Solo quiero ser alguien para ti-

-Ya lo eres- Me miró sonriendo aun con lágrimas en los ojos. –Estaba muda. Mis palabras eran un grito en el silencio y me escuchaste aunque no tuviera voz.-

-Le hablaste a mi alma. Ante eso yo quedé indefensa. Ya eres parte de mi cuerpo, enraizada a mi corazón y a mi mente. Te amo.

-Y yo te amo a ti. –

Un dulce beso sello la profundidad de nuestras palabras y con ello supe que ella era más que un amor, ella era mi vida.

Anónimo (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora